El Guggenheim celebra los 80 exuberantes a?os de Cy Twombly
El museo bilba¨ªno traza una semblanza del misterioso pintor estadounidense
Ten¨ªa 35 a?os. Se mov¨ªa en el grupo de Jasper Johns y Robert Rauschenberg, pero le encantaba la vida en los pa¨ªses mediterr¨¢neos y, sobre todo, quedarse al margen del bullicio art¨ªstico de Nueva York, de los expresionistas abstractos y de la irrupci¨®n del pop art. Cy Twombly (Lexington, Virginia, 1928) pint¨® Nueve discursos sobre C¨®modo, una serie unida por el fondo gris de sus nueve lienzos, reci¨¦n instalado en Roma, un exilio que la cr¨ªtica estadounidense no entendi¨®. Hasta el punto de que su obra qued¨® relegada durante d¨¦cadas en Estados Unidos aunque fuera apreciada por los coleccionistas europeos.
La muestra gira en torno a una obra adquirida por 21,5 millones de euros
A principios de 2007 el Museo Guggenheim Bilbao compr¨® aquella serie de 1963 por 21,5 millones de euros, la adquisici¨®n m¨¢s cara de la colecci¨®n. Para arropar esa compra, el centro art¨ªstico bilba¨ªno la presenta ahora rodeada de pinturas y esculturas que Twombly ha realizado a lo largo de toda su carrera, desde sus comienzos en Nueva York en los cincuenta hasta los cuadros que han salido en los ¨²ltimos a?os de su estudio de Gaeta, en Italia. "Es el contexto de Nueve discursos sobre C¨®modo, una obra que supone un momento crucial, el punto ¨¢lgido de su madurez", explica la comisaria de la exposici¨®n, Carmen Gim¨¦nez. "Una pintura como fuegos artificiales".
Nueve discursos sobre C¨®modo fue presentada en la galer¨ªa Leo Castelli, en Nueva York. El desprecio de la cr¨ªtica no impidi¨® que fuera adquirida por un coleccionista, y a lo largo de cuatro d¨¦cadas s¨®lo fue expuesta al p¨²blico en una ocasi¨®n antes de que la comprara el Guggenheim. Twombly, un entusiasta de la mitolog¨ªa, fascinado por la Historia antigua, pint¨® la serie inspirado por el emperador romano C¨®modo, un tirano que acab¨® asesinado. La serie, convertida con el paso del tiempo en viga maestra de la carrera de su autor, se muestra en una sala de paredes curvas que hacen destacar el color y la unidad del conjunto.
El Guggenheim presenta la exposici¨®n como la celebraci¨®n del 80 cumplea?os de Twombly, que el artista observa en la distancia, porque no concede entrevistas ni acude a conferencias de prensa. Trabaja en silencio, sin ayudantes. Sus fotograf¨ªas son escasas y tomadas tiempo atr¨¢s por personas de su c¨ªrculo m¨¢s cercano. "S¨®lo quiere que se vea su obra", asegura Gim¨¦nez.
Antes de llegar a la explosi¨®n de color de sus pinturas romanas, Twombly hab¨ªa pasado por caminos m¨¢s austeros. La exposici¨®n arranca con obras pintadas con menos de 30 a?os que recuerdan a Dubuffet. Buscaba entonces inspiraci¨®n en largos viajes, como el que realiz¨® a Marruecos acompa?ado por Rauschenberg, y empezaba a tomar contacto, recuerda Gim¨¦nez, con pa¨ªses como Afganist¨¢n e Ir¨¢n, "fundamentales en el desarrollo de su obra".
El color estalla en la obra de Twombly ya en territorio mediterr¨¢neo. "Es la fuerza que le da Italia", asegura la comisaria. "Empieza a usar una vibrante paleta con una energ¨ªa barroca, una pintura sensual". De aquello a?os felices en Roma procede Ferragosto (1961), la primera serie concebida por Twombly, antecedente directo de Nueve discursos...
Gim¨¦nez cree que el rechazo de la cr¨ªtica al viaje de Twombly abri¨® una crisis en ¨¦l, que se puede identificar en las pinturas cercanas a propuestas minimalistas, con grandes lienzos de fondo negro en los que recupera el uso de trazos simples, as¨ª como en otras obras con paisajes buc¨®licos. El color y la sensualidad volvieron a la pintura de Twombly a?os m¨¢s tarde, como lo demuestran Las cuatro estaciones (1993-1994) y los lienzos de gran formato inspirados por flores que cierran la exposici¨®n, creados entre 2005 y 2007.
Twombly no ha puesto fronteras entre el dibujo y la pintura, pero si con la escultura, su faceta m¨¢s desconocida. Gim¨¦nez indica que Giacometti es la principal referencia del Twombly escultor, a pesar de que no ha abordado la figura humana. En cada pieza, obras fr¨¢giles, de peque?o formato en su inmensa mayoria, "est¨¢ la mano del artista".
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