Memoria hist¨®rica de v¨¦rtigo
El ejemplo de nuestra transici¨®n. En este pa¨ªs no dejamos de mirarnos al ombligo con cuestiones como ¨¦sta. Es por eso que no conviene mirar atr¨¢s, dicen algunos. Otros pa¨ªses lo hicieron. No dudaron a la hora de reconocer sus pecados. Lo afrontaron sin ¨¢nimos revanchistas y no provocaron nuevas guerras civiles. Quedaron limpios y con la conciencia tranquila.
Nosotros, no. Nosotros tenemos miedo a reconocer nuestras atrocidades. Dicen quienes se niegan a hacerlo que ambos bandos cometieron barbaridades. Seguramente que s¨ª. Pero la diferencia, hay muchas, es que uno de ellos lo hizo durante 40 a?os y tuvo todo ese tiempo para "reparar heridas". Somos el pa¨ªs con m¨¢s desaparecidos del mundo. S¨ª, del mundo, lo dice Amnist¨ªa Internacional. Somos un pa¨ªs cobarde que nunca ser¨¢ una democracia consolidada mientras no reconozca sus verg¨¹enzas. Pero bueno, todo sea por el ejemplo de nuestra transici¨®n.
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