Ignoracia supina
Alguno de mis amigos de los que me leen, que no son mayor¨ªa, empieza a reprocharme que dedique mis ¨²ltimos art¨ªculos a opinar sobre algunos comportamientos de los jueces que entiendo corporativistas, aunque se vistan del deseo de una mejor atenci¨®n al servicio p¨²blico. Lo cierto es que para evitar estos reproches me hab¨ªa prometido a dejar pasar un tiempo, olvidarme de la guerra de las galaxias judicial, de paros encubiertos y hasta de que se quiere llamar el esp¨ªritu del 21 de octubre. Un esp¨ªritu del que huyo como de la peste por la confusi¨®n que puede provocar con el esp¨ªritu nacional o el esp¨ªritu santo, como formas de hacer pol¨ªtica y la justicia termine donde estaba antes de la transici¨®n. No obstante, como las decisiones no se graban en piedra y cabe rectificar, porque la realidad lo impone, voy a continuar con algunos comentarios.
Esta semana, en uno de los atracos que padece Sevilla como cualquier otra ciudad espa?ola de estas caracter¨ªsticas, un atracador ha resultado muerto a tiros del polic¨ªa al que hab¨ªa herido de gravedad previamente, y que se encontraba de compras en un supermercado. Este atracador fue detenido el pasado verano en un intento de robo; se le encontraron en su casa seis escopetas, un rifle, una pistola y munici¨®n. El juez no decidi¨® su ingreso en prisi¨®n. Tras el tiroteo con el polic¨ªa, la polic¨ªa pide explicaciones y se elevan quejas. Ser¨ªa conveniente no identificar, como se est¨¢ haciendo inconsciente o interesadamente, este caso con la libertad del presunto asesino de la ni?a Mari Luz -la polic¨ªa no lo est¨¢ haciendo-. No tienen nada que ver. Y si se identifican, como se lee en algunas opiniones, se est¨¢ cometiendo un disparate de tal calado que s¨®lo la mala voluntad o la ignorancia m¨¢s supina puede calificar a quienes lo hacen. Tan mala es una como otra.
Conformar y ayudar a formar la opini¨®n p¨²blica a partir de la incultura y del desconocimiento o con intenciones contrarias a la rectitud es como califico algunas de estas opiniones. Un m¨ªnimo de sensatez y un m¨ªnimo de conocimientos del Estado de Derecho no pueden identificar ambos sucesos. Es verdad que la Justicia, su administraci¨®n, no est¨¢ a la altura que le corresponde en una democracia. Que un arreglito de cara le vendr¨ªa bien. Que con o sin este arreglito, los jueces deber¨ªan asumir que son los responsables m¨¢ximos de sus juzgados. Que no lo son los secretarios judiciales ni el personal administrativo, que lo ser¨¢n pero en plano distinto. Es m¨¢s, se puede decir que, tal como ense?an los temas de oposici¨®n, las personas somos falibles porque los errores son consustanciales a la persona, incluso aunque hayas ganado las oposiciones a juez. Errores hay. La justicia tambi¨¦n los comete. En Andaluc¨ªa lo mismo se roba un sumario que se mantiene en libertad a un detenido que no hab¨ªa vuelto a prisi¨®n tras un fin de semana, y mata a una turista en el barrio de Santa Cruz para robar un bolso (junio de 1998).
Son decisiones que no son iguales unas a otras. Circunstancias de todo tipo las hacen diferentes. Pues bien, a pesar de que cada cosa y cada caso son distintos, algunas opiniones van por el camino de identificar unos y otros para extraer la conclusi¨®n que el Gobierno y sus secuaces persiguen a los jueces y respecto de otros hace la vista gorda. Extender esta opini¨®n, am¨¦n del da?o que hace al bastante cascado prestigio judicial, s¨®lo sirve para que los fan¨¢ticos tomen estas ideas y las repitan sin pensar. Sin pensar, s¨ª. El que piense, es m¨¢s probable que entienda que dejar en libertad a una persona que es titular de permiso de armas que le habilita para poseer seis escopetas y un rifle y licencia para cazar; que carece de antecedentes y el robo por el que se le detuvo a no dan para m¨¢s de dos a?os, no es igual a quien ha sido ya condenado en juicio con todas las garant¨ªas y ten¨ªa que ingresar en prisi¨®n.
Lo natural, en raz¨®n, es que uno estuviera en la calle y el otro en prisi¨®n. As¨ª de sencillo.
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