"Hoy se piensa que creer en Dios es de tontos"
Kike Figaredo es asturiano, de Somi¨® (Gij¨®n), de 50 a?os; jesuita desde los 20 y obispo de la Prefectura Apost¨®lica de Battambang, en Camboya. En este pa¨ªs asi¨¢tico lleva casi la mitad de su vida, ahora en una zona al norte, cercana a ese arrabal de frontera con Tailandia llamado Poipet, que es nombre asociado a la cuna de Pol Pot, el dictador, y sus jemeres rojos; a la guerra civil que corrompi¨® la sociedad y acab¨® con dos millones de personas entre 1968 y 1998; a las minas y artefactos no explotados (UXO), que ya van por el mill¨®n desenterrados, que matan y mutilan cada d¨ªa en bosques, arrozales y caminos. Poipet es infierno en la Tierra (hay otros, y siempre en el borde entre dos mundos: esa herida de la que hablaba el vasco Pedro Arrupe, superior y renovador ¨²ltimo de la Orden); un lugar sin ley donde se mezclan ricos y pobres, hombres libres y ni?os esclavos que sus propios padres venden por falta de alimento; mercenarios y contrabandistas de drogas y madera ilegal; japoneses y tailandeses -son mayor¨ªa-, que juegan a la ruleta por la ma?ana en los m¨²ltiples casinos de lujo levantados en la tierra de nadie entre los dos Estados y se acercan a los burdeles en busca de ni?as v¨ªrgenes por la tarde. Porque dan suerte, creen ellos.
En ese mundo deteriorado, cerca de esa frontera, se encuentra el Centro Arrupe, que Figaredo fund¨® en 2000 y es como un oasis de paz, esperanza y educaci¨®n en el casco urbano de Battambang (la ciudad del cetro perdido), financiado, entre otros, por C¨¢ritas, Entreculturas, Manos Unidas o la Asociaci¨®n Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI). "Es un centro de acogida para ni?os sin posibilidades, pobres, discapacitados o hu¨¦rfanos a los que no podemos sacar adelante en sus aldeas. Y lo fundamental no son tanto los chavales que ya est¨¢n en el centro, sino lo exterior, el equipo que va al campo, que visita los pueblos: construimos sillas de ruedas, escuelas, caminos, pozos, puentes, viviendas, iglesias... Y de ah¨ª proceden muchos de los que est¨¢n aqu¨ª, m¨ªrales...", dice se?alando al ventanal. Al otro lado se ve a algunos de los 70 ni?os, todos bailarines o m¨²sicos, que forman el grupo de danzas jemeres. Est¨¢n en Madrid dentro de una gira por diez ciudades impulsada por el Programa de Cooperaci¨®n Internacional de la Fundaci¨®n La Caixa. De los chavales se ocupan en todo momento amigos y familiares de Figaredo; voluntarios que arriman el hombre aqu¨ª y all¨¢, todos canalizados a trav¨¦s de la ONG familiar Sauce... "S¨ª, Camboya est¨¢ muy presente entre los m¨ªos. Tengo incluso un sobrino casado con camboyana. Y a trav¨¦s de la ONG todos est¨¢n vinculados, ayudan econ¨®micamente, los antiguos voluntarios filtran a los nuevos... Han pasado ya m¨¢s de cien por Battambang".
Sentado en el sal¨®n de una casa rica en Somosaguas (Madrid) -propiedad de una familia solidaria con su causa que ha invitado al grupo-, Figaredo aparece impecable: camisa blanca, pelo cano, rostro y ojos transparentes, las manos elegantes, la voz sinuosa y un discurso firme en el que se repite la frase "que Dios me perdone" cuando va decir algo que cree inconveniente al hablar de lo social, de la Iglesia espa?ola o de ese premio Pr¨ªncipe de Asturias ¨²ltimo del que ha sido finalista y se fue a manos de la colombiana Ingrid Betancourt. "La pol¨ªtica no lo ha permitido", se r¨ªe. "Claro, ella, mujer, de Latinoam¨¦rica, pol¨ªtica; y yo, hombre y cura y de Asia... Nada que hacer", bromea. Y contin¨²a: "Ahora, bendita la reina de nuestra monta?a que le ha dado el premio, porque espero que le sirva para hacer algo. Me gustar¨ªa encontr¨¢rmela y decirle: 'Me encanta que tenga el galard¨®n, se?ora, pero sepa que su pa¨ªs es el que m¨¢s minas tiene del mundo, el de m¨¢s accidentes al d¨ªa... Est¨¢ lleno de pobres su pa¨ªs; y con nosotros hay misioneros colombianos en Camboya que est¨¢n dando su vida y no reciben un duro de sus amigos los ricos de Colombia, que luego van de cristianos".
As¨ª, frase a frase, directas pero suaves, cuenta Figaredo que se hizo cura porque era la manera en que Dios le llamaba. "Yo quer¨ªa sentirlo, encontrarle. Mi oraci¨®n era 'Se?or, ?d¨®nde est¨¢s? Yo te quiero conocer. Veo a mi padre rezar y yo quiero hacerlo; veo a mis hermanos, tan p¨ªos, y yo no s¨¦ donde est¨¢s". Y en un momento dado, con 16 a?os, siendo ¨¦l reto?o prometedor de familia asturiana bien, los Figaredo, empresarios del carb¨®n, la siderometalurgia y la banca ("todos cat¨®licos apost¨®licos romanos, como Dios manda"), sinti¨® con claridad extrema c¨®mo el Se?or le dec¨ªa: "Kike, mi rostro es el rostro de la gente, no te vuelvas loco". Y eso le cambi¨® para siempre. Estudi¨® Econ¨®micas como quer¨ªan los suyos y luego otras disciplinas m¨¢s ligadas al desarrollo, cuando ya la vena social era su vena. "Comenc¨¦ con trabajos sociales, con inmigrantes". Y llegaron las preguntas internas: "?T¨² a qui¨¦n perteneces? ?A esta labor social o al mundo de la Universidad y de la vida buena?". Era lo primero. As¨ª que se hizo jesuita, pidi¨® ir al Servicio Jesuita al Refugiado (SJR) y le enviaron en 1985 a los campos de camboyanos en Tailandia. Se fue con la bendici¨®n directa de Arrupe, motor de la Orden entre 1965 y 1981, cuando qued¨® paralizado por una embolia. "Era como si yo estuviera all¨ª para continuar su obra".
?El centro de Battambang se llama Arrupe porque su filosof¨ªa coincide de pleno con la de ¨¦l? S¨ª. ?l fue mi inspiraci¨®n. Arrupe fund¨® el SJR y yo fui a verle a Roma; ya estaba en la enfermer¨ªa. Fue como charlar por ¨²ltima vez con tu abuelo. Me dijo: "Ya me encantar¨ªa estar all¨ª donde va. Usted me va a sustituir, ese trabajo es el que m¨¢s me satisface". Me bendijo, sent¨ª su encargo. ?l, su carisma, su sentido de justicia social, nos ha situado donde estamos, con los necesitados. Este servicio, este apostolado de frontera, deb¨ªa llevar su nombre.
Desde los campos cruz¨® Figaredo, en 1988, a una Camboya destruida, aislada y militarizada. "Terrible". Se qued¨®. Y all¨ª sigue, en ese hermoso pa¨ªs de mayor¨ªa budista (90%), donde los cat¨®licos son minor¨ªa y donde s¨®lo la uni¨®n intro e inter religiones genera cada d¨ªa la fuerza para salir adelante. Recuerda que en sus primeros diez a?os nunca pudo planificar: "Viv¨ªas al d¨ªa; la prioridad era la guerra y la ayuda era de emergencia... Hemos dado pasos de gigante, hoy la ayuda es al desarrollo; los trabajos de beneficiencia son una parte peque?a". Y en esta Camboya del siglo XXI cambia veloz hasta el paisaje: "Hay zonas ya con electricidad y el horizonte empieza a mutar entre las antenas de las parab¨®licas, los m¨®viles, los cables de luz... Abunda la inversi¨®n exterior y el Gobierno monta infraestructuras, puentes sobre el r¨ªo Mekong, sobre el Tonle Sap...
Ustedes son pioneros en asistencia al refugiado. Las pateras las vio antes que nadie Arrupe... La 'boat people' de Vietnam... Hoy, sin embargo, podr¨ªa parecer que los jesuitas no est¨¢n all¨ª donde llegan los cayucos. O es que no se les ve... S¨ª, s¨ª est¨¢. Lo que pasa es que se colabora con unos y otros, en Andaluc¨ªa, en Canarias... Hay mucha presencia a trav¨¦s de C¨¢ritas y otras entidades. Pero no se pone la bandera de aqu¨ª estamos... Y hay muy buena gente ah¨ª, que aprendi¨® en ?frica como yo lo hice en Asia. Si yo hubiera regresado a Espa?a, estar¨ªa all¨ª, junto a ellos.
?Tiene que ver ese anonimato ¨²ltimo de su Orden con la pol¨ªtica de Kolvenbach, el superior que sigui¨® a Arrupe, quien decidi¨® que era mejor pasar inadvertidos...? Claro. Meter menos ruido pero trabajar mejor. Eso est¨¢ en la espiritualidad jesu¨ªtica: poner m¨¢s ¨ªmpetu en las obras que en las palabras. Es mejor as¨ª. Y es algo que yo he aprendido en la campa?a de las minas: estamos todos a una y nadie viene a ponerse banderas. Eso es como cuando, sea donde sea, nos reunimos obispos, curas, cooperantes... ?Y d¨®nde est¨¢n los emigrantes?, me pregunto siempre. El SJR los lleva a hablar en esos foros, no habla por ellos; no dir¨¢n lo mismo que un jesuita, pero diran lo necesario. En Asia, que hay tant¨ªsima emigraci¨®n de pa¨ªs en pa¨ªs... Trabajadores filipinos en Taiw¨¢n, en Corea, en condiciones terribles de explotaci¨®n. ?D¨®nde est¨¢ su voz? Hay que escucharles, necesitan cuidados pastorales, educativos, legalizaci¨®n de papeles; comunicarse con sus familias...
Quiere decir que muchos organismos y ONG tienen demasiado protagonismo intentando mostrar lo que hacen en vez de dar voz a la gente... Exactamente. Y en esa l¨ªnea nos puso Arrupe. Que la gente hable, que no les tapemos su voz por mostrarnos nosotros.
Pero Arrupe muri¨® triste. Su mensaje cal¨® en muchos, pero no les gust¨® a otros, especialmente a Juan
Pablo II. No le comprendieron; creo que m¨¢s que el Papa, fue lo de alrededor, la curia romana, la Iglesia del momento. ?l iba por delante de los tiempos, era un profeta y creo que se le malinterpret¨®. Hoy, que ya han pasado a?os, se dan cuenta de que su fidelidad a Roma era cien por cien y que lo que quer¨ªa es que la Iglesia avanzara en el servicio a los pobres, que estuviera all¨ª donde debe.
Poco ha cambiado, la Iglesia sigue con m¨¢s pompa que... S¨ª. Corre el peligro de terminar encerr¨¢ndonos en nuestros foros...
?No pierde tambi¨¦n el tiempo cuestionando o discutiendo asuntos de los que no deber¨ªa haber cuesti¨®n: anticonceptivos, matrimonio homosexual...? Bueno, los cient¨ªficos, que lo hagan, que discutan y se ocupen de esas cosas. Pero esto es como lo que sucede en Camboya... Todo el mundo exige el juicio a los de Pol Pot, su condena... Y yo digo, muy bien, pero a m¨ª que no me enga?en. La justicia que necesitamos no se reduce a que metan a unos ancianos en la c¨¢rcel. Lo que necesita Camboya hoy es que los pobres puedan comer, tengan trabajo, escuelas, acceso a la salud... Nos despistan.
?Propone que Camboya viva un proceso de transici¨®n al estilo espa?ol, olvidando? No, no. Sino que se d¨¦ prioridad a lo que la tiene. Que no se imparte justicia s¨®lo con lo que pas¨® hace 20 a?os. Da de comer a las familias necesitadas hoy...
Igual eso tiene el valor simb¨®lico de que los dictadores pagan aunque sea tarde...S¨ª, est¨¢ muy bien, pero hay prioridades. Y cuando en la Iglesia se habla de problemas, que s¨¦ yo, que si el laicismo, que si la UE no admite las ra¨ªces cristianas de... Pues mira, vayamos a lo importante: seamos cristianos hoy. ?Europa es un lugar abierto al mundo o no? No se trata de matizaciones de qui¨¦n es cristiano o no, se trata de vivir como cristiano hoy en Europa, con nuevos retos y situaciones.
Ahora los tribunales, el juez Garz¨®n, est¨¢n exigiendo a la Iglesia espa?ola que colabore en la identificaci¨®n de los muertos de la Guerra Civil. ?Debe hacerlo? ?Tendr¨ªa que haber pedido ya perd¨®n por lo sucedido? Siempre ayuda tener la humildad de confesar los pecados hist¨®ricos cometidos. Reconocerlos. Pero luego depende del timing pol¨ªtico...
?Ahora es quiz¨¢ el momento porque...? Creo que la Iglesia deber¨ªa reconocer que ha cometido errores. Pero no estoy informado de cuestiones concretas.
... hay un censo de casi 150.000 desaparecidos... Ah¨ª hay que colaborar.
?C¨®mo ve lo que sucede aqu¨ª desde la lejan¨ªa? Por ejemplo, la Iglesia aqu¨ª parece m¨¢s cerrada que nunca, incluso se manifiesta en la calle en defensa de la familia tradicional al lado del PP... Son problemas de aqu¨ª. No me atrevo a enjuiciar, no estoy. Pero ya me gustar¨ªa que se luchara por la vida a todos los niveles, la que est¨¢ en germen y la que ya existe. Que se pudiera manifestar uno tambi¨¦n por el derecho a la vida de los que no tienen nada. Que son muchos. De nuevo, las prioridades. En muchos aspectos creo que, en Espa?a, como que nos fallan los modos. Decimos que estamos en desarrollo, y all¨ª, en cambio, subdesarrollados. Pues creo que en modos, la Iglesia camboyana est¨¢ mejor, somos m¨¢s alegres, tenemos problemas, mucho sufrimiento, somos m¨¢s pobres y no tan relevantes, s¨ª, pero la jerarqu¨ªa no est¨¢ de u?as contra la sociedad civil. Y no ayudan posiciones dogm¨¢ticas, de poder... Ni tampoco los medios de comunicaci¨®n, siempre sesgados en temas de Iglesia. Hay que cooperar, fomentar lo que une m¨¢s que lo que separa. Nosotros, que trabajamos con los budistas, con otras religiones, lo sabemos... Nuestra identidad es cooperar, es ver a Dios en todos lados.
Quiz¨¢ es distinto all¨ª porque la Iglesia cat¨®lica es chiquita... S¨ª, esa falta de relevancia nos hace ser m¨¢s humildes. En Europa y Espa?a fue siempre fuerte y poderosa, y acostumbrarse a otra situaci¨®n, cuesta. Hay que aprender a bajar la cabeza. Es muy evang¨¦lico.
?Nunca ha tenido dudas en su fe... digamos como Teresa de Calcuta? Hombre, dudas... Ah, no. Con esa dureza, no. Mi vida es gratificante. Yo siento a Dios en estos ni?os, en mi labor, y lo siento de verdad, Dios me habla aqu¨ª. Y siento la confirmaci¨®n de mi vocaci¨®n en ellos... Claro que sientes soledad, que ves que otros a tu lado tienen hijos, tienen familia, pero...
?No siente des¨¢nimo? Bueno, tambi¨¦n, y frustraci¨®n por los problemas, y cuando los otros sufren, yo tambi¨¦n y mucho...
?C¨®mo lo supera? Es el mismo Dios el que est¨¢ sufriendo all¨ª, conmigo.
Tal como lo cuenta, es un privilegio tener fe, no es algo que todos podamos alcanzar. S¨ª, s¨ª, es un don de Dios... No s¨¦ si es que estoy hipnotizado, ja, ja... pero es un don.
?Y por qu¨¦ la gente busca ahora ayuda en libros de autoayuda, de terapeutas? ?Es que Dios ya no consuela tanto como antes...? No. Lo que pasa es que socialmente se rechaza la idea de creer. Hoy se piensa que creer en Dios es de tontos. Como me dijo un monje budista: "Y t¨², ?c¨®mo te atreves a creer en alguien que no has visto?". "Porque creer es creer", le dije. Hay evidencias, uno; y dos, me f¨ªo de Jesucristo, es mi maestro. Me f¨ªo de su fe.
?Qu¨¦ est¨¢n haciendo mal para que los j¨®venes no est¨¦n m¨¢s implicados? ?Por qu¨¦ no hay vocaciones? Se implican de otra manera. Yo tengo voluntarios espa?oles en Battambang que en otro momento social ser¨ªan todos curas o monjas. Hoy d¨ªa la sociedad no deja plantear la opci¨®n religiosa; la gente crece de otra manera y esa opci¨®n no existe. Hoy se puede ser bueno sin ser cura o monja...
?Se puede ser bueno siendo laico y no creyente? Exacto. Y hay much¨ªsima solidaridad y bondad, gente buen¨ªsima. Me llama la atenci¨®n el grado de compromiso y entrega de muchos j¨®venes que est¨¢n en la ayuda humanitaria y para los que los dem¨¢s son prioridad. Y estoy descubriendo tambi¨¦n que hay una ola de otros muy creyentes a los que no les molestan ciertas cosas que a m¨ª me molestaban.
?Por ejemplo? Cuando yo era joven tend¨ªamos a tirar por la borda formas lit¨²rgicas estrictas. Quer¨ªas que la misa fuera m¨¢s informal, participativa... Ahora ellos son capaces de recogerse y sentir a Dios en una liturgia digamos m¨¢s cl¨¢sica...
Para mucha gente mayor, la imagen de los j¨®venes de hoy es p¨¦sima: que no creen en nada, que est¨¢n perdidos... Los hay, claro, tendr¨¢ que haberlos. Pero mira los que me ayudan en este viaje... Hemos venido 71 personas y esto se puede organizar porque tenemos amigos, jesuitas, instituciones y familias que nos ayudan... Pero sin los j¨®venes no se conseguir¨ªa.
Si no son capaces de atraerlos, ?las ¨®rdenes religiosas llegar¨¢n a desaparecer un d¨ªa? No. Cambiar¨¢n las formas. En nuestro caso, lo que va a desaparecer son los jesuitas europeos, pero no los indios... que hay much¨ªsimos. En el ¨²ltimo informe interno vimos que nuestra mayor¨ªa procede del Tercer Mundo... y claro, el colorido es diferente (se r¨ªe) y el compromiso es muy fuerte: los jesuitas indios que conozco y trabajan conmigo son de minor¨ªas, indios sin casta, gente sencilla, con una integraci¨®n espiritual y social de ra¨ªz, sin fisuras. Que no son europeos, vaya. Pues el mundo es de ellos...
Siguiendo con la implicaci¨®n. Las mujeres desarrollan una cantidad de trabajo ingente dentro de la Iglesia y... ?no es ¨¦se un tema a solucionar? Es una de las asignaturas pendientes. Las mujeres en la Iglesia... No ir¨ªamos a ning¨²n sitio sin ellas. Y es as¨ª desde tiempos de Jesucristo. Ellas eran muy fuertes, seguidoras, y eso en los evangelios se omite mucho porque est¨¢ escrito por hombres. Ah¨ª tiene que haber grandes cambios en el futuro, no s¨¦ si los vivir¨¦... Pero ellas est¨¢n m¨¢s hechas, son m¨¢s enteras y comprometidas.
?Habr¨¢ mujeres sacerdotes? S¨ª. No s¨¦ si hay voluntad y consenso. Pero llegar¨¢ alg¨²n d¨ªa. Aunque cuesta, es dif¨ªcil porque, por ejemplo, yo mismo en mi sensibilidad... Me ocurri¨® el otro d¨ªa. Un jesuita coreano vino y me dijo: "Kike, voy a ir a Battambang" y "I am taking a pastor to the church" (voy con un pastor). ?Y result¨® que era UNA pastor! Y yo me sorprend¨ª al verla... Es decir, que si yo mismo estoy as¨ª, uff, hay mucho por hacer.
Ahora que cita lo de pastor... vaya 'boom' que viven los evangelistas por el mundo... ?Por qu¨¦? S¨ª. Un fen¨®meno. Porque son mucho m¨¢s proselitistas y atrevidos que los cat¨®licos. Nosotros, con nuestra formaci¨®n y nuestro Vaticano II, predicar, predicamos con nuestras obras, con nuestras acciones... y ellos, con la palabra. Por ejemplo, los cat¨®licos en Camboya estamos intentando inculturizar nuestra fe, hacerlo a la camboyana. Pero es que ellos ni se lo plantean, ponen su chiringuito, un banco y a predicar... Y se llevan a la gente de calle; regalan camisetas y dinero, y ese d¨ªa bautizan a cien. Nos dan lecciones tambi¨¦n en lo serio que se toman la predicaci¨®n sobre la Biblia... La tradici¨®n. Para mi sensibilidad...
Usted repite mucho eso de 'para mi sensibilidad'. Dentro de los jesuitas hay muchas y muy distintas... Dicen que... Que no hay dos jesuitas iguales...
S¨ª, y que discuten mucho... Eso es verdad.
?Eso es riqueza o lo contrario? En algunos casos puede obstaculizar las labores; en otras, te redimensiona. Por ejemplo, en Camboya somos 17 jesuitas de diez pa¨ªses, una riqueza inmensa. La pluralidad te hace sentir la unidad, las prioridades...
En enero celebraron ustedes la ¨²ltima Congregaci¨®n General, la 35, y all¨ª cambiaron de superior, ahora es un espa?ol, Adolfo Nicol¨¢s, al que llaman Arrupe bis. Y en el Vaticano han nombrado a Ladaria, y en Espa?a, obispo a Mart¨ªnez Camino... No parecen malos tiempos para los jesuitas... S¨ª, pero estamos tocando tope la generaci¨®n espa?ola, somos los ¨²ltimos de Filipinas. Yo soy, seguramente, el ¨²ltimo jesuita espa?ol que ha ca¨ªdo por all¨ª, en Indochina; no creo que vayan a nombrar a otro, es que no los hay... Adolfo Nicol¨¢s es m¨¢s que espa?ol. Es ciudadano universal. Ha pasado su vida en Jap¨®n, es asi¨¢tico de coraz¨®n; una persona de supercalidad. Va a acercar Asia, sus problemas, a Europa.
?Cu¨¢l es su reto fundamental hoy en la Orden? Es un gran te¨®logo, va a hacernos profundizar en cuestiones teol¨®gicas y en lo social; es sencillo y comprometido. En Jap¨®n era misionero, profesor de Universidad, escrib¨ªa, pero se le iba el coraz¨®n con los emigrantes. Con gran capacidad intelectual y gran coraz¨®n, entiende de trabajo en equipo, de consenso... Habla de que nuestra patria somos todos, que no se trata de Camboya, India o Sur¨¢frica... Somos todos en un mundo global. Porque nosotros tendemos a pensar en pa¨ªses o decimos "este continente". No, ¨¦l dice: "Nuestra tarea son los pobres, de Polonia o Angola...". Cambia el concepto.
?Y se entiende bien con el Papa? Creo que s¨ª. Porque Ratzinger procede tambi¨¦n del mundo intelectual. Se tienen gran respeto. Y los dos tienen modos cordiales. Aqu¨ª hay varias coincidencias: edad madura, cordialidad y profundidad. Son gente profunda. Aunque disientan, eso es cosa que ha de pasar. San Pedro y san Pablo pensaban diferente y discutieron much¨ªsimo...
?No sufrieron siempre los jesuitas acoso y taponamiento de los grupos m¨¢s conservadores, tipo el Opus Dei? ?Sigue siendo as¨ª? Bueno, se habla menos, y tambi¨¦n, quiz¨¢, es que los jesuitas son menos fuertes... O los sitios donde lo eran ya no lo son tanto. Ya no hay tanta competencia y creo que el momento se ha relajado. A Camboya ha venido a verme gente del Opus, y llegan con admiraci¨®n, no enjuici¨¢ndome. Eso me hace sentir a gusto... Normalmente, como eres jesuita, tienes que ser as¨ª o as¨¢, ?sabes? Y no. Me dicen "Oye, mira, me han hablado bien de ti". Y yo: "Hombre, muchas gracias". Pero nunca s¨¦ si eso es bueno o malo... (se r¨ªe). He tenido dos voluntarios del Opus conmigo, con formaci¨®n del Opus al cien por cien, no numerarios, pero s¨ª con moral muy estricta. Y en Camboya se han sabido abrir y ver la fuerza del esp¨ªritu por todas partes, no s¨®lo en los cat¨®licos... Es de agradecer, pero, claro, igual es que he dado con gente de muy buena calidad...
En la jerarqu¨ªa ?se es consciente de que ¨¦ste es tiempo de vacas flacas y que hay que unirse todos a una? Bueno, s¨ª y no. Es lo que hay que hacer siempre, cooperar tambi¨¦n en vacas gordas...
S¨ª, pero ahora la falta de vocaciones, la p¨¦rdida de fieles... Bueno, eso igual es un correctivo para todos... Tambi¨¦n para los jesuitas, a ver si nos enteramos de que no somos los ¨²nicos ni los mejores... Tambi¨¦n son modos de este mundo de hoy. Hoy no se entiende ser eficaz y v¨¢lido por tu cuenta, debes cooperar, dejarte interpelar por otros y sin juicio moral, no hundiendo, sino corrigiendo... Si quieres enjuiciar, hazlo en positivo, creces m¨¢s... Lo que llaman L?r T?k Chet en camboyano, di las cosas de modo que haga subir el agua al coraz¨®n. Que te suba el ¨¢nimo. Lo contrario es que se te caiga el agua del coraz¨®n, vaciarlo, quedarte sin fuerza...
Es decir, enjuiciar en positivo. ?No es ¨¦se un buen ejercicio para la instituci¨®n misma? Que Dios me perdone lo que voy a decir, pero creo que es lo que le falla a la Iglesia en Espa?a. Se siente tan acosada y tan... que despu¨¦s los juicios que hacen sobre la sociedad civil no hacen un L?r T?k Chet, la hacen caer m¨¢s que subir... Y claro, luego, todos con la cara enfadada. ?Ay, no; por favor, no desanimes, que ya estamos bastante preocupados por la situaci¨®n econ¨®mica tan mala!
Un patrimonio valios¨ªsimo e hist¨®rico de los jesuitas es todo lo que tiene que ver con los estudios, la educaci¨®n, sus colegios y universidades... Si la Orden pierde peso, si no hay gente, ?se perder¨¢ un d¨ªa todo eso? Bueno, pasar¨¢ a manos de laicos que tengan esa cultura, esa educaci¨®n, esa espiritualidad, eruditos que luchen por el servicio a los dem¨¢s. De los colegios jesuitas se tiene siempre la imagen de una instituci¨®n cerrada... Pero ya no es as¨ª. Hoy se cree en una educaci¨®n m¨¢s abierta, m¨¢s interactiva. En ese sentido, tener profesorado no s¨®lo jesuita, o que el mismo director del centro no lo sea, es normal... En Camboya no tenemos colegios jesuitas, pero apoyamos a algunos e intentamos formar a los alumnos y profesores en nuestros valores: que tengan sentido de responsabilidad social, que no sea s¨®lo un sitio para instruirse en lo formal, sino que aprendan a respetarse, a implicarse en la sociedad civil, que sepan que los cambios no vienen porque los hacen otros, sino que los provoca uno... Todo eso es ya una inspiraci¨®n, un estilo, un modo de ser. Perdurar¨¢.
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