S¨ª, tu salud es cuesti¨®n de clase
La desigualdad tambi¨¦n mata en pa¨ªses de Occidente - Los estudios desvelan graves contrastes en esperanza de vida en una misma ciudad
La salud no s¨®lo depende de la biolog¨ªa. Cerca del 80% de las muertes prematuras debidas a cardiopat¨ªas o accidentes cerebrovasculares, y m¨¢s de la mitad de los tumores cancer¨ªgenos se podr¨ªan evitar con estilos de vida saludables, tales como una alimentaci¨®n sana, una actividad f¨ªsica regular y no fumar. Sin embargo, para muchos profesionales, responsabilizar siempre al individuo sobre los estilos de vida supone cargarle con decisiones sobre las que, seg¨²n sus ingresos, su educaci¨®n y el lugar donde resida, no siempre puede escoger. ?Son siempre los h¨¢bitos de vida una elecci¨®n individual? ?Tiene todo el mundo las mismas oportunidades para decidir sobre ellos?
"El lugar que cada cual ocupa en la jerarqu¨ªa social afecta a sus condiciones de crecimiento, aprendizaje, vida, trabajo y envejecimiento, a su vulnerabilidad ante la mala salud y a las consecuencias de la enfermedad", afirma el informe realizado por la Comisi¨®n de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS. Un documento en el que han estado trabajando durante tres a?os expertos de todo el mundo, y con el que este organismo espera conseguir que las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales de todos los Gobiernos tambi¨¦n tengan en cuenta el impacto sobre la salud que generan las desigualdades.
El 80% de las muertes por infarto se da en pa¨ªses con renta baja
Con dos euros al d¨ªa es imposible una vida saludable, dice el estudio
Entre los obreros no cualificados proliferan los trastornos mentales
"La nefasta combinaci¨®n entre malas pol¨ªticas y deficientes arreglos econ¨®micos es responsable en gran medida de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n del planeta no goce del grado de buena salud que ser¨ªa biol¨®gicamente posible", sostiene la comisi¨®n. "La injusticia social mata a muchas personas", concluye. Sobre el mapa mundial, la mala salud se solapa con la pobreza, ante lo que el informe plantea la necesidad de resolver una demanda hist¨®rica: un reparto equitativo de los recursos. Un 80% de las personas que murieron el a?o pasado por enfermedades cardiovasculares habitaba en pa¨ªses con una renta media o baja. Un 80% de los diab¨¦ticos habita igualmente en pa¨ªses pobres.
Mientras un 90% de la poblaci¨®n tenga que vivir con menos de dos euros al d¨ªa, en tanto las necesidades m¨ªnimas pendan de un hilo, la capacidad individual para escoger un estilo de vida saludable es nula, aseguran los expertos.
En pa¨ªses como Mozambique, donde hay que caminar m¨¢s de media hora para obtener agua, la libertad para decidir si tomar determinada agua para evitar infecciones no existe. S¨®lo se puede beber o comer lo que hay, y cuando hay. "La causa de las enfermedades transmitidas por el agua no es s¨®lo la falta de antibi¨®ticos, sino la suciedad; el origen de las cardiopat¨ªas no es s¨®lo la carencia de unidades de atenci¨®n coronaria, sino el modo de vida de la poblaci¨®n, que est¨¢ configurado por el entorno en que vive; la obesidad no es culpa del vicio personal, sino de la excesiva disponibilidad de alimentos ricos en grasas y az¨²cares", indica la comisi¨®n. Tambi¨¦n constata que los m¨¢s pobres consumen m¨¢s tabaco y beben m¨¢s.
El informe de la OMS avisa de que las desigualdades son cada vez mayores. En 1980, los pa¨ªses m¨¢s ricos, que albergan un 10% de la poblaci¨®n mundial, ten¨ªan un ingreso nacional bruto que multiplicaba por 60 al de los pa¨ªses m¨¢s pobres. Tras 25 a?os de globalizaci¨®n, la diferencia se ha multiplicado por 122. El informe tambi¨¦n destaca que la riqueza por s¨ª sola tampoco determina la salud: "Algunos pa¨ªses con ingresos bajos, como Cuba, Costa Rica, China, el Estado indio de Kerala y Sri Lanka han logrado buenos niveles de salud, pese a que sus ingresos nacionales son relativamente bajos".
En los pa¨ªses con econom¨ªas en transici¨®n, preocupa especialmente el incremento desorbitado de la obesidad. Entre 1995 y 1999, India y China ha doblado su consumo de comida r¨¢pida. M¨¦xico casi lo ha triplicado. "Para corregir las tendencias de la epidemia mundial de obesidad ser¨¢ necesario superar un importante obst¨¢culo pendiente: lograr la participaci¨®n de diversos sectores ajenos a la esfera de la salud tales como el comercio, la agricultura, el empleo y la ense?anza", afirma el informe de la OMS.
La comisi¨®n deja claro que las desigualdades en las zonas m¨¢s pr¨®speras tambi¨¦n tienen un impacto sobre la salud. "En los pa¨ªses ricos, tener pocos ingresos significa tener un menor acceso a la educaci¨®n, ocio, sufrir desempleo, inseguridad laboral, peores condiciones de trabajo y habitar en barrios menos seguros", seg¨²n el informe. Por ejemplo, un ni?o que nazca en el barrio de Calton, un suburbio de Glasgow (Escocia) tiene una esperanza de vida de 54 a?os, 28 a?os menos que otro que nazca en Lenzie, otro barrio situado a tan s¨®lo 13 kil¨®metros de distancia, donde la vida media es de 82 a?os.
Otro ejemplo: en Estados Unidos se habr¨ªan evitado m¨¢s de 800.000 muertes entre los a?os 1991 y 2000, si las tasas de mortalidad de blancos y negros hubiesen sido iguales.
En Espa?a, las desigualdades tambi¨¦n se encuentran tanto nacional como localmente. En el suroeste espa?ol la pobreza, los riesgos laborales y la presencia de ciertas industrias hacen que las cifras globales sobre salud sean peores que en el resto de Espa?a, seg¨²n explica Joan Benach, codirector de la Red de Condiciones de Empleo y Desigualdad en Salud que forma parte de la Comisi¨®n de Determinantes Sociales de Salud de la OMS. Un estudio publicado por Benach en el Journal of Epidemiology and Community llegaba a la conclusi¨®n de que si toda Espa?a tuviera el ¨ªndice de mortalidad que registra el 20% de las zonas m¨¢s ricas, cada a?o se producir¨ªan 35.090 muertes menos.
Las diferencias tambi¨¦n se encuentran localmente, entre barrios de una misma ciudad. Por ejemplo, en Barcelona, un ni?o nacido en Ciutat Vella, un barrio con una renta m¨¢s baja y la mayor concentraci¨®n de poblaci¨®n inmigrante de la ciudad, tiene una esperanza de vida media de 73 a?os. Para otro var¨®n nacido en el acomodado Eixample, la esperanza de vida es de cinco a?os m¨¢s, 78 a?os. Si fuese ni?a, la diferencia entre barrios ser¨ªa menor, de dos a?os. Entre barrios de Madrid existen diferencias similares. La esperanza de vida media en el barrio de Vallecas, el distrito con el peor indicador de renta de la ciudad (9.800 euros al a?o de media), es de 79 a?os, mientras que en el barrio de Salamanca (renta media de 17.800 euros al a?o), es de 83 a?os
Los datos constatan la necesidad de un nuevo enfoque sobre la sanidad: "Cuando se piensa en salud, se hace s¨®lo desde el punto de vista de la atenci¨®n sanitaria, pero es importante distinguir entre las razones por las que la gente enferma y qu¨¦ pasa cuando enferma", afirma Michael Marmot, director del proyecto de la OMS. "Hay muy pocos problemas que sean puramente gen¨¦ticos o biol¨®gicos. Hay que incorporar los procesos sociales a la biolog¨ªa humana", seg¨²n Benach.
La coyuntura laboral es una de las determinantes sociales mejor estudiadas. "La salud debe impregnar todas las decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas", afirma Carme Borrell, directora del Observatorio de Salud de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona (ASPB), que junto con Benach, Inma Cort¨¦s y Luc¨ªa Artazcoz ha realizado diversos estudios sobre c¨®mo los trabajadores con menores ingresos y mayor precariedad laboral tienen peor salud.
Una cuarta parte de los trabajadores no cualificados tienen contratos temporales, y cerca del 8% ni siquiera tiene contrato: el resultado es que el 12% presenta problemas ps¨ªquicos. "La incertidumbre y la falta de control producen niveles de estr¨¦s que acaban da?ando la salud mental", afirma Inma Cort¨¦s. Entre los trabajadores no cualificados la incidencia de patolog¨ªas dolorosas es tambi¨¦n mayor: el 15% sufre dolor cr¨®nico cervical, el 22,7%, lumbar y el 10% padecen frecuentes migra?as. Entre las mujeres estos porcentajes se duplican en todas las dolencias. En dolores de cabeza, se triplica.
En Barcelona, las mujeres m¨¢s desfavorecidas tambi¨¦n sufren m¨¢s sobrepeso, del 34,6% frente al 20,1%. "La falta de tiempo y de recursos se traduce en una peor dieta", precisa. Seg¨²n otro estudio de la ASPB, menos del 20% de las mujeres con una renta baja hace ejercicio f¨ªsico durante el tiempo libre, frente a un 40% entre las clases acomodadas. Entre los hombres, el 39% de los que ganan menos fuma, frente al 24% entre los de mayor renta.
Ante la desigualdad, Joan Benach relata una lista alternativa de estilos de vida, ideada por un especialista en h¨¢bitos saludables de la Universidad de Bristol, David Gordon: no seas pobre y, si lo eres, deja de serlo cuanto antes; no te sometas a un trabajo precario y mal pagado; no vivas en un barrio pobre y contaminado. "Con ellos se subraya que los determinantes sociales en la salud p¨²blica est¨¢n muy por encima de los mal llamados estilos de vida. Porque no se trata de estilos de vida personales, sino de conductas influidas por factores sociales", concluye Benach.
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