Los bombardeos de EE UU sobre civiles alimentan el odio a las tropas
El apoyo a la insurgencia talib¨¢n crece en la zona patrullada por los espa?oles
Siete a?os despu¨¦s de que los bombardeos de EE UU acabaran con el r¨¦gimen talib¨¢n, el futuro de Afganist¨¢n se presenta cada vez m¨¢s incierto. Las dificultades para la transici¨®n pol¨ªtica en un pa¨ªs que sal¨ªa de tres d¨¦cadas de guerras se han visto eclipsadas por la creciente inseguridad que ha elevado los ataques a las tropas extranjeras hasta los niveles de Irak. En ese contexto se produjo ayer el atentado suicida contra el convoy de la OTAN que dej¨® dos soldados espa?oles muertos y cuatro heridos, uno de ellos de gravedad.
M¨¢s all¨¢ de las circunstancias particulares de ese incidente, otro m¨¢s de los que a diario se producen en amplias zonas de la mitad sur de Afganist¨¢n, hay dos precisiones que conviene recordar. En primer lugar, el distrito de Shindand, una especie de salvaje oeste situado a dos horas al sur de Herat, es uno de los que m¨¢s v¨ªctimas civiles ha padecido desde el inicio de la Operaci¨®n Libertad Duradera.
Unos 1.500 paisanos han fallecido en lo que va de a?o, seg¨²n la ONU
Los talibanes a menudo se esconden entre la poblaci¨®n
Washington admite que el lunes pasado mat¨® a 37 civiles en un ataque a¨¦reo
Los afganos no distinguen entre la misi¨®n de la ONU y la de EE UU
Aunque inicialmente no se trataba de un reducto talib¨¢n como Kandahar o Uruzg¨¢n, la rivalidad del cabecilla local, el comandante past¨²n Amanullah Khan, con Ismail Khan, el tayico que control¨® Herat hasta septiembre de 2004, permiti¨® que los talibanes encontraran un aliado.
A partir de ah¨ª, la estrategia basada en los bombardeos a¨¦reos de EE UU (el pa¨ªs que lidera la coalici¨®n y provee la mayor¨ªa de los soldados de Libertad Duradera, 19.000), ha contribuido a extender el apoyo a esa milicia rebelde entre los habitantes, debido a las numerosas v¨ªctimas civiles que ocasiona. En uno de los casos m¨¢s graves, el pasado agosto, una operaci¨®n conjunta de fuerzas especiales norteamericanas y tropas de ¨¦lite del Ej¨¦rcito afgano contra un presunto colaborador de Al Qaeda en la aldea de Azizabad, dej¨® 96 civiles muertos, incluidos 60 ni?os y 15 mujeres, seg¨²n una investigaci¨®n del Gobierno afgano, respaldada por otra de la ONU.
Llov¨ªa sobre mojado. Apenas un a?o antes se hab¨ªa producido muy cerca otro incidente parecido, y reclamaciones similares llegan con demasiada frecuencia desde otros puntos del pa¨ªs. La ¨²ltima, el pasado lunes en Kandahar, habla de 37 muertos. Ayer mismo, la comandancia estadounidense en Afganist¨¢n admiti¨® la muerte de los 37 civiles en uno de sus bombardeos y asegur¨® que ha indemnizado a las familias de las v¨ªctimas.
Seg¨²n fuentes de la ONU, cerca de 1.500 civiles han perdido la vida en los primeros ocho meses de este a?o a causa de los combates, el 60% v¨ªctimas de la insurgencia. Aunque reconociendo que los talibanes a menudo se esconden entre la poblaci¨®n civil, a la que usan como escudos humanos, el presidente Hamid Karzai, cuya popularidad decrece al mismo ritmo que la de las tropas extranjeras, se vio obligado a anunciar una improbable revisi¨®n de los acuerdos bajo los que esas fuerzas operan en Afganist¨¢n.
As¨ª que los soldados espa?oles se encontraban patrullando en una zona especialmente sensible con la presencia militar extranjera, y en consecuencia favorable a los insurgentes. No hay que olvidar que en febrero del a?o pasado, en ese mismo distrito, muri¨® la soldado Idoia Rodr¨ªguez cuando la ambulancia blindada en la que viajaba result¨® alcanzada por una mina activada por control remoto, un ataque atribuido a los talibanes.
Alg¨²n observador apuntar¨¢ aqu¨ª que las tropas espa?olas no act¨²an en el marco de la mencionada Operaci¨®n Libertad Duradera, sino en el de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. La ISAF se estableci¨® en los Acuerdos de Bonn de diciembre de 2001 y, al amparo de varias resoluciones de la ONU, ha ido extendiendo su ¨¢rea de operaciones por todo el pa¨ªs a partir de Kabul. Hoy cuenta con 50.000 soldados de 41 pa¨ªses, 15.000 de ellos estadounidenses. El mandato de ¨¦sta es, como se desprende de su nombre, ayudar a las fuerzas afganas a establecer la seguridad en su pa¨ªs, frente la lucha contra los talibanes y miembros de Al Qaeda que persigue la Libertad Duradera de EE UU. En rom¨¢n paladino, que la segunda es una misi¨®n de combate y la primera s¨®lo recurre a las armas en caso de verse atacada.
Y aqu¨ª viene la segunda precisi¨®n necesaria. "Para los afganos no hay diferencia entre ISAF y Libertad Duradera; todos los soldados llevan uniforme y parecen americanos, as¨ª que cuando ocurren errores, se les culpa en conjunto", tal como explic¨® a este diario el pr¨ªncipe Mustafa, nieto del fallecido rey Zahir, durante una reciente visita a Afganist¨¢n. Adem¨¢s, sobre el terreno la distinci¨®n puede diluirse. "La base de apoyo avanzado a la que est¨¢n asignadas las tropas espa?olas desplegadas en el aeropuerto de Herat responde a las necesidades de cualquiera de los miembros de la OTAN en la zona, y eso incluye a Estados Unidos", explicaba una fuente militar estadounidense manteniendo una estudiada ambig¨¹edad.
Aunque muchos afganos temen que la salida de las tropas extranjeras les deje desprotegidos frente los abusos de milicias y narcotraficantes, cada vez son m¨¢s las voces que piden una soluci¨®n afgana frente a la alternativa de enviar m¨¢s tropas al pa¨ªs que baraja el presidente electo de EE UU, Barack Obama.
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