Locos por la revista
La Cubana reivindica un g¨¦nero teatral con su montaje m¨¢s emblem¨¢tico, 'C¨®meme el coco, negro', que vuelve a Madrid 19 a?os despu¨¦s de su estreno
La Cubana ha llevado a la Gran V¨ªa madrile?a lo que nunca tuvo. Porque esta calle, desde siempre, ha sido de much¨ªsimo post¨ªn; acog¨ªa grandes espect¨¢culos de revista, y el montaje de este grupo teatral catal¨¢n, C¨®meme el coco, negro -que regresa a la escena de la capital a los 19 a?os de su estreno-, es el de una compa?¨ªa itinerante un pel¨ªn cutre (ya sabemos: medias zurcidas, plumas de gallina para la vedette, y de las otras para los boys, colorete barato).
Es como una de esas revistas que se pasearon por todos los pueblos de la Espa?a del siglo XX hasta que la transici¨®n, la sociedad de bienestar y otras circunstancias socioculturales acabaron con un teatro casi de barrio o de fiesta de pueblo que recal¨® en locales como El Molino Rojo de Lavapi¨¦s, El Molino del Paralelo barcelon¨¦s, las variedades del Plata o del Oasis en Zaragoza. Es, sobre todo, un remedo del music-hall, tambi¨¦n itinerante, que exhib¨ªa el Teatro Chino de Manolita Chen.
"Queremos que el p¨²blico joven conozca un estilo que es entra?able"
Pero C¨®meme el coco, negro no es un espect¨¢culo del Teatro Cubano de Revista (que es como llaman a la compa?¨ªa) a la antigua. La Cubana, como siempre, da una vuelta de tuerca. Lo que nos muestra es un paseo, que se puede convertir en inolvidable, por ese mundo que hay entre cajas, en los camerinos, en el despu¨¦s del fin de fiesta, en todo lo que pasa entre esos personajes que simult¨¢neamente se odian y se aman, entre un bolo en un pueblo de 200 habitantes y otro bolo en la mitad de una plaza adonde los espectadores llegan con sus propias sillas. Los artistas act¨²an con la conciencia de que es el ¨²ltimo teatro de revista y de que hasta los egos est¨¢n depauperados. Y a pesar de todo, es pura poes¨ªa.
Adem¨¢s de plantear un reencuentro nost¨¢lgico, pero divertido y l¨²dico, con todo aquel delicioso antiglamour, La Cubana juega como nadie con la ventaja de que se trata de profesionales que dominan todos los conocimientos que existen en el teatro de hoy. Su director, Jordi Mil¨¢n -que tambi¨¦n act¨²a haciendo de lo suyo, de empresario-, hace creer a los espectadores a pies juntillas que los personajes son lo que aparentan ser y no lo que pensamos que son.
De ah¨ª que vayan por Madrid montando numerazos y al encuentro con la prensa no aparezcan actores con vaqueros y pintas contempor¨¢neas. Para nada. Ellos se presentan a un desayuno informal en la popular chocolater¨ªa San Gin¨¦s -que Valle-Incl¨¢n y su Max Estrella inmortalizaran como la Bu?oler¨ªa Modernista- vestidos como los personajes de C¨®meme el coco, negro. De tal guisa, que todo el que pasa por la calle se pone a hacerles fotos para seguramente constatar m¨¢s tarde que lo que han visto no ha sido una alucinaci¨®n.
En ese rinc¨®n hablan en ese lenguaje inimitable del artista con colmillo, del mariquita con rebaba y gracejo, del artista andaluzado de la Espa?a ca?¨ª... Y narran sus vidas, la del Teatro Cubano de Revista, la de la vedette Mim¨ª Lumi¨¦re, de la que todos se r¨ªen en su cara cuando cuenta, embotada en plumas, sus fantas¨ªas tras pasar por el parisiense Follies Bergere. Y juntos se desternillan de "?c¨®mo est¨¢ el teatro hoy!", que cuando van, salen con depresi¨®n. "Si es que salimos, y no sabemos lo que hemos visto. No digamos de ¨¦sa en la que va uno y se enamora de una cabra... Eso no pasa en la revista, que es como debe ser un espect¨¢culo", claman orgullosos. Al tiempo que se zampan los churros que mojan en el chocolate (y eso s¨ª que no es atrezo), cuentan sus reinventadas vidas, llenas de miseria, man¨ªas, siliconas, folclores, maridos, celulitis, habitaciones de pensi¨®n compartidas... "Si parecemos la ONU. Cada uno es de un lado; incluso el negro ahora es aut¨¦ntico, de Cuba, porque antes llev¨¢bamos uno pintado, y la maciza es brasile?a, que la llamamos la huevo Kinder porque lleva sorpresa incorporada".
De la formaci¨®n original que puso en pie C¨®meme el coco, negro, en 1989, s¨®lo quedan tres de los 11 int¨¦rpretes que abordan 36 personajes. Del reparto original repiten Jordi Mil¨¢n, Xavi Tena y Jaume Baucis. Tambi¨¦n intervienen Meritxell Huertas, Ota Vall¨¨s, Meritxell Dur¨®, Alexandra Gonz¨¢lez, N¨²ria Benet, Roelkis Bueno, Eduard Alejandre y Juan Bey.
El reestrenar el espect¨¢culo ha sido un regalo que la compa?¨ªa se ha hecho para celebrar sus bodas de plata. "Madrid no pod¨ªa faltar en esta celebraci¨®n. El p¨²blico de la capital ha mantenido una fiel relaci¨®n con La Cubana desde sus inicios y aqu¨ª hemos representado todos nuestros montajes y los espectadores nos han mostrado siempre un gran cari?o", dice Mil¨¢n.
Lo que se pretende es que en medio de risas, canciones, lentejuelas y plumas, el espectador pueda revivir im¨¢genes de un mundo entra?able que no hace mucho exist¨ªa en Espa?a. "Y de paso, que el p¨²blico joven descubra un g¨¦nero que no ha conocido y que para nosotros es entra?able", se?ala el director, encantado de ver que los fieles espectadores de anta?o acuden al teatro con sus hijos.
Teatro Compac Gran V¨ªa. Gran V¨ªa, 66. De martes a viernes, 21.30; s¨¢bados, 18.00 y 22.30; domingos, 19.00. Entradas: de 20 a 38 euros.
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