Turqu¨ªa: m¨¢s que un juicio
El juicio que acaba de comenzar en Turqu¨ªa contra 86 acusados de pertenecer a una organizaci¨®n ultranacionalista, Ergekenon, a la que la fiscal¨ªa acusa de sembrar el caos violentamente y preparar as¨ª un nuevo golpe de Estado, representa un punto de inflexi¨®n en la historia turca reciente. En el meollo de un proceso que puede durar a?os est¨¢ la confrontaci¨®n abierta entre el Gobierno islamista moderado de Tayyip Erdogan, reelegido ampliamente en las urnas, y algunos de los autoproclamados poderes tutelares del confuso Estado turco, con los militares al frente.
Es la primera vez que la justicia de ese pa¨ªs inestable, con renovadas aspiraciones de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, se atreve a sentar en el banquillo a destacados miembros de castas intocables, lo que se llama el Estado profundo. Ergekenon es aparentemente una heterog¨¦nea trama kemalista extendida e infiltrada en la Administraci¨®n que, con la violencia como herramienta, ejecutar¨ªa una estrategia para descabalgar del poder a Erdogan, a quien los laicistas turcos consideran un peligroso islamista. Se tratar¨ªa de mantener vivo el miedo entre la poblaci¨®n mediante atentados y asesinatos, muchas veces irresueltos o atribuidos, en un pa¨ªs tan ¨¦tnicamente conflictivo, a los chivos expiatorios de turno. Los 2.500 folios de los fiscales hacen de Ergekenon una suerte de culpable universal, responsable de multitud de actos de sangre en los ¨²ltimos a?os y de detallados planes magnicidas.
Turqu¨ªa dista de basarse en la mutua confianza y respeto entre el Estado y la sociedad que caracterizan a las democracias evolucionadas. Si Ergekenon dinamitaba un r¨¦gimen de libertades plenas mediante el terror est¨¢ por verse en el megaproceso iniciado en Silivri, cerca de Estambul. En cualquier caso, es un hito, y un reto formidable para su sistema judicial, que Turqu¨ªa ventile en p¨²blico los fantasmas pol¨ªticos que atenazan su progreso.
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