Capitalismo gris
El pasado fin de semana tuvo lugar en S?o Paulo (Brasil) una reuni¨®n de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G-20 para preparar la cumbre de Washington del pr¨®ximo s¨¢bado, que tiene que iniciar la reforma del sistema financiero internacional. M¨¢s all¨¢ de las declaraciones p¨²blicas, hay dos hechos que conviene subrayar de lo ocurrido en S?o Paulo: que los pa¨ªses BRIC (acr¨®nimo de Brasil, Rusia, India y China) ir¨¢n a la cumbre con una postura com¨²n, lo que desplazar¨¢ el poder tradicional de Estados Unidos y de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados en este tipo de concili¨¢bulos; y que Espa?a no estaba presente en Brasil, lo que es una demostraci¨®n m¨¢s de que habr¨¢ de articular una metodolog¨ªa que no existe para participar con permanencia en esas reformas que se persiguen, m¨¢s all¨¢ de que Zapatero se haga la foto junto a los dem¨¢s mandatarios en Washington.
La aportaci¨®n de Espa?a en Washington tiene que ver con lo que se ha mostrado s¨®lido: la fortaleza del sistema financiero
La cumbre de Washington (G-20 ampliado) no es m¨¢s que el arranque de un proceso. Mientras ¨¦ste no se desarrolle en el seno de la ONU sino de cualquiera de las formaciones G existentes, Espa?a estar¨¢ en precario al no pertenecer a ninguno de esos clubes privados de pa¨ªses que se cooptan entre ellos. No se ha dado el caso de que un pa¨ªs abandone una formaci¨®n G y sea sustituido por otro que le adelanta en riqueza o representatividad; si se incorpora otro pa¨ªs, aumenta el n¨²mero de participantes y la formaci¨®n G cambia de n¨²mero (por ejemplo, el G-5, nacido en 1975, devino en G-7 diez a?os despu¨¦s, y m¨¢s adelante en G-8 para que entrase Rusia).
La aportaci¨®n diferencial de Espa?a al debate de Washington tiene que ver con aquello que hasta ahora se ha mostrado m¨¢s s¨®lido en nuestra econom¨ªa: la fortaleza del sistema financiero a la luz de un sistema de supervisi¨®n y de provisiones preventivas que ha tenido continuidad en el tiempo, con independencia de qui¨¦n mandase en La Moncloa.
Ese sistema se ha residenciado, sobre todo, en el Banco de Espa?a: Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, su actual gobernador, ha controlado bien este periodo de turbulencias, pero su prestigio recoge tambi¨¦n el de sus antecesores, Jaime Caruana, Luis ?ngel Rojo o Mariano Rubio, etc¨¦tera.
Es de suponer que el Ministerio de Econom¨ªa, el Banco de Espa?a y quiz¨¢ la Oficina Econ¨®mica de la Presidencia estar¨¢n elaborando a marchas forzadas las especificidades que va a defender Espa?a en Washington, en el seno de la postura com¨²n de la Uni¨®n Europea. Esta suposici¨®n se complementa con una realidad: la factor¨ªa Caldera (la Fundaci¨®n Ideas, que dirige el anterior ministro de Trabajo) ha encargado, por mandato del presidente de Gobierno, un documento con la misma finalidad a un grupo de expertos, algunos de los mejores economistas que trabajan en instituciones privadas y en la universidad.
El marco en el que laboran es el de potenciar el papel del FMI como supervisor global -una especie de Banco Central Mundial- mejorando su representatividad; articular las acciones de ese organismo, nacido en Bretton Woods, con el m¨¢s moderno Foro de Estabilidad Financiera (en el que tampoco est¨¢ presente Espa?a); mejorar las normas contables y de capitalizaci¨®n financiera; regular las actividades de las agencias de calificaci¨®n de riesgos que, actuando hasta ahora bajo el mantra de la autorregulaci¨®n, han causado un estropicio en las finanzas mundiales, confundiendo los activos de buena calidad con los m¨¢s t¨®xicos; eliminar las zonas de sombra y los productos fuera de balance que tanto se han multiplicado en la ¨²ltima d¨¦cada (el capitalismo gris); un c¨®digo de conducta para los ejecutivos de las entidades financieras, muchos de los cuales se han enriquecido exponencialmente mientras al tiempo causaban la ruina de los accionistas que los hab¨ªan contratado, etc¨¦tera.
La cumbre de Washington tiene un l¨ªmite que no ha de sobrepasar: no puede ser un fracaso, so pena de incrementar la sensaci¨®n de desconfianza insostenible que es la principal caracter¨ªstica de la coyuntura. Se debe denunciar a quienes -como ya ocurri¨® en la crisis de los noventa- desde posiciones liberales se hicieron socialistas para salvarse de la quema... y volvieron a ser liberales en cuanto pasaron las turbulencias. Ya est¨¢n prepar¨¢ndose para la nueva contorsi¨®n.
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