Oro de Mosc¨²

?Cu¨¢l debe ser la misi¨®n de un festival internacional? Que el p¨²blico vea espect¨¢culos concebidos bajo otros par¨¢metros. Los que el Atelier Piotr Fomenko ha tra¨ªdo en ediciones sucesivas del Festival de Oto?o nos hablan de una forma de hacer teatro inexistente en Espa?a. En esta troupe moscovita, cuyos int¨¦rpretes llevan 20 a?os juntos, hay una complicidad extraordinaria. Tiene 15 montajes en cartel: cada actor se mete en la piel de tres o cuatro personajes por semana. Imag¨ªnense el swing que da eso. Los fomenkis tienen la voz y el cuerpo afinad¨ªsimos, porque no paran.

Mientras que aqu¨ª el teatro es de usar y tirar, en Rusia se guarda en el fondo de armario. Este montaje de Lobos y corderos lleva 18 a?os en repertorio. Sus int¨¦rpretes podr¨ªan representarlo con los ojos vendados. Lo hacen con fluidez extraordinaria, como si improvisaran. Es incre¨ªble lo fresco que est¨¢, siendo tan a?ejo. Sus protagonistas son gente que negocia con todo, incluso con lo m¨¢s ¨ªntimo: ninguno mueve un dedo si no es por inter¨¦s. Retratando la Rusia en proceso de industrializaci¨®n, Ostrovski nos retrata. L¨¢stima que los sobret¨ªtulos, apelmazados, arr¨ªtmicos, no dejen seguir la peripecia al detalle.

Aunque todo el elenco est¨¦ a nivel parecido, destacan la vis c¨®mica de Iuri Stepanov y Galina Tiunina, protagonistas de una escena de seducci¨®n descacharrante. Detr¨¢s est¨¢, claro, la direcci¨®n de Fomenko, que crea gran teatro con cuatro trastos, unos visillos y la luz atmosf¨¦rica de Vladislav Frolov.