El modelo intervencionista
Los planes de rescate bancario en EE UU y Europa tienen hasta ahora dos consecuencias notables, casi parad¨®jicas. La primera de ellas es que los agentes econ¨®micos y los analistas de la m¨¢s variada tipolog¨ªa, desde economistas hasta pol¨ªticos, han aceptado con suma naturalidad el principio de intervenci¨®n del Estado como ¨²nica soluci¨®n posible a una crisis que incluye casi a partes iguales ignorancia -ni las autoridades econ¨®micas ni los propios mercados conocen todav¨ªa la profundidad del deterioro de los activos- y desconfianza -en consecuencia, los bancos no se prestan en el interbancario-, con unas gotas de histeria que parecen propios de todo crash que se precie. Es m¨¢s, se ha observado que cuanto m¨¢s intervencionista es el plan de rescate, m¨¢s euforia ha producido en las Bolsas. La propuesta inicial del secretario del Tesoro de EE UU, Henry Paulson, de comprar activos t¨®xicos de los bancos estadounidenses fue superada en popularidad y aplauso por los planes del primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, encaminados a comprar directamente parte del capital de las entidades financieras afectadas y establecerse en ellas como guardi¨¢n del proceso de salvaci¨®n.
El modelo intervencionista en el sistema financiero impulsado por Gordon Brown y seguido sin rechistar por EE UU recoge al menos dos principios que merece la pena resaltar. La intervenci¨®n, en primer lugar, es temporal y subsidiaria; los Estados no quieren permanecer sine d¨ªe, como en el modelo de nacionalizaci¨®n parcial, y s¨®lo act¨²an a petici¨®n de parte. Adem¨¢s, y este segundo principio indica con claridad la decisi¨®n pol¨ªtica de no dejar cabos sueltos, la intervenci¨®n implica aportaci¨®n de capital -mediante acciones preferentes- y garant¨ªa de emisiones de deuda. Como guinda, se aumenta tambi¨¦n la garant¨ªa de dep¨®sitos, para excluir tambi¨¦n la posibilidad de un p¨¢nico en las ventanillas de los bancos, como en la cat¨¢strofe de 1929.
A fuerza de soluciones superpuestas, cada una m¨¢s intervencionista y amplia que la anterior, el mercado financiero global se ha ido tranquilizando, aunque siempre con la atenci¨®n clavada en la ejecuci¨®n concreta de esos planes. A los grandes anuncios de inyecci¨®n de dinero para la banca -casi 2,5 billones de euros en toda Europa- no han sucedido los desarrollos reglamentarios que permitan a bancos y cajas de ahorros acceder a los capitales o avales prometidos. Entre los m¨¢s difusos aparece el plan del Gobierno espa?ol. Las entidades financieras est¨¢n deseando acceder a esos avales del Estado que permitir¨¢n intercambiar las c¨¦dulas hipotecarias de primera calidad, pero que el interbancario no cotiza por mera desconfianza, por liquidez fresca que permita mantener el crecimiento econ¨®mico.
No es aventurado suponer que los bancos y las empresas vivir¨¢n lo m¨¢s crudo de la crisis durante este trimestre y el primero de 2009; lo cual no significa que la desaceleraci¨®n econ¨®mica no se prolongue, incluso hasta mediados de 2010. Queda por depurar un penoso ajuste inmobiliario -en EE UU y en varios pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a- que producir¨¢ un preocupante aumento del paro. En el caso de Espa?a, una hip¨®tesis moderada apunta una tasa de desempleo en torno al 14% en el momento m¨¢s depresivo, como ya ha advertido el Fondo Monetario Internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.