Juan Miquel Gonz¨¢lez, catedr¨¢tico de Derecho Romano
Hay muchos catedr¨¢ticos inteligentes, eruditos y hasta sabios, pero muy pocos genios: esas personas que ven lo que ninguna otra percibe, que entran por primera vez donde nadie hab¨ªa entrado antes, que viven en una dimensi¨®n inaccesible a los dem¨¢s, de los que les separa una diferencia cualitativa. Pues bien, de ser imaginable un genio en la Universidad espa?ola actual, ¨¦ste ser¨ªa sin duda Juan Miquel: un profesor completamente desconocido del gran p¨²blico y que ha pasado casi de puntillas por las facultades de Derecho de La Laguna, Barcelona y Pompeu Fabra. Y es que a ¨¦l no le importaron nunca las pompas mundanas y mucho menos las oficiales. Era algo m¨¢s que modestia: indiferencia para lo que no fuera el peso de su trabajo. Por eso no se molest¨® nunca en "venderse bien", en buscarse una empresa o un grupo pol¨ªtico o acad¨¦mico que le publicitase y lanzara a la fama. A ¨¦l le bastaba con el afecto y la admiraci¨®n de quienes le conoc¨ªamos personalmente -compa?eros o alumnos- y el respeto, que era mucho m¨¢s que el simple reconocimiento, de la comunidad roman¨ªstica internacional.
Su olfato era especial para descubrir "interpolaciones" de textos
Doctor en varios pa¨ªses, pol¨ªglota natural en lenguas vivas y muertas, se sent¨ªa en su casa en cualquier universidad del mundo e imparti¨® cursos y dio conferencias en los cinco continentes y sus ponencias en los congresos internacionales eran siempre esperadas con expectaci¨®n.
Su actividad acad¨¦mica se desarroll¨® en dos niveles: en los cursos de licenciatura tuvo el acierto de hacer vivo, vulgar y coloquial un Derecho, el Romano, que suele tenerse hoy como algo muerto y acartonado, acostumbrando a sus alumnos a moverse dentro de este sistema con la misma naturalidad y sentido pr¨¢ctico que los ciudadanos el primer siglo de nuestra era o que los espa?oles de hoy con la Constituci¨®n de 1978.
En el nivel de la investigaci¨®n sus realizaciones fueron asombrosas dado que su olfato para descubrir "interpolaciones" de textos se potenciaba con la aplicaci¨®n de t¨¦cnicas refinad¨ªsimas, algunas inventadas por ¨¦l mismo. Andando los a?os -y pi¨¦nsese que ha fallecido con la pluma en la mano- sus publicaciones fueron haci¨¦ndose cada vez m¨¢s exigentes, m¨¢s exquisitas si se quiere. Lejos est¨¢n los tiempos de la Universidad de La Laguna en los que una conferencia suya sobre "el problema de la sucesi¨®n de Augusto" moviliz¨® -cr¨¦ase o no- a toda la polic¨ªa del Gobierno Civil porque se supon¨ªa que era un mensaje en clave, pero multitudinario, sobre "el problema de la sucesi¨®n de Franco". En los ¨²ltimos a?os se encerraba en alguna biblioteca hist¨®rica y reaparec¨ªa con un documento desconocido, o nunca entendido, que hac¨ªa de pronto inteligible ante un boquiabierto pu?ado de superespecialistas que estaban en condiciones de seguirle. Al estilo de un campe¨®n ol¨ªmpico, pero siempre a su aire, "cada vez m¨¢s lejos, m¨¢s alto y m¨¢s dif¨ªcil".
Termin¨® refugi¨¢ndose en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que, sin cuidarse de jubilaciones burocr¨¢ticas, le permit¨ªa dirigir seminarios avanzados con asistentes extranjeros, impartir clases por todo el mundo y participar en seminarios selectos.
A m¨ª y a todos sus lectores nos ha ense?ado Juan Miquel Gonz¨¢lez a desconfiar de la letra de los textos, por muy venerables que sean, a tomar conciencia de que detr¨¢s de lo escrito hay otro texto m¨¢s profundo y adem¨¢s un contexto, de tal manera que para entender las cosas hay que ir m¨¢s all¨¢ de las palabras y que siempre cabe una interpretaci¨®n distinta de la que corre usualmente.
Su ejemplo nos vale tambi¨¦n para confirmar que, suponiendo que haya genios, no hay que buscarles en los confortables despachos oficiales, y mucho menos en los escenarios manipulados, sino en alguna celda silenciosa, y que m¨¢s vale el respeto de unos pocos de conciencia fiable que la bobalicona e imprecisa atenci¨®n de unas masas que aceptan sin cr¨ªtica la fama vendida por los aparatos publicitarios de la censura.
Alejandro Nieto es profesor em¨¦rito de la Universidad Complutense.
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