Caldo en el bosque animado
Casa Alfredo, en Cecebre, ofrece la peculiaridad de no tener carta
La memoria de Miluca Abella es la historia viva de una parroquia que se ha hecho universalmente famosa gracias al t¨ªtulo de un libro, El bosque animado, de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez. Don Wenceslao, a secas para ella, "era muy simp¨¢tico, muy buena persona y, aunque estaba soltero, muy mujeriego", y adem¨¢s "sab¨ªa traducir los gestos de los animales". La mujer desvela el germen de este libro, que ha convertido en mito literario y cinematogr¨¢fico a la Fraga de Cecebre. "Todo arranca", cuenta la cocinera, "de la casa grande de don Joaqu¨ªn Mesa, quien ten¨ªa un casero de Lugo que le hablaba a los animales y estos le contestaban". Muchos personajes de la novela tienen nombres y apellidos que no aparecen en la ficci¨®n, pero est¨¢n en el recuerdo de Miluca. Fern¨¢ndez Fl¨®rez viv¨ªa en la vecina parroquia de Pi?eiro. "Ven¨ªa mucho por aqu¨ª, de paseo, a comer en nuestra casa y porque los Pe?a, padres de unas cubanas guap¨ªsimas, organizaban bailes y verbenas en verano; adem¨¢s, ¨¦l era de los pocos que ten¨ªan coche", cuenta.
Para Miluca, a sus 87 a?os, aquel tiempo pasado fue de esplendor. Los veranos estaban llenos de luz y veraneantes que llegaban de A Coru?a en tren hasta el apeadero y alquilaban las casas de la vecindad para ba?arse en el r¨ªo. De espaldas a las v¨ªas del ferrocarril est¨¢ el establecimiento que ahora regenta su hijo Alfredo. Abri¨® las puertas en 1951 como comercio de ultramarinos, piensos, semillas, cereales, abonos... Ellos eran labradores que se fueron adaptando al cambio de los tiempos y decidieron dar comidas "a los se?ores de A Coru?a y de Madrid". "Y esto se convirti¨® en un caf¨¦ bar, hasta que en los a?os setenta se especializ¨® como restaurante", puntualiza Alfredo, "con la peculiaridad de no tener carta". As¨ª que los comensales llegan y no pueden elegir. "Deben adaptarse a los siete u ocho platos que hacemos y servimos como men¨² degustaci¨®n, por eso las mesas son de m¨¢s de seis". Una pareja lo tiene dif¨ªcil para avenirse a la costumbre de la casa, "en ese caso, les servimos unas tapas de cada plato". Se cocina en funci¨®n del clima del d¨ªa y los productos de la temporada. "Aqu¨ª se come como cuando llegas a casa de la suegra, de lo que hay en la mesa", ironiza Alfredo.
Miluca sigue dirigiendo la cocina -"que es muy buena cosa, para la que debes tener mucha disposici¨®n"- y ella, que aprendi¨® por necesidad, ense?a ahora a las empleadas. Una raci¨®n para diez personas no entra en sus c¨¢lculos. "Para menos de treinta no s¨¦ si sabr¨¦ hacerlo". Piensa que el caldo gallego "lo sabe cocinar todo el mundo". "Pero el tuyo, no", le apostilla el hijo. Antes de poner la gran olla al fuego, ha seleccionado, limpiado y lavado todos los ingredientes. La media de agua y deposita las habas, el unto, el tocino, la carne, los chorizos y el codillo y los deja cocer hasta que "el agua est¨¢ gorda, porque hay caldo y caldito, esa es la diferencia". Peladas las patatas, es el momento de a?adirlas, y antes de que est¨¦n blandas, deposita la verdura y sala al gusto. La ¨²ltima cocci¨®n terminar¨¢ "cuando huela a rico en la puerta de la cocina".
Como ¨¦ste, el resto de los platos de Casa Alfredo son absolutamente tradicionales y de corte casero. Si es d¨ªa de caldo gallego, suelen complementarlo con carne asada, tortilla y las empanadas de Miluca, acompa?adas de un mencia Soutullo de la Ribera Sacra. De postre, flan casero, frutas y helados de chocolate y caramelo. En verano, los clientes vienen a la procura del salpic¨®n y las ensaladas, que tambi¨¦n la cocinera aprendi¨® equivoc¨¢ndose y "haciendo los cambios necesarios hasta dar con el punto que m¨¢s gusta". A ella le gusta hablar al calor de la chimenea y siempre tiene vivos los recuerdos de personajes como el del pintor Seijo Rubio, para quien pos¨® de modelo. O aquella ma?ana lejana en que los vecinos de Cambre decidieron parar el tren expreso de Madrid y rendirle un homenaje al ministro Santiago Casares Quiroga. "Yo tendr¨ªa 10 o 12 a?os y me eligieron para que entregara el ramo de flores a Casarito, por guapa".
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