?pica sin l¨ªrica

All¨¢ por el a?o 2004, cuatro jovencitos con cara de llevar una vida muy sufrida rodaban en la playa el v¨ªdeo de Llevo tu voz con el prop¨®sito evidente (aunque no confeso) de emular a los Coldplay de Yellow, en est¨¦tica y sonido.

Aquellos chavales han crecido, el muchacho del piano abandon¨® el barco, los supervivientes acaban de rubricar un tercer disco (Bipolar) y el referente ya no es tanto Chris Martin como su hom¨®logo en Muse, Matthew Bellamy.

Puede que no sea tan mala idea. Ah¨ª est¨¢n, s¨ª, el toque casi marcial de la bater¨ªa o esos bajos galopantes que tanto animan a marcar el comp¨¢s sobre el piso. Y hasta tenemos una voz lo bastante aguda y dolorida para abordar esta versi¨®n dom¨¦stica de la ¨¦pica rockera.

En cambio, donde el invento se desmorona con estr¨¦pito es en la otra parte, la l¨ªrica. Siempre podr¨¢n achacarle el nombre del grupo a alg¨²n p¨¦rfido consejero, pero adoptar voz y pose de tragedia griega "para contarle al sol lo mucho que te ech¨¦ de menos" parece un flash-back a los tiempos del BUP.

L¨¢stima que las letras no ayuden a redondear piezas que, como Libres o Dentro de ti, podr¨ªan ser muy notables. El carisma es cuesti¨®n de tiempo y a Marcos Casal todav¨ªa le toca esperar.

Eso, o cambiar de poetas de cabecera. Casariego estar¨ªa bien, sin ir m¨¢s lejos. Pero reconoci¨¦ndole la paternidad, por favor.