Aumentar el tama?o del FMI es un error
Al irradiarse la crisis financiera mundial de las econom¨ªas desarrolladas a los mercados emergentes, no s¨®lo est¨¢ asolando econom¨ªas mal gestionadas, como, por ejemplo, las de Venezuela, Rusia y Argentina. La crisis est¨¢ afectando tambi¨¦n a pa¨ªses como Brasil, Corea y Sur¨¢frica, que parec¨ªan haber logrado avances importantes y duraderos hacia la estabilidad macroecon¨®mica. Por esa raz¨®n, la futura configuraci¨®n del Fondo Monetario Internacional (FMI) est¨¢ pasando r¨¢pidamente a ocupar uno de los primeros puestos del programa de los dirigentes mundiales, cuando se preparan para reunirse en Washington a mediados de noviembre con vistas a examinar el futuro del sistema financiero mundial.
Hace muy poco, el organismo parec¨ªa relegado a un periodo duradero de irrelevancia
El FMI no tiene capacidad para la morosidad a gran escala que podr¨ªa traer una oleada de pr¨¦stamos
Hace muy poco, el FMI parec¨ªa relegado a un periodo duradero de irrelevancia por no haber modernizado ni su euroc¨¦ntrica representaci¨®n pol¨ªtica ni sus arcanos servicios de pr¨¦stamo de Gobierno a Gobierno. De repente, el Fondo ha pasado al centro del escenario como el ¨²nico organismo aparentemente capacitado para detener la viciosa espiral descendente de que actualmente son presa los valores y los bonos de los mercados emergentes.
Los dirigentes mundiales deben alegrarse de que el FMI est¨¦ dispuesto a tomar la iniciativa en la pr¨®xima fase de la crisis financiera mundial, aun cuando sus recursos para pr¨¦stamos de unos 250.000 millones de d¨®lares son inadecuados para contener la marcha actual de los mercados emergentes. Tan s¨®lo las empresas de dichos mercados tendr¨¢n que afrontar vencimientos por valor de centenares de miles de millones de d¨®lares durante los doce pr¨®ximos meses, mucho m¨¢s de lo que pueden cubrir las reservas de sus Gobiernos, si no se normalizan los mercados de cr¨¦dito.
A diferencia del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, la mayor¨ªa de los presidentes de los bancos centrales de los mercados emergentes no est¨¢n en condiciones de extender cheques en blanco por sus econom¨ªas sin un efecto bumer¨¢n en los tipos de inter¨¦s y de cambio. (Veremos c¨®mo juzgan el d¨®lar los inversores una vez que se disipe el humo y resulte evidente el enorme aumento del dinero y la deuda de EE UU).
Pero ser¨ªa un error terrible limitarse a aumentar el tama?o del FMI con su configuraci¨®n actual ampliando sus servicios de pr¨¦stamo, como muchos proponen. Al contrario, se debe especializar el papel del Fondo, aun en la crisis actual, para que haga de interlocutor entre los prestamistas y los prestatarios de los pa¨ªses en desarrollo, en lugar de convertirlo simplemente en un sustituto de todas las dem¨¢s fuentes de pr¨¦stamo.
Las reformas decisivas para el FMI siguen siendo las siguientes: primero, mejorar su direcci¨®n reduciendo la representaci¨®n europea y aumentando a un tiempo la de Asia, y segundo, centrando la misi¨®n del Fondo en la supervisi¨®n y la vigilancia, en lugar de como facilitador directo de pr¨¦stamos para rescates. Al contrario de la opini¨®n popular, ahora es exactamente el momento adecuado para hacer esos cambios. Los Gobiernos de los pa¨ªses ricos, encabezados por los bancos centrales, deben facilitar la necesaria financiaci¨®n a gran escala para contener la marcha de las finanzas de los pa¨ªses en desarrollo. El papel principal del Fondo debe ser el de la supervisi¨®n.
Al carecer de una divisa propia, el FMI no est¨¢ en buenas condiciones precisamente para intervenir con la abrumadora fuerza necesaria en operaciones de pr¨¦stamo como ¨²ltimo recurso. En principio, se podr¨ªa permitir al FMI acu?ar moneda (ya tiene su propia unidad de contabilidad, los llamados derechos especiales de giro), pero no es una medida realista, dada la falta de un sistema adecuado de gesti¨®n de los asuntos mundiales. Ni siquiera la zona del euro, que tiene mucha m¨¢s cohesi¨®n que el mundo en conjunto, sabe del todo c¨®mo utilizar su banco central como prestador de ¨²ltimo recurso.
Los recursos para pr¨¦stamos del FMI han disminuido espectacularmente en relaci¨®n con el comercio y la renta mundiales frente a lo que hab¨ªan sido en los cincuenta ¨²ltimos a?os. Pero aumentar los recursos a un bill¨®n de d¨®lares o m¨¢s tampoco es una opci¨®n realista. El FMI no tiene un marco adecuado para afrontar la morosidad a gran escala en que podr¨ªa convertirse f¨¢cilmente una enorme oleada de pr¨¦stamos y, menos a¨²n, la voluntad pol¨ªtica para distinguir entre pa¨ªses con problemas aut¨¦nticos de liquidez a corto plazo y los que afrontan en realidad problemas de insolvencia.
As¨ª pues, ?qu¨¦ deben hacer los dirigentes mundiales con el FMI? A corto plazo, el FMI podr¨ªa ayudar a coordinar pr¨¦stamos suplementarios de pa¨ªses como EE UU, Jap¨®n y China para contribuir a mantener la estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica en el mundo en desarrollo. Sin reconocer directamente el papel fundamental de Estados Unidos en el origen de la crisis financiera, su Reserva Federal ya se ha ofrecido a intercambiar hasta 30.000 millones de d¨®lares con cada uno de los bancos centrales de Corea, Brasil, M¨¦xico y Singapur.
El FMI puede desempe?ar tambi¨¦n un papel ¨²til para ayudar a los pa¨ªses con super¨¢vit a gestionar sus reservas de divisas, de forma muy parecida a como ya lo hace el Banco de Pagos Internacionales. Los dirigentes mundiales pueden permitir al FMI vender parte de sus reservas de oro para dotarlo de liquidez suficiente con vistas a financiar sus funciones de supervisi¨®n y vigilancia. Despu¨¦s, en el futuro, no tendr¨¢ que conceder pr¨¦stamos en momentos de crisis s¨®lo para poder pagar la electricidad del edificio.
Por tentador que resulte aumentar los pr¨¦stamos del FMI a largo plazo, ser¨ªa un error estrat¨¦gico tanto para el mundo como para el Fondo. Los pa¨ªses ricos, junto con China y los exportadores de petr¨®leo del Golfo, deben adoptar medidas audaces para ayudar a los mercados emergentes, y al Fondo le corresponde desempe?ar un papel ¨²til al respecto. Pero aumentar el tama?o del Fondo sin suficientes mejoras de su gesti¨®n y limitaciones en materia de pr¨¦stamos ser¨ªa dar al mundo una dosis exagerada de algo bueno. -
Kenneth Rogoff es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard y fue economista jefe del FMI. ? Copyright: Project Syndicate, 2008. www.project-syndicate.org. Traducido por Carlos Manzano.
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