?C¨®mo ha llegado hasta aqu¨ª?

Cuando se lean estas l¨ªneas hasta aqu¨ª quiz¨¢s ya significa la Casa Blanca. Con el recorrido que ha realizado en los ¨²ltimos 21 meses, desde que anunci¨® su candidatura, hasta el cierre de las urnas, basta y sobra para declararle vencedor del desaf¨ªo que significaba bregar porque un ciudadano afroamericano se convirtiera en el 44? presidente de los Estados Unidos de Am¨¦rica. Su campa?a ya ha transformado a este pa¨ªs, que celebr¨® ayer su d¨ªa grande electoral convertido en una sociedad post racial, en la que el ascensor social funciona para todos los ciudadanos. Tambi¨¦n le ha transformado a ¨¦l, quiz¨¢s no personalmente, pero s¨ª en su imagen p¨²blica y en su capacidad de sintonizar con la gente. Y, lo que es m¨¢s interesante, su campa?a ha obtenido unos resultados vencedores en todos los cap¨ªtulos: participaci¨®n, financiaci¨®n, organizaci¨®n, uso de las nuevas tecnolog¨ªas y sondeos. Lo ¨²nico que le faltaba ayer era que el escrutinio de los votos populares le proporcionara los 270 delegados necesarios.

El candidato republicano, John McCain, alguna responsabilidad tiene en tantos ¨¦xitos y en uno en concreto: no ha querido hacer sangre con los v¨ªdeos subversivos del pastor negro Wright, el mentor espiritual de Obama de discurso antiamericano. Tambi¨¦n le ha facilitado las cosas con sus dos errores m¨¢s garrafales (el nombramiento de la se?ora Palin y su reacci¨®n desordenada e impulsiva ante la crisis financiera). Pero el m¨¦rito fundamental es de Obama y de su equipo. Ha sido la mejor campa?a de la historia y ha contado con un candidato inmejorable, todo rozando la perfecci¨®n. No se han producido cambios de rumbo pol¨ªtico en su orientaci¨®n. Tampoco cambios de equipos, como les sucedi¨® a Clinton y McCain. Ni filtraciones. La disciplina y el orden han reinado en una medida desconocida: el reparto de la piel del oso antes de cazarlo ha quedado proscrito.

De la campa?a sale una experiencia que desborda al actual Partido Dem¨®crata. La financiaci¨®n p¨²blica de las campa?as ya no ser¨¢ posible a partir de ahora. La recaudaci¨®n por Internet se revela un mecanismo de participaci¨®n y de organizaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de una campa?a. Aunque los medios tradicionales aman a Obama, han sido los nuevos los que le han dado la victoria: Internet, marketing viral, mensajes telef¨®nicos, v¨ªdeos en YouTube, videojuegos. Obama ha movilizado masas, algo inhabitual en la pol¨ªtica estadounidense, pero la movilizaci¨®n m¨¢s intensa ha funcionado en el uso de los nuevos medios, en chats y redes sociales. Un nuevo partido, s¨ª, pero tambi¨¦n una nueva forma de hacer pol¨ªtica, la propia adem¨¢s de una generaci¨®n que se incorpora con fuerza y car¨¢cter propios.

Pero lo mejor de todo es el propio Obama, la fuerza de su personalidad, su oratoria, su car¨¢cter, ese temperamento de primera clase que le han elogiado incluso sus adversarios y un ego especial, transparente, que no vive con angustia su relaci¨®n con el poder. Un anti Sarkozy, en suma, que sabe trabajar en equipo y dirigirse con naturalidad a los ciudadanos.