A la espera de algo m¨¢s que una foto
La cumbre de Washington no lanzar¨¢ grandes reformas, pero puede iniciar el proceso
"Las recientes crisis han puesto de manifiesto problemas m¨¢s profundos y amplios en el sistema [...]. La nueva arquitectura financiera debe descansar sobre cinco principios: transparencia, solidez de los sistemas financieros, implicaci¨®n del sector privado, liberalizaci¨®n ordenada de los flujos de capitales y modernizaci¨®n de los mercados aplicando est¨¢ndares de buenas pr¨¢cticas y medios para reforzarlos".
No. Estas palabras no corresponden a ning¨²n comunicado previo a la cumbre del pr¨®ximo s¨¢bado en Washington. Son palabras pronunciadas en la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) en septiembre de 1998 por Michel Camdessus, entonces presidente del organismo. Hac¨ªa algo m¨¢s de un a?o desde el estallido de la crisis asi¨¢tica que puso en jaque a las divisas de todo el continente. A esas alturas el contagio ya hab¨ªa arrastrado a Rusia y estaba a punto de impactar con virulencia sobre Latinoam¨¦rica. De hecho, Brasil y Argentina ya sent¨ªan los primeros compases de la crisis y negociaban programas de asistencia con el organismo.
La cumbre de Bretton Woods de 1944 se prepar¨® durante tres a?os
En los ¨²ltimos a?os han sido muchos los intentos de reforma del sistema
Francia apuesta porque el Fondo pilote los cambios regulatorios Pese a ser la cuarta econom¨ªa mundial, China apenas pesa el 3,2% en el FMI
"Esta crisis ha acabado con la ola de ultraliberalismo de estos a?os"
En estos diez a?os muchos han sido los intentos de cambiar el modelo financiero internacional. Y todos ellos han coincidido con la implosi¨®n de nuevas crisis con or¨ªgenes similares y consecuencias cada vez m¨¢s intensas: el estallido de la burbuja tecnol¨®gica en el a?o 2000, la crisis del sistema contable desatada con la quiebra de Enron en 2001 y 2002 o la desregulaci¨®n en la innovaci¨®n financiera que ha provocado la actual tormenta. Aquellos problemas no quedaron resueltos y la crisis ha vuelto a ponerlos todos sobre la mesa a la vez.
Tanto como para haber generado un acuerdo casi un¨¢nime sobre la necesidad de introducir cambios en el sistema, aunque a estas alturas a¨²n no se ha fijado ni la agenda de reformas ni el calendario de trabajo. Y eso es lo m¨¢ximo que cabe esperar de la cumbre de Washington.
La presidencia francesa, en su propuesta a los 27, reconoce expl¨ªcitamente que esa reuni¨®n "ser¨¢ la primera de una serie destinada a reformar el sistema financiero internacional y asegurar que, a trav¨¦s de una mejor regulaci¨®n y una supervisi¨®n m¨¢s efectiva de los operadores del mercado, los errores que llevaron a la actual crisis no se vuelvan a repetir". Un proceso que llevar¨¢ mucho tiempo. Puede incluso que a?os.
De hecho, los acuerdos de Bretton Woods se firmaron durante una reuni¨®n a la que asistieron 44 pa¨ªses y se produjeron despu¨¦s de tres a?os de intensas negociaciones entre Estados Unidos y el Gobierno brit¨¢nico. El acuerdo original fue una respuesta a las desastrosas consecuencias de una serie de devaluaciones competitivas y medidas proteccionistas que se dieron durante los a?os treinta como respuesta a la crisis de 1929. As¨ª que es dif¨ªcil que de esta reuni¨®n, preparada en poco m¨¢s de un mes y sin mucho convencimiento por parte de la administraci¨®n convocante (EE UU), salga un "nuevo Bretton Woods" como pomposamente lo denominan algunos. Hay quien incluso habla de la "refundaci¨®n del capitalismo", como el presidente franc¨¦s Nicol¨¢s Sarkozy. Algo poco probable, entre otras cosas porque, como ha confirmado una fuente del G-20, son los ministerios de Asuntos Exteriores y no los de Econom¨ªa los encargados de organizar la cumbre del d¨ªa 15, as¨ª que pocos detalles t¨¦cnicos cabe esperar de esa reuni¨®n.
La agenda fijada para el encuentro tampoco contribuye mucho. Al margen de las sesiones fotogr¨¢ficas -de entrada, ya hay tres programadas- y las comidas protocolarias s¨®lo se han fijado dos sesiones de trabajo de hora y media cada una. En total, 180 minutos a repartir entre los representantes de los 20 pa¨ªses convocados, m¨¢s los presidentes de turno del G20 y la Uni¨®n Europea, la Comisi¨®n Europea, el FMI y el Banco Mundial.
James Malcolm, de Deutsche Bank, es muy pesimista con todo el proceso. "La ret¨®rica sobre un nuevo Bretton Woods tiene toda la pinta de diluirse tan pronto como empiecen las discusiones serias. Como un anuncio de la siguiente etapa de reformas del mercado de capitales suena valiente [...]. Pero la propuesta es demasiado ambiciosa para sobrevivir, incluso aunque se suavice en forma de paquetes de reformas regulatorias y de nuevos acuerdos de supervisi¨®n sobre las instituciones financieras y los productos de inversi¨®n".
La historia nos ha dado ejemplos de c¨®mo las autoridades flaquean en su ¨ªmpetu una vez que la urgencia desaparece. S¨®lo que esta vez el tama?o y la profundidad de la crisis pueden actuar como acicate.
"El modelo puede sobrevivir si se reforma", aseguraba
el director general de Regulaci¨®n del Banco de Espa?a, Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n, hace unas semanas en un congreso de auditores en Valencia. Muy bien, pero ?c¨®mo?
Una de las deficiencias puestas en evidencia en esta crisis son los problemas derivados de a?os de desregulaci¨®n. El mejor ejemplo es el de la aseguradora AIG, que a trav¨¦s de una de sus filiales controlaba un mercado de 440.000 millones de d¨®lares en instrumentos para asegurar a los inversores contra el impago de deuda, los credit default swaps. Ese volumen, equivalente casi a un tercio de la econom¨ªa espa?ola, carec¨ªa de todo tipo de regulaci¨®n. A conciencia.
En 1994, Charles Bowsher, el auditor general de Estados Unidos, advert¨ªa que las negociaciones de ese tipo de derivados necesitaban alguna supervisi¨®n. El entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, discrep¨® e impuso su criterio.
"El mercado ha demostrado que tambi¨¦n puede ser ineficiente y en este caso ha puesto el sistema al borde del riesgo sist¨¦mico. Ahora bien, los propios reguladores fomentaban esa desregulaci¨®n del mercado. Sin duda, esta crisis ha acabado con la ola de ultraliberalismo de los ¨²ltimos a?os", admite Juan Luis Garc¨ªa Alejo, director de an¨¢lisis de Inversis Banco.
Esa necesidad de reforzar la regulaci¨®n y la supervisi¨®n alcanza a distintas ¨¢reas.
"Por supuesto, hay que regular el mercado de derivados, que ya equivale a seis veces el PIB mundial. Sin duda son productos muy ¨²tiles que han servido para reducir el riesgo, pero son productos muy sofisticados que necesitan regulaci¨®n", advierte Federico Steinberg, analista del Real Instituto Elcano. "Y hay que fijar reglas sobre los niveles de apalancamiento de las entidades bancarias. No puede ser que el endeudamiento de Goldman Sachs tuviera una relaci¨®n de 35 a 1 por cada d¨®lar ingresado", advierte Steinberg.
Ah¨ª s¨ª parece haber muchas coincidencias. "Los requisitos de reservas de la banca comercial deben ser m¨¢s duros porque se podr¨ªa decir que, en estos momentos, toda la banca comercial es pr¨¢cticamente insolvente", insiste David Karsb?l, economista jefe de Saxo Bank. Y eso que Karsb?l mantiene posiciones nada ortodoxas: "Creo que no deber¨ªa hacerse nada" y que "la pol¨ªtica monetaria deber¨ªa ser extraordinariamente conservadora" para evitar errores que dieron lugar a otras crisis. Es decir, ni reformas ni rebajas de tipos.
Los nuevos instrumentos financieros tambi¨¦n demandan nuevas reglas. En los bancos centrales europeos gana peso la tesis de que las entidades que conceden cr¨¦ditos se queden con una parte del pr¨¦stamo en lugar de titulizarlos en su totalidad y repartirlos luego entre distintos inversores. "Eso les obliga a extremar el cuidado y asumir parte del riesgo", apuntan.
La crisis ya se ha encargado de echar por tierra uno de los cambios contables introducidos tras la crisis de Enron. Las autoridades estadounidenses han suspendido la norma seg¨²n la cual hab¨ªa que fijar los precios de los activos conforme al ¨²ltimo valor del mercado, conocida como mark to market. En un entorno de ca¨ªda de valor de los activos esta norma acelera esa deflaci¨®n. Y ah¨ª s¨ª hay discrepancias.
"Es una norma que ha demostrado ser ¨²til, pero deber¨ªan establecerse algunas excepciones muy claras. Cuando el mercado deja de funcionar -porque no hay participantes o falta liquidez- deber¨ªa fijarse entonces el valor intr¨ªnseco del activo de forma temporal", asegura Garc¨ªa Alejo. Las autoridades supervisoras plantean otra objeci¨®n: que los activos dudosos s¨ª deban registrarse desde el punto de vista contable. Una exigencia del Banco de Espa?a que rest¨® incentivos a los bancos espa?oles para comprar activos subprime.
De la crisis de Enron tambi¨¦n se arrastra la reforma pendiente de las agencias de rating. Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n defiende que elementos financieros complejos no puedan ser calificados por el mismo m¨¦todo que otros m¨¢s tradicionales, como la deuda de los Estados, porque implican riesgos diferentes y aportan mayor inestabilidad.
Son, sin duda, entidades con intereses cruzados, en un mercado que controlan s¨®lo tres empresas (Fitch, Standard & Poor's y Moody's) y todas ellas son estadounidenses. "Desde luego hay mercado para nuevas agencias asi¨¢ticas y europeas", afirma Steinberg.
La presidencia francesa tambi¨¦n ha planteado a los 27 que sea el Fondo Monetario Internacional (FMI) el encargado de pilotar estos cambios, "con el desarrollo de un sistema de alerta temprana contra las crisis, supervisar que el sistema financiero atienda a las necesidades de la econom¨ªa real, el buen funcionamiento de las agencias de rating y de los fondos de alto riesgo, los hegde fund, as¨ª como la aplicaci¨®n de las recomendaciones del Foro de Estabilidad Financiera".
El Fondo lleva a?os analizando cu¨¢l es el futuro de la entidad, en un entorno donde las crisis de las balanzas de pagos para las que fue creado han dejado de ser la principal amenaza para el sistema financiero internacional. Y una de las claves de futuro pasa por la falta de legitimidad que tiene entre los pa¨ªses en desarrollo, subrepresentados en las instituciones internacionales.
En la asamblea de Singapur, de septiembre de 2006, aument¨® levemente la cuota de Corea, Turqu¨ªa, M¨¦xico y China. Ah¨ª qued¨® toda la reforma. Un pa¨ªs como China, actualmente la cuarta econom¨ªa del mundo, tiene un peso en el Fondo que apenas supera el 3,2%. Hasta B¨¦lgica y Holanda tienen una cuota mayor.
El antiguo responsable del FMI, Michel Camdessus, aseguraba recientemente en una conferencia en Madrid que "hay que conseguir que los pa¨ªses emergentes (entre ellos China) contribuyan con sus reservas al FMI". Pero no parece razonable que estos pa¨ªses aumenten su aportaci¨®n al Fondo, o que incluso est¨¦n dispuestos a contribuir a la reforma de la arquitectura financiera internacional, sin que ello conlleve una cuota similar de poder. Estados Unidos financi¨® la puesta en marcha de los acuerdos de Bretton Woods garantiz¨¢ndose en la pr¨¢ctica el derecho de veto en los organismos multilaterales. De hecho, su cuota en el FMI es del 17,09% y muchas decisiones del organismo deben tomarse con un apoyo de al menos el 85% del total.
Para Raghuram Rajan, profesor de finanzas de la Universidad de Chicago y ex economista jefe del Fondo, uno de los problemas del organismo es que "resulta excesivamente titubeante a la hora de decirle a los pa¨ªses ricos cu¨¢les son los fallos de sus pol¨ªticas", seg¨²n reconoc¨ªa en un debate celebrado en la ¨²ltima asamblea del FMI de octubre.
El Fondo hace una evaluaci¨®n anual de las econom¨ªas de los pa¨ªses miembros a trav¨¦s del conocido como Art¨ªculo IV. En el de junio de 2007, dos meses antes del estallido de la crisis de las hipotecas subprime, ese informe reconoc¨ªa "que la innovaci¨®n financiera y la estabilidad estaban en la base del ¨¦xito econ¨®mico de Estados Unidos" y advert¨ªa al mismo tiempo "que esa r¨¢pida innovaci¨®n hab¨ªa creado retos regulatorios" en los que era m¨¢s dif¨ªcil evaluar los riesgos. Como admite Jean Pisani-Ferry, del think tank europeo Brueguel, "nadie recuerda las recomendaciones del Fondo a Estados Unidos" a lo largo de los a?os y, en su opini¨®n, eso representa una oportunidad perdida en t¨¦rminos de credibilidad. As¨ª que no es tanto una cuesti¨®n de las competencias que se asignan a este u otro organismo como de la independencia de que le doten los poderes pol¨ªticos para que su trabajo sea efectivo.
"La palabra que ahora volver¨¢ a ponerse de moda es coordinaci¨®n", asegura el director de an¨¢lisis de Inversis Banco. Tambi¨¦n dentro de la Uni¨®n Europea, donde la supervisi¨®n no depende de la misma autoridad en todos los pa¨ªses. La reforma institucional pasa, en su opini¨®n, por la refundaci¨®n de los organismos internacionales y una mayor dotaci¨®n de recursos y medios para poder llevarlo a cabo.
Algunos cambios empiezan a reflejar los nuevos tiempos. El Fondo ha puesto en marcha un nuevo programa de asistencia sin condiciones para pa¨ªses con buenas bases macroecon¨®micas que atraviesan dificultades temporales de liquidez. M¨¦xico, Brasil, Corea, Singapur, Chile y Malaisia podr¨ªan ser algunos de los pa¨ªses beneficiados, reconociendo as¨ª que estos pa¨ªses han accedido ya a otro estatus.
Los participantes de la cumbre de Washington no van a entrar en estos detalles. Todo lo m¨¢s la reuni¨®n supondr¨¢ el pistoletazo de salida de las reformas. Pero los cambios son inevitables. Porque, como asegura Gerardo della Paolera, presidente em¨¦rito de la Universidad Americana de Par¨ªs, "el mundo ha cambiado tanto que en realidad, Bretton Woods ya no existe".
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