La reina del ajedrez
El Mundial femenino ha tenido una sede rara: N¨¢lchik, capital de la rep¨²blica aut¨®noma rusa de Kabardino-Balkaria, a un centenar de kil¨®metros de tres regiones peligrosas: Chechenia, Ingusetia y Osetia, lo que ha ahuyentado a muchos periodistas no rusos. Sin embargo, Kosteniuk habla por tel¨¦fono con The New York Times un par de horas despu¨¦s de ganar la corona, y a continuaci¨®n recibe en su hotel a El Pa¨ªs Semanal; su triunfo origina un inter¨¦s medi¨¢tico inaudito en el ajedrez femenino. Al d¨ªa siguiente, la nueva reina del ajedrez acude a la ceremonia de clausura vestida de princesa kabardina, y nada m¨¢s acabar el acto sale a la plaza central de N¨¢lchik y se pone a bailar con los ciudadanos al son de la m¨²sica tradicional del C¨¢ucaso Norte. Ninguna de sus antecesoras en el trono hizo nunca nada parecido.
Durante la entrevista, y a pesar del enorme cansancio acumulado a lo largo de casi un mes de competici¨®n muy exigente, Kosteniuk se muestra muy amable, excepto en una pregunta: ?Le gusta que la llamen la Kournikova del ajedrez? "?Usted tambi¨¦n! Acabo de decirle a su colega de The New York Times que ya estoy harta de eso, y de que me presenten como 'modelo y ajedrecista'. Yo nunca he sido modelo profesional, aunque s¨ª acept¨¦ sesiones de fotos como un intento de cambiar la imagen del ajedrez, de demostrar que la inteligencia y la belleza no est¨¢n re?idas. Kournikova no ha ganado nunca un torneo individual; yo s¨ª, y ahora soy campeona del mundo. Ser¨ªa una pena ser la imagen del ajedrez y no ser al mismo tiempo una estrella de mi deporte. De modo que esa etapa de mi vida ya ha pasado".
Ahora ha empezado otra, m¨¢s intensa todav¨ªa: Alexandra se ha convertido en campeona del mundo quince meses despu¨¦s de ser madre por primera vez. Ella atribuye esa haza?a a la ayuda de su madre y su marido (Diego Garc¨¦s, suizo de origen colombiano), quienes se hacen cargo de la peque?a Francesca mientras ella se entrena, viaja o juega torneos. Pero tambi¨¦n reconoce que mantiene una gran ambici¨®n deportiva, que la llev¨® a dedicar cinco o seis horas diarias a la preparaci¨®n t¨¦cnica y a correr cinco kil¨®metros diarios, para mejorar la resistencia f¨ªsica, en los meses previos al Campeonato del Mundo de N¨¢lchik: "Soy muy afortunada. Mi sue?o era tener un hijo y triunfar en el ajedrez. He logrado ambas cosas casi a la vez, aunque ha sido realmente duro. Conf¨ªo en que mi hija entienda alg¨²n d¨ªa que su madre estuvo mucho tiempo separada de ella por un buen motivo. Y supongo que me ayudar¨¢ el hecho de volver a casa con el t¨ªtulo de campeona del mundo. Dejando claro que ser madre es para m¨ª lo m¨¢s importante de mi vida, tambi¨¦n es cierto, y me sorprend¨ª por ello, que despu¨¦s de dar a luz a Francesca estaba deseando trabajar de nuevo en el ajedrez, incluso con m¨¢s ah¨ªnco que antes. En cierto modo, el nacimiento de Francesca fue para m¨ª un est¨ªmulo para trabajar m¨¢s duro".
?Y c¨®mo educar¨¢ a su hija? "Soy partidaria de que los ni?os adquieran todo el conocimiento que puedan lo m¨¢s pronto posible. Todo lo que se haga para que los ni?os sean mental y f¨ªsicamente activos es rentable, pero buscando siempre el equilibrio entre ambas facetas. El hecho de que el ajedrez, la m¨²sica y las matem¨¢ticas sean las actividades que producen m¨¢s ni?os prodigio resulta significativo. Aparte de su car¨¢cter abstracto, las tres requieren un esfuerzo mental por parte del ni?o. Estimular esa voluntad, as¨ª como la disciplina y la constancia, es lo m¨¢s importante". Hace algunos a?os, Alexandra dedic¨® mucho tiempo a escribir poemas; ahora se conforma con leer poes¨ªa: "El punto en com¨²n con el ajedrez es que son dos maneras de expresarse y de crear belleza".
A¨²n es pronto para saber si Francesca es una superdotada, como Alexandra, cuyo padre, Konstantin, abandon¨® la carrera militar para dedicarse en exclusiva a entrenar a su hija desde que ¨¦sta, a los cinco a?os, demostr¨® un talento ajedrec¨ªstico extraordinario en su ciudad natal, Perm, en los Urales, a 1.200 kil¨®metros de Mosc¨². Campeona del mundo sub 10 y sub 12, Kosteniuk bati¨® a los 14 el r¨¦cord femenino de precocidad al lograr el t¨ªtulo de gran maestra, comparable con el cintur¨®n negro en yudo. A juzgar por sus palabras, ella no ha sido uno de esos genios precoces maltratados por sus progenitores, tan abundantes en el deporte moderno, sino justo lo contrario: "Lo primero que deben hacer los padres de grandes talentos es asegurarse de que sus hijos son felices. No deben forzarles a hacer nada contra su voluntad, pero s¨ª es bueno estimularles con diferentes juegos, deportes, instrumentos musicales, etc¨¦tera, para comprobar cu¨¢l les va mejor. Y entonces, si al ni?o le apasiona algo concreto, es magn¨ªfico mostrarle el camino para hacerlo cada vez mejor, pero sin pasarse con la presi¨®n, por supuesto. Nunca debemos olvidar que la ni?ez debe ser la etapa m¨¢s feliz de la vida de todo ser humano".
Sobre el pol¨¦mico asunto de por qu¨¦, en general, las mujeres juegan al ajedrez peor que los hombres, Kosteniuk da una respuesta poco frecuente: "Las mujeres somos f¨ªsicamente m¨¢s d¨¦biles. Las partidas de ajedrez cl¨¢sico tienden a durar mucho [cuatro o cinco horas], y cada torneo dura semanas. Si cometes un error, pierdes concentraci¨®n, y la resistencia f¨ªsica te ayuda a no perder la concentraci¨®n. Por tanto, si tienes menos resistencia cometes m¨¢s errores. Ciertamente, las diferencias entre hombres y mujeres en ajedrez se est¨¢n acortando, pero sobre todo en las modalidades m¨¢s r¨¢pidas [entre 5 y 25 minutos por jugador para toda la partida]; es decir, precisamente en aquellas donde la concentraci¨®n no es tan importante como en el ajedrez cl¨¢sico".
En efecto, todo indica que esa diferencia ser¨¢ cada vez menor, y hay ejemplos muy significativos. El m¨¢s conocido es el de la h¨²ngara Judit Polgar, de 32 a?os, ¨²nica mujer en la historia que ha logrado estar entre los 10 mejores del mundo: "Hay dos poderosas razones para explicarlo. Para Judit, el ajedrez fue una parte importante de su educaci¨®n desde muy peque?a. Y adem¨¢s se ha negado a jugar torneos femeninos porque se aprende mucho m¨¢s compitiendo con los hombres". A¨²n m¨¢s asombrosa es la china Yif¨¢n Hou, quien a los 14 a?os acaba de convertirse en subcampeona del mundo absoluta tras perder la final ante Kosteniuk, quien logr¨® esa proeza a los 17, en 2001. ?sta no escatima elogios a su rival: "Su talento y capacidad de lucha son muy impresionantes. Estoy segura de que ser¨¢ campeona del mundo, la ¨²nica duda es cu¨¢ndo. Es sin duda una gran estrella, que s¨®lo puede mejorar en los pr¨®ximos a?os, y no s¨¦ d¨®nde poner su techo. Cuando Yif¨¢n cumpla 20 a?os ya habr¨¢ jugado tres campeonatos del mundo m¨¢s, aparte de ¨¦ste. De hecho, he tenido suerte de enfrentarme a ella cuando tiene 14 a?os, y no 20, porque estoy segura de que dar¨¢ muchos disgustos, incluso a los mejores hombres".
Kosteniuk asegura que ser¨¢ una campeona muy activa y que est¨¢ dispuesta a unir dos cosas muy distintas, el ajedrez de alta competici¨®n y la utilidad social del deporte mental por excelencia: "No hay duda alguna de que el ajedrez desarrolla la inteligencia y, por tanto, es ¨²til en la vida normal. Al practicarlo con frecuencia est¨¢s constantemente analizando variantes de forma ordenada y, sobre todo, anticip¨¢ndote a las decisiones de tu rival. Ese proceso de pensamiento es, sin duda, aplicable y muy ¨²til en la vida normal. Por eso es tan importante en la educaci¨®n de los ni?os, porque de esa manera se acostumbran a pensar antes de actuar. Aparte de estimular la memoria y el pensamiento l¨®gico, el ajedrez te ense?a que hay una relaci¨®n directa entre tu esfuerzo y tu ¨¦xito. ?sa tambi¨¦n es una lecci¨®n fundamental para la vida".
Para transmitir ese mensaje y desarrollar sus ambiciosos proyectos -por ejemplo, una serie de v¨ªdeos divulgativos para ni?os-, la nueva reina tiene muy claro que debe romper un tab¨²: "Mucha gente cree que el ajedrez es aburrido, y puede haber padres a quienes les preocupe la err¨®nea perspectiva de que su hijo sea un aburrido ajedrecista. Cuando ven un reportaje sobre m¨ª y perciben que parezco normal, piensan que si su hija fuera como yo, no ser¨ªa tan malo. Y eso es muy bueno para la imagen del ajedrez, que adem¨¢s es apasionante, sumamente divertido".
Y as¨ª, a caballo entre sus casas de Mosc¨², Par¨ªs y Miami, con frecuentes viajes por todo el mundo, con una hija de a?o y medio y una corona mundial reci¨¦n estrenada, Kosteniuk tiene sue?os, que son el mejor motor de su intensa vida. Algunos son realizables: por ejemplo, que el ajedrez se incluya en los Juegos Ol¨ªmpicos (la Federaci¨®n Internacional, FIDE, que engloba a 160 pa¨ªses, ya es miembro del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional). Y otros parecen ut¨®picos: "Cada vez que pienso en todas las guerras que se han producido en la historia de la humanidad, no puedo creer que tantos millones de personas hayan sido incapaces de arreglar sus diferencias sin matarse. ?Por qu¨¦ no han recurrido al enfrentamiento deportivo para resolverlas? Y en ese sentido tengo un sue?o. Tal vez alg¨²n d¨ªa las guerras se sustituyan por partidas de ajedrez entre los mejores jugadores de los pa¨ªses enfrentados".
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