N¨¢poles. Territorio Camorra
Doce de la ma?ana. El 19 de septiembre, d¨ªa de San Gennaro, fiesta mayor en N¨¢poles. En la catedral, el cardenal arzobispo de la ciudad, Crescenzio Sepe, habla, micr¨®fono en mano, delante del altar. Un a?o m¨¢s, el centro de su homil¨ªa es la Camorra. La noche anterior, mientras el Napoli jugaba un partido de Copa de la UEFA en el estadio de San Paolo contra el Benfica, en Castel Volturno, a s¨®lo 20 kil¨®metros de la ciudad, un grupo de sicarios ha ametrallado a seis emigrantes africanos y a un italiano.
Sepe define a los pistoleros como "serpientes venenosas", y les dice: "Entregad las armas, estas armas con las que hoy mat¨¢is. Ma?ana os matar¨¢n a vosotros, a vuestras familias y a vuestros hijos. Esta tierra, esta ciudad, no puede morir y no morir¨¢. Lo repito con fuerza y convicci¨®n, porque el pueblo napolitano tiene consigo el coraje de sus ra¨ªces y de su identidad". S¨®lo unas decenas de fieles escuchan al cardenal.
San Gennaro ha hecho el milagro de licuar la sangre de la ampolla un rato antes, a las nueve y media de la ma?ana, como hace puntualmente tres veces al a?o, y los napolitanos han dejado la catedral seguros de que nada malo podr¨¢ sucederles hasta el siguiente milagro. Al fin y al cabo, San Gennaro es s¨®lo uno m¨¢s entre los miles de dogmas y contradicciones de esta ciudad en la que conviven la Camorra y la religi¨®n, la superstici¨®n y el miedo, la desesperanza y la lucha, la miseria y la solidaridad, el f¨²tbol m¨¢s apasionado de Italia y las mejores cabezas del pa¨ªs.
Fuera de la catedral, en el centro hist¨®rico, un hervidero de gente llena las calles, bell¨ªsimas y tocadas por un halo de suciedad antigua, por la gracia de las s¨¢banas colgadas, los altares populares a los otros dos grandes santos (Maradona y Tot¨®), el cesto que la mamma lanza al hijo con una cuerda desde la ventana para enviarle la llave, o el tabaco, o el dinero olvidado, y evitar as¨ª que el chico tenga que subir a pie otra vez.
Calles y cuestas y callejones parados en el tiempo, 2.800 a?os de historia, con monumentos barrocos de quitar el hipo, callejuelas empinadas del barrio de los Espa?oles, vecinos que discuten y vocean, coches que circulan por sitios inveros¨ªmilmente estrechos, miles de tiendas min¨²sculas, quioscos de quincaller¨ªa, perros y gatos, ni?os jugando, mujeres sensuales, hombres capaces de meter miedo con una mirada.
La vida en N¨¢poles fluye ajena al mundo, como si su alma hubiese renunciado al enloquecido sprint del progreso y el consumo. Apenas hay marquesinas de marcas globales, y la ciudad vive y regatea mucho m¨¢s asomada al pasado que al futuro.
"Ves N¨¢poles y despu¨¦s mueres", seg¨²n el dicho. Pero demasiadas veces los napolitanos mueren mientras la est¨¢n viendo. La regi¨®n encabeza las listas de muertes violentas de Italia, seguramente de Europa. Desde 1979, la Camorra ha firmado 3.600 homicidios. Un r¨¦cord m¨¢s letal que el que suman, juntos, la Mafia siciliana, ETA y el IRA. Sangre con coca: sumando los datos de las Fiscal¨ªas Antimafia calabresa y napolitana, La 'Ndrangheta y la Camorra mueven cerca de 600 toneladas de coca¨ªna cada a?o.
Atada a sus viejos t¨®picos y vicios, avergonzada de su propia omert¨¢, familiar y cotilla, furiosa contra el racismo que magnifica siempre sus malas noticias, N¨¢poles sigue existiendo, tratando de vivir y respirar, de ver alguna luz. Sus habitantes sufren, pero no se callan. Unos culpan al Estado; otros, a la historia. Todos filosofan, opinan, maldicen.
Pese a todos los peros, la ciudad sigue siendo un lugar fascinante, pero mucho menos moderno que en tiempos de los romanos, cuando era la ¨²nica gran ciudad europea que contaba con agua potable en las casas. La N¨¢poles de hoy se conforma, simplemente, con que no haya basura en las calles.
Y ahora las calles est¨¢n por fin (m¨¢s o menos) limpias otra vez. Toda una novedad, porque la emergencia de la basura dura ya 14 a?os, lo que permite a un humorista local hacer el chiste f¨¢cil: "?Pero se puede saber d¨®nde diablos est¨¢is tirando la basura?".
"La basura est¨¢ en los vertederos", responde el escritor y periodista Roberto Saviano. "Berlusconi ha firmado un pacto con las autoridades locales, ha metido el Ej¨¦rcito en los vertederos, ha impedido que los jueces y la poblaci¨®n bloqueen las descargas y ha solucionado as¨ª el asunto. Pero es una soluci¨®n fr¨¢gil, moment¨¢nea. Lo importante no es la basura, sino los residuos t¨®xicos. Campania est¨¢ envenenada y tiene el ¨ªndice m¨¢s alto de c¨¢ncer del Mediterr¨¢neo. Siete mil muertos al a?o".
Luego volveremos con Saviano, sin cuya voz, N¨¢poles parece muda. Pero conozcan antes a otros napolitanos.
El 'manager' sensible. Andrea Aragusa, de 41 a?os y mirada franca, es el primer gu¨ªa del viaje. Es productor art¨ªstico, organiza festivales y conciertos, y lleva la carrera del saxofonista Enzo Avitabile. Aragusa es un tipo inquieto, y est¨¢ trabajando con el Ministerio de Cultura espa?ol, que ha firmado un acuerdo de colaboraci¨®n con el Ayuntamiento de N¨¢poles. "Se acab¨® la monarqu¨ªa y empezaron los problemas del sur", dice. "De hecho, en el refer¨¦ndum de la posguerra, el sur vot¨® monarqu¨ªa. Antes, con la unidad de Italia hab¨ªa nacido el brigantaggio, el bandidaje napolitano. Eran una especie de no alineados de la unidad, viv¨ªan en las monta?as porque no quer¨ªan integrarse. Paraban las caravanas y las asaltaban. ?se es el origen de la Camorra. De ah¨ª nace todo".
Salvatore, el due?o del restaurante, nos explica luego los secretos de la comida napolitana. "Es pobre y antigua. La pizza y la pasta son la base fundamental. Las salsas, el rag¨²..., tienen carnes distintas, que est¨¢n un d¨ªa entero cociendo. El d¨ªa clave es el domingo. Se empieza a comer a las dos y se acaba a las siete". Pero es en las bodas donde las familias tiran la casa por la ventana. "Almejas y mejillones crudos, algas, croquetas de patata, salamis, callos, manitas, morro... El antipasto (aperitivo) no acaba nunca". ?Y ha evolucionado? "Cambia mucho, porque hay millones de locales. Pero Ferran Adri¨¤, aqu¨ª, cerrar¨ªa".
Aragusa tiene tres hijos y todav¨ªa cree en el futuro, pese a que conoce bien la Camorra y los tejemanejes pol¨ªticos de la ciudad. "Tenemos una m¨²sica riqu¨ªsima, un barroco espl¨¦ndido, los tambores que se tocaban en Pompeya, unos cantos campesinos sin tonalidad, maravillosos, tenemos la canci¨®n napolitana, el Oh sole mio y la canci¨®n neomel¨®dica que adoran los camorristas. Tenemos de todo, el problema es que no funciona lo ordinario, lo normal, lo b¨¢sico. Los autobuses, los aparcamientos. El metro llevan 12 a?os ampli¨¢ndolo, y el segundo a?o que hicieron la Noche Blanca en la ciudad hubo que suspenderla porque en la Piazza Dante la gente se meti¨® en el metro, no cab¨ªa, y casi hubo muertos por aplastamiento".
Un drama doble: hay talento, pero no se puede desarrollar. "Nos falta normalidad, tranquilidad, orden p¨²blico, Estado. Que la ni?a pueda hacer deporte cerca de casa, que la madre pueda bajar al ni?o al parque, que el Ayuntamiento recoja la basura, que pongan contenedores. Aqu¨ª no se puede vivir".
Antes de solventar todo eso, N¨¢poles tiene otros planes. La ciudad se prepara ya para albergar el F¨®rum de Culturas 2013. Ser¨¢ en Bagnoli, una deprimida zona ex industrial. De manera que Aragusa insiste en pagar la cuenta del restaurante y en que vayamos a ver al concejal de Cultura, Nicola Oddati.
El concejal ateo. Se ve que Oddati anda ocupado con el F¨®rum: tarda 50 minutos en recibirnos. Pero merece la pena. Lleva perilla y collar, fuma en pipa, va vestido de negro, tiene 44 a?os, naci¨® en Salerno, tifa por el Inter, y algunas mujeres le llaman homo er¨®ticus.
"Llevamos 15 a?os invirtiendo en cultura para luchar contra la Camorra y mejorar la imagen de N¨¢poles", explica. "Hubo una fase de muy buenos resultados, de gran vitalidad cultural, abrimos los dos museos y el teatro Mercadante. Ahora hemos montado el Festival de Teatro Italia. Pero es verdad que la basura ha sido una losa tremenda, enorme...". El F¨®rum, la cita que alberg¨® ya Barcelona con resultados poco alentadores, debe ser para la ciudad "la bandera del nuevo renacimiento", afirma Oddati. "Berlusconi ha dicho que nos apoyar¨¢. Es fundamental revitalizar la ciudad, generar recursos contra el paro juvenil, mover esta bell¨ªsima ciudad ".
?Es N¨¢poles una v¨ªctima del racismo del Norte o merece sus estereotipos? "Hay las dos cosas, racismo y culpa. Debemos dar una imagen mejor, respetar m¨¢s las reglas, defender la ciudad, estar m¨¢s orgullosos de nuestra identidad, dejar nuestra inclinaci¨®n al disfattismo (deshacer), al nonsipuotismo (no se puede hacer), y dar una imagen de ciudad moderna, organizada, que puede hacer lo mismo que Barcelona. Tenemos autoestima individual, nos falta la colectiva".
El escritor amenazado. La canci¨®n que ha ganado el ¨²ltimo Festival de Piedigrotta, el evento m¨¢s napolitano de N¨¢poles, estaba dedicada a Saviano. "Roberto est¨¢ escapando / porque la Camorra le est¨¢ buscando".
Saviano (N¨¢poles, 1979) es el autor de Gomorra, el impactante reportaje-novela que ha revelado al mundo la estrafalaria cotidianidad y la terror¨ªfica capacidad de matar, envenenar la tierra, ganar dinero y expandirse globalmente de la Camorra. Tras vender 1,5 millones de copias en Italia, Gomorra se ha traducido a 33 lenguas y se despacha en las librer¨ªas de 42 pa¨ªses. Como consecuencia, Saviano ha sido amenazado de muerte por los Casalesi, el clan m¨¢s sanguinario de Italia, y llega a la cita protegido por cinco escoltas armados hasta los dientes.
El escritor, barba rala y ojos tristes, lleva dos m¨®viles y va vestido de un oscuro muy discreto. Mientras bebemos un acedrato, rico refresco local, no para de mirar los tel¨¦fonos. Aunque no tiene miedo, "s¨®lo tristeza y un poco de inquietud", los efectos de las amenazas se sienten ya en su vida, que ahora es una especie de no vida. "En N¨¢poles duermo en el cuartel de la polic¨ªa, en la Piazza della Carit¨¤, porque la gente se niega a alquilarme un apartamento. No por miedo a la Camorra, sino porque les obligas a tomar partido. Tengo casa en Roma, pero ya no veo a mis amigos, y la relaci¨®n con mi novia se acab¨®. Hab¨ªan dejado de ser lo que eran para ser los amigos y la novia de Saviano. Quiz¨¢ fue culpa m¨ªa, porque no ten¨ªa la cabeza para eso. O quiz¨¢, inconscientemente, me fui alejando de ellos para evitar que sufrieran represalias".
Las ¨²ltimas estimaciones se?alan que la Camorra factura 17.000 millones de euros anuales en droga, 5.800 en negocios p¨²blicos y privados, 4.700 en extorsi¨®n y usura, 1.000 en tr¨¢fico de armas, 580 en prostituci¨®n... En total, cerca de 30.000 millones de euros anuales. Seg¨²n esos c¨¢lculos de las instituciones antimafia, la facturaci¨®n global de las cuatro grandes bandas italianas (Camorra, Cosa Nostra, 'Ndrangheta y Sacra Corona Unita) no baja de los 100.000 millones por a?o.
Con esos datos, ?se siente Saviano un cad¨¢ver ambulante, objeto de una fatua irremisible? "La Camorra piensa que haciendo esa pol¨ªtica de tierra quemada me lo ha quitado todo", dice sonriendo. "Ahora, como dijo Von Clausewitz, s¨®lo tengo el recuerdo. Esto se ha convertido en una cosa personal, he cambiado de frente. Antes fing¨ªa que era un sicario de la Camorra, ahora parece que soy polic¨ªa. Estoy con los esbirros. Y para poder seguir escribiendo recurro al material policial: escuchas, soplones, investigaciones...".
"Me inquieta una cosa", cuenta despu¨¦s. "En mayo mataron a tiros a Domenico Noviello, un empresario que hace nueve a?os hab¨ªa denunciado la extorsi¨®n. Tuvo escolta todo ese tiempo, y cuando se la quitaron, lo asesinaron. Eso quiere decir que los clanes son "tardarielli, ma mai scordarielli" (tardones, pero nunca olvidadizos)".
Desde que hace dos a?os su libro fue publicado por Mondadori, la editorial del imperio Berlusconi, Gomorra ha crecido hasta convertirse en un fen¨®meno extraliterario. Primero fue obra de teatro, escrita por el mismo Saviano con Mario Gelardi. Y luego, pel¨ªcula, una adaptaci¨®n libre de Matteo Garrone que obtuvo el Gran Premio del Jurado en el ¨²ltimo Festival de Cannes y se estrenar¨¢ en Espa?a el pr¨®ximo mes. "No me siento mal por publicar con Berlusconi", explica Saviano. "Rushdie, Pasolini o Camilleri tambi¨¦n est¨¢n en ese cat¨¢logo, y creo que los grandes editores deben tener un papel en la lucha antimafia, aunque habr¨¢ gente a la que le parezca asqueroso ganar dinero con eso. Si yo hubiera publicado el libro con una peque?a editorial, habr¨ªa vendido 10.000 copias. Y los lectores, y no yo, son el verdadero peligro para los clanes. Porque son ellos quienes fuerzan a las televisiones y a los peri¨®dicos a hablar de las mafias. Y s¨®lo as¨ª acabar¨¢ la omert¨¢ (la ley del silencio)".
El escritor sabe que, de momento, su gran objetivo, acabar con la connivencia de los pol¨ªticos corruptos con el sistema, no ha dado frutos. Quiz¨¢ porque, en los ¨²ltimos a?os, ambos han cambiado su forma de relacionarse. "Ellos prefieren condicionar a los pol¨ªticos con su brazo econ¨®mico, presionando como si fueran la General Motors. Y los pol¨ªticos se dejan condicionar por la doble moral. Les gusta perseguir a los l¨ªderes, a los bosses. Pero si les hablas de que ese hotel o aquel negocio son de la Camorra, entonces te llaman demagogo".
El problema es que la Camorra es una mafia internacional, y vive muy c¨®moda en Europa. "Salvo en Italia, en ning¨²n pa¨ªs de la UE existe el delito de asociaci¨®n mafiosa. Tampoco en Espa?a, un pa¨ªs que adoran. No produce l¨ªderes mafiosos, pero genera mucho cemento y los alberga sin problemas".
Aunque Espa?a ha detenido a algunos jefes mafiosos en los ¨²ltimos tiempos [el ¨²ltimo fue arrestado el 21 de septiembre en Barcelona], Saviano cree que "la polic¨ªa espa?ola s¨®lo se fija en ETA y aplica la doctrina Mitterrand: 'Mientras no mates, puedes quedarte'. Cuando viv¨ªa cerca de ellos, siempre me dec¨ªan: 'Vete a Espa?a, Roberto, aquello es territorio nuestro".
Tambi¨¦n es notoria la habilidad para blanquear dinero il¨ªcito con empresas de apariencia legal, que muchas veces medran en la Administraci¨®n captando fondos p¨²blicos que luego reinvierten en Mil¨¢n (Lombard¨ªa es la cuarta regi¨®n italiana, tras Sicilia, Calabria y Campania, en bienes confiscados a la mafia), pero tambi¨¦n en Nueva York o Espa?a. En casa, la Camorra ha levantado algunas infraestructuras de la regi¨®n, entre ellas carreteras, algunos de los centros comerciales m¨¢s grandes de Europa y la c¨¢rcel de Santa Maria Capua Vetere. All¨ª est¨¢ encerrado el jefe del clan, Francesco Schiavone, Sandok¨¢n. "Levantaron ellos mismos las c¨¢rceles donde est¨¢n encerrados", ironiza Saviano.
La historia personal de Saviano es la de un adolescente de la burgues¨ªa local que estuvo a punto de caer en las redes de la mafia y se escap¨® justo a tiempo. "Crec¨ª en el Casertano, y por suerte mi familia ten¨ªa anticuerpos mafiosos. Mi madre me ayud¨® a tomar distancia; luego empec¨¦ a escribir sobre la Camorra, no tanto por denunciar, sino porque me fascinaba la potencia literaria de sus historias". Un ejemplo: la mujer de un sicario descubri¨® que su marido era un asesino una noche que lleg¨® a casa tarde del trabajo. El tipo hab¨ªa metido en el bolsillo de la chaqueta la mand¨ªbula de un muerto. "Se le hab¨ªa desprendido de la cara cuando le mataron y se la llev¨® a casa sin darse cuenta". Otro ejemplo: Michele Zaghar¨ªa, un boss que lleva 12 a?os escondido, se present¨® con una tigresa de circo una noche en una fiesta. "Esas historias tan novelescas s¨®lo pod¨ªan contarse con nombres verdaderos. Para que fuera cre¨ªble decid¨ª escribir con estilo de novela y nombres reales".
M¨¢s all¨¢ de lo novelesco, la realidad es que el Estado no puede con las mafias. "Los pol¨ªticos campanos han cerrado los ojos durante a?os. Han convertido la ciudad en un museo y han utilizado la cultura como un anest¨¦sico. Caravaggio mola, sin duda, pero no puede servir para tapar. Las contradicciones llevan siglos ah¨ª, y al final la pol¨ªtica se ha devorado a s¨ª misma. Es una bestia extra?a. Lo consideran un fen¨®meno fisiol¨®gico".
Seg¨²n algunos, la pol¨ªtica simplemente es incapaz de acabar con ella; Saviano cree que hay un pacto t¨¢cito irrompible. "El Estado no es un monolito. Hay pol¨ªticos c¨®mplices que se venden, y otros que se dejan matar por hacer justicia. El problema es c¨®mo quitar a las mafias los 100.000 millones de euros que mueven al a?o. Si fuesen un motor de desarrollo, bueno. Pero no crean nada, en el sur s¨®lo montan peque?os negocios y pagan 1.200 euros por matar. El dinero de verdad lo invierten en el Norte".
Los polic¨ªas se acercan. Saviano se tiene que marchar. "Este pa¨ªs est¨¢ enfermo", dice al final. "Para poder sacar el talento a la luz hay que trabajar 100 veces m¨¢s que en otro sitio. Aqu¨ª, incluso el que vale necesita protecci¨®n y enchufe. Tengo ganas de irme, quiero ser escritor y no camorr¨®logo, recuperar mi vida. Pero todav¨ªa no puedo. Irme ahora ser¨ªa como si me echaran".
El abogado fil¨®sofo. Gerardo Marotta, de 81 a?os, hombre sabio y entusiasta, sigue siendo uno de los grandes cerebros de la ciudad. Director del Instituto para los Estudios Filos¨®ficos, que contin¨²a la obra del gran fil¨®sofo italiano, y napolitano, Benedetto Croce, Marotta vive "para formar una minor¨ªa de j¨®venes que pueda luchar contra ese mar de negociantes y de mala vida".
El Instituto da decenas de becas cada a?o, y Marotta trata de mezclar reflexi¨®n, est¨ªmulo y acci¨®n. Es un marxista convencido. Por mediaci¨®n del artista Giuseppe Zevola, otro resistente, el fil¨®sofo nos invita a su casa, un palacio situado en el barrio de Monte di Dio que cuelga sobre la bah¨ªa. Hay que entrar por la cocina porque tras la puerta principal tiene una barricada de libros que se extienden hasta el enorme sal¨®n, el comedor, los dormitorios. Marotta aparece tocado con su borsalino, se sienta y da su visi¨®n dial¨¦ctica de la situaci¨®n:"El Instituto sirve para combatir a la nueva burgues¨ªa. La burgues¨ªa del gestor de basuras, del cemento, de la intermediaci¨®n financiera, del saqueo de las empresas del Estado, del saqueo urban¨ªstico, de la droga. Ese gran negocio no es el peque?o comercio de los pobres reclutas del subproletariado, sino el sustento de una burgues¨ªa que no estudia y no paga impuestos. El sur es cada vez m¨¢s un sitio de gente que no lee. Somos un reducto viscoso: sin nervio, sin voluntad, sin memoria hist¨®rica. Y es cada vez m¨¢s dif¨ªcil vivir en esta ciudad".
Hace cuatro siglos, la culpa de los males de N¨¢poles la ten¨ªan los Borbones. El 7 de julio de 1647, Masaniello, un napolitano rebelde, levant¨® al pueblo contra los espa?oles al grito de "?Viva il re di Spagna, mora il malgoverno!". La rep¨²blica independiente napolitana dur¨® apenas 10 d¨ªas, pero forz¨® al rey a aceptar las reivindicaciones. Masaniello empez¨® a comportarse como un d¨¦spota estramb¨®tico, fue acusado de loco y acab¨® asesinado por sus propios correligionarios.
Hoy, seg¨²n Marotta, la televisi¨®n impide cualquier atisbo de rebeli¨®n. "Presenta una falsa Italia, la Italia del divertimento, de los concursos, de las locutoras, de las adivinanzas. ?Pero la vida es otra cosa!".
Pero ¨¦l no se rinde. "Croce dec¨ªa que no hace falta mirar al elemento inerte, flaco, pesado, ¨¢tono y desganado de la sociedad, sino al elemento activo, a esa parte de la sociedad que se mueve. Los intelectuales, o mejor, los hombres de cultura, sufr¨ªan tambi¨¦n mucho en aquel tiempo, pero acabaron haciendo la unidad de Italia, se impusieron a esa masa inerte. Hoy no quedan hombres de cultura, s¨®lo intelectuales sedientos de dinero y poder cuya tarea es montar una representaci¨®n period¨ªstica y medi¨¢tica para privar a los j¨®venes de la conciencia y la sabidur¨ªa".
?Y cu¨¢l es entonces el elemento activo? "La mafia, la Camorra, el nuevo capital, que se ha aliado en bloque perverso con la pol¨ªtica". ?La esperanza, entonces? "Los j¨®venes que salen de la Universidad, del Instituto de Filosof¨ªa, del Instituto de Estudios Hist¨®ricos de Croce, del de Biolog¨ªa y Gen¨¦tica, del de Cibern¨¦tica". Y una peque?a burgues¨ªa que ser¨¢ la salvaci¨®n: "Los empleados de archivos, bibliotecas y patrimonio, y los maestros. Si ellos se movilizan se podr¨¢ derrotar al bloque social. No tienen peri¨®dicos ni televisiones, pero ganar¨¢n, como pas¨® en el Risorgimento. Desenmascarando a los intelectuales bufones".
Si se le pregunta qu¨¦ responsabilidad tiene Berlusconi en esa decadencia, Marotta lo piensa largamente. "?l se encontr¨® la Italia de Tangent¨®polis, un pa¨ªs completamente corrupto. Una Italia que no sab¨ªa gobernar, que no ten¨ªa hombres de Estado, en la que socialistas y comunistas estaban ya dispersos. Un pa¨ªs en manos de los banqueros y los poderes fuertes, que saqueaban los bienes p¨²blicos... ?l maniobr¨® en medio de esa porquer¨ªa, de esa inmundicia. ?Qu¨¦ pod¨ªa hacer? No iba a decir '?Italianos, volved a estudiar!'. Se encontr¨® en el barro y lo est¨¢ maleando, hace estatuillas que parecen hombres pol¨ªticos. Pero ni Berlusconi, ni Prodi hacen lo que quieren. Por encima siempre est¨¢n los poderes fuertes. Nosotros no los vemos porque somos peque?os, pero ellos sienten su soplido en el cogote".
La extranjera resistente. Nathalie Dolores Heidsieck es francesa, pero sabe de N¨¢poles y de Italia m¨¢s cosas que muchos nativos. Hija de una pareja de amigos de William Burroughs y de la generaci¨®n beat, lleg¨® a la ciudad en 1993, el a?o en que Berlusconi gan¨® las elecciones por primera vez. Heidsieck era periodista y vendedora de alfombras persas, y se instal¨® en un gran apartamento situado en el Palazzo Spinelli, en la zona de Spaccanapoli, la calle que parte en dos la ciudad. "Me llamaban la extranjera. No hab¨ªa ninguno m¨¢s. Era una ciudad blindada, cerrada y pobre. Se parec¨ªa a Praga". Hoy se gana la vida como galerista de arte contempor¨¢neo y hotelera. Las dos cosas a la vez, en esta N¨¢poles sin turistas desde hace un a?o largo, son una garant¨ªa de ruina. Pero Heidsieck resiste, dirige la asociaci¨®n cultural Locus Solus y est¨¢ dispuesta a morir aqu¨ª. "La amo m¨¢s que a nadie, y la odio. Esta ciudad es de una belleza que ya no existe".
Su hotel se llama El Purgatorio y es un gran piso de cinco habitaciones escondido en otro palacio del XVI, el Marigliano. En su camiseta puede leerse: "H¨¢bleme suavemente, soy rubia". Rubia, flaqu¨ªsima y ¨¢gil, Heidsieck nos conduce hacia una trattor¨ªa cercana y all¨ª nos da su peque?a lecci¨®n de historia: "Am¨¦rica mantuvo a N¨¢poles blindada y bloqueada durante medio siglo desde el final de la II Guerra Mundial. Llegaron con el apoyo de Lucky Luciano a Sicilia, y desde ah¨ª subieron. El acuerdo fue que se quedaran con el Sur como puerto franco para importar sus bienes: alcohol y tabaco, sobre todo de contrabando".
Cien a?os antes, la unidad de Italia hab¨ªa entregado el poder al norte del pa¨ªs, y N¨¢poles, "que hab¨ªa sido la ciudad m¨¢s importante de Europa hasta 1850, se qued¨® anclada en el pasado, fuera del circuito de los viajes rom¨¢nticos a Venecia, Florencia y Roma. Entre 1870 y 1945 emigraron millones de personas".
"En 1993, la ciudad era un para¨ªso de corrupci¨®n, burocracia y par¨¢lisis", contin¨²a Heidsieck, "pero como la mejor parte de ser francesa son los genes del decir no, pese a todos los problemas me qued¨¦. La ciudad estaba muerta, la Camorra surgi¨® por pura necesidad. Tras el terremoto de 1980, los americanos se hab¨ªan ido del centro a Bagnoli. 20.000 soldados dejaron el centro. EE UU hab¨ªa financiado universidades, investigaci¨®n, laboratorios, industrias, pero no el comercio. El comercio era suyo, y las ¨²nicas opciones que ten¨ªa la gente eran estudiar o gestionar. Lo dem¨¢s estaba en manos del crimen. La gran burgues¨ªa fing¨ªa no darse cuenta, porque el sistema mov¨ªa mucho dinero. Y se cre¨® una bestia monstruosa. Un Estado putrefacto y corrupto, y una Camorra eficaz y que daba de comer. Inseparables".
Dos c¨®micos. Estamos yendo al Casertano, la zona de Casal del Pr¨ªncipe, el feudo de los Casalesi. Sigue siendo el d¨ªa de San Gennaro, y en Lago Patria, a 30 kil¨®metros de la ciudad, hay una boda camorrista. All¨ª act¨²an Coc¨®, de 55 a?os, y Albertuccio, de 42. Son humoristas de bodas, bautizos y comuniones, llevan siete a?os juntos y hacen sceneggiata, la palabra local que designa el talk show o cabar¨¦. Su mundo es el circuito paralelo del espect¨¢culo: fiestas y ceremonias de la Camorra y allegados. Cobran 700 euros por actuaci¨®n. Como hoy es fiesta, su representante, Salvatore, les ha cerrado cuatro: "Dos bodas, un bautizo y luego una plaza".
El circuito del espect¨¢culo camorrista es una actividad fiscalmente tan oscura como todas las dem¨¢s. De ¨¦l comen cientos de actores y cantantes neomel¨®dicos.
Todos cobran en negro, por supuesto, as¨ª que no hay impuestos que declarar. La jubilaci¨®n es una preocupaci¨®n menor en este ambiente, donde no es f¨¢cil que la vida se prolongue tanto. "Vamos ahorrando y no pensamos en el futuro. En N¨¢poles preferimos ser leones un d¨ªa que ovejas cien d¨ªas. No tenemos pretensiones, estamos acostumbrados a arreglarnos con poco, y sabemos que la realidad es dif¨ªcil de cambiar", explica Coc¨®. La noche anterior, un grupo de sicarios con metralletas ha matado a los africanos en un pueblo cercano. La polic¨ªa se apresur¨® a tranquilizar a todo el mundo diciendo que se trataba de un ajuste de cuentas. Pero el hotel-restaurante Prince Garden queda en una tranquila carretera secundaria, y los invitados comen y hablan animadamente, como si nada pasara ni hubiera pasado. Fuera llueve y la sangre de los inmigrantes ti?e todav¨ªa el suelo. Dentro es la normalidad, un d¨ªa de fiesta.
"Somos artistas de calle, de los buenos", cuenta Albertuccio. El Prince tiene ampl¨ªsimos salones refrigerados y un aparcamiento-jard¨ªn con palmeras y fuentes desmesuradas. Las Cascadas, el local de al lado, sigue tambi¨¦n el estilo Scarface que tanto gusta a la Camorra. El representante cuenta que el negocio renta porque muchos napolitanos piden cr¨¦ditos a la Camorra para tirar la casa por la ventana el d¨ªa de su boda. "La tradici¨®n manda que los novios sean generosos. As¨ª que piden su cr¨¦dito y luego se vuelven a vivir a casa de los padres porque no les llega para el piso".
Si se le pregunta a Coc¨®, Ciro Maggio en la vida real, traje a rayas, reloj espectacular, gafas de dise?o, la Camorra no es una cosa excepcional. "Crimen y basura hay en todas partes", explica, "pero s¨®lo se habla de la de N¨¢poles porque somos la coartada. Del norte y del mundo. Los napolitanos son buena gente. Aqu¨ª siempre ha habido problemas, pero la gente no se abate. Somos solidarios, muy sociales".
?Piensa que puede acabar la Camorra? "Deber¨ªa cambiar el Gobierno. La Camorra existe desde los Borbones. Siempre ha habido acuerdos entre los gobiernos y la Camorra. La pol¨ªtica es Camorra, y la Camorra es pol¨ªtica. El problema es que el napolitano no tiene trabajo. Si lo tuviera, no har¨ªa eso. Antes ten¨ªa el contrabando, ahora tiene esto. Y las v¨ªctimas son los j¨®venes que no tienen otra salida".
Acaba el viaje. Sigue lloviendo sobre el Casertano. La Camorra ha envenenado durante 20 a?os las aguas subterr¨¢neas de esta zona depositando all¨ª las basuras t¨®xicas de Mil¨¢n, Parma, Venecia. N¨¢poles es Gomorra, y el Vesubio, un balneario comparado con lo que se trajina en la ciudad. Sus d¨ªas gloriosos, Pompeya y Herculano, Pulcinella y Croce, quedan ya muy lejos. Tambi¨¦n la II Guerra Mundial, cuando la ciudad vivi¨® otra famosa revuelta, Los Cuatro D¨ªas de N¨¢poles. La gente se rebel¨® contra la ocupaci¨®n nazi. ?Volver¨¢ a pasar algo semejante?
?Y contra qui¨¦n se rebelar¨¢n esta vez? ?Contra los Casalesi? ?Contra los chinos? ?Contra la prensa? ?Contra Italia? ?O contra Saviano?
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