Una recuperaci¨®n sostenible
La recesi¨®n global que hoy est¨¢ en marcha es el resultado no s¨®lo de un p¨¢nico financiero, sino tambi¨¦n de una incertidumbre m¨¢s elemental sobre la futura direcci¨®n de la econom¨ªa mundial. Los consumidores est¨¢n cancelando compras de casas y autom¨®viles no s¨®lo porque sufrieron un golpe a su riqueza tras la ca¨ªda de los precios de las acciones y el valor de sus viviendas, sino tambi¨¦n porque no saben ad¨®nde recurrir. ?Deber¨ªan arriesgarse a comprar un auto nuevo cuando los precios del combustible podr¨ªan volver a subir? ?Podr¨¢n poner comida en la mesa despu¨¦s de la aterradora subida de los precios de los alimentos de este a?o?
Las decisiones sobre las inversiones comerciales son a¨²n m¨¢s sombr¨ªas. Las empresas se reh¨²san a invertir en un momento en que la demanda de los consumidores se est¨¢ desplomando y enfrentan sanciones por riesgo sin precedentes por sus costos de pr¨¦stamo. Tambi¨¦n enfrentan enormes incertidumbres. ?Qu¨¦ tipo de centrales el¨¦ctricas ser¨¢n aceptables en el futuro? ?Se les permitir¨¢ emitir di¨®xido de carbono como en el pasado? ?Estados Unidos puede todav¨ªa permitirse un estilo de vida suburbano, con casas expandidas en amplias comunidades que exigen realizar largos trayectos en autom¨®vil?
EE UU no puede seguir pidi¨¦ndole dinero prestado al resto del mundo como en los ¨²ltimos ocho a?os
George W. Bush recort¨® tres veces los impuestos al mismo tiempo que alent¨® el gasto en la guerra
En gran medida, la recuperaci¨®n econ¨®mica depender¨¢ de una sensaci¨®n mucho m¨¢s clara sobre la direcci¨®n del futuro cambio econ¨®mico. Esa es b¨¢sicamente tarea del Gobierno. Despu¨¦s del liderazgo confuso y equivocado de la Administraci¨®n de Bush, que no marc¨® un sendero claro para las pol¨ªticas de energ¨ªa, salud, clim¨¢ticas y financieras, el presidente electo Barack Obama tendr¨¢ que empezar a trazar un curso que defina la futura direcci¨®n de la econom¨ªa norteamericana.
Estados Unidos no es la ¨²nica econom¨ªa en esta ecuaci¨®n. Necesitamos una visi¨®n global de recuperaci¨®n sustentable que incluya el liderazgo de China, India, Europa, Am¨¦rica latina y, s¨ª, incluso de ?frica, durante mucho tiempo marginada de la econom¨ªa mundial, pero una parte importante de ella hoy.
Hay unos pocos puntos claros en medio de las grandes incertidumbres y confusiones. Primero, Estados Unidos no puede seguir pidi¨¦ndole dinero prestado al resto del mundo como lo ha estado haciendo en los ¨²ltimos ocho a?os. Las exportaciones netas de Estados Unidos tendr¨¢n que aumentar, lo que implica que las exportaciones netas de China, Jap¨®n y otros pa¨ªses con excedentes comerciales, en consecuencia, disminuir¨¢n. Los ajustes necesarios representan una oscilaci¨®n de d¨¦ficit a equilibrio de un volumen considerable de alrededor de 700.000 millones de d¨®lares en la cuenta corriente estadounidense, o cerca del 5% del PBI de Estados Unidos.
El excedente comercial de China podr¨ªa reducirse a la mitad de esa cantidad (con recortes en los excedentes comerciales que tambi¨¦n afectar¨ªan a otras regiones globales), lo que representa un viraje en el PBI chino de las exportaciones netas a la demanda interna equivalente a entre el 5% y el 10% del PBI de China. Afortunadamente, China est¨¢ promoviendo una importante expansi¨®n dom¨¦stica.
Segundo, la ca¨ªda en el consumo norteamericano tambi¨¦n deber¨ªa ser compensada en parte por un incremento en la inversi¨®n estadounidense. Sin embargo, las empresas privadas no aumentar¨¢n la inversi¨®n a menos que exista una direcci¨®n clara para la econom¨ªa. Obama hizo hincapi¨¦ en la necesidad de una "recuperaci¨®n verde", es decir, una recuperaci¨®n basada en tecnolog¨ªas sustentables, no simplemente en gasto de consumo.
Se deber¨ªa reequipar a la industria automotriz norteamericana para que fabrique autom¨®viles con bajas emisiones de carbono, ya sean h¨ªbridos el¨¦ctricos o veh¨ªculos simplemente operados a bater¨ªa. Cualquiera de las dos tecnolog¨ªas depender¨¢ de una grilla el¨¦ctrica nacional que utilice formas de generaci¨®n el¨¦ctrica con bajas emisiones, como plantas e¨®licas, solares, nucleares o alimentadas a carb¨®n que capturan y almacenan las emisiones de di¨®xido de carbono. Todas estas tecnolog¨ªas exigir¨¢n una financiaci¨®n p¨²blica junto con inversi¨®n privada.
Tercero, la recuperaci¨®n estadounidense no ser¨¢ cre¨ªble a menos que tambi¨¦n exista una estrategia para volver a poner en orden las propias finanzas del Gobierno. La idea de pol¨ªtica econ¨®mica de George W. Bush fue recortar tres veces los impuestos al mismo tiempo que alent¨® el gasto en la guerra. El resultado es un gigantesco d¨¦ficit presupuestario, que se expandir¨¢ hasta alcanzar proporciones gigantescas en el pr¨®ximo a?o (quiz¨¢s 1 bill¨®n de d¨®lares) bajo el peso adicional de la recesi¨®n, los rescates bancarios y las medidas de est¨ªmulo fiscal de corto plazo.
Obama necesitar¨¢ poner en marcha un plan fiscal a medio plazo que restablezca las finanzas gubernamentales. Esto incluir¨¢ poner fin a la guerra en Irak, aumentarles los impuestos a los ricos y tambi¨¦n implementar en fases y de manera gradual nuevos impuestos al consumo. Estados Unidos actualmente recauda la proporci¨®n m¨¢s baja de impuestos a los ingresos nacionales entre los pa¨ªses ricos. Esto tendr¨¢ que cambiar.
Cuarto, las regiones pobres del mundo tendr¨¢n que ser vistas como oportunidades de inversi¨®n, no como amenazas o lugares que deban ser ignorados. En un momento en que las principales compa?¨ªas de infraestructura de Estados Unidos, Europa y Jap¨®n tendr¨¢n una capacidad ociosa considerable, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones, el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos, el Banco Africano de Desarrollo y otros fondos de inversi¨®n p¨²blica deber¨ªan financiar un gasto en infraestructura a gran escala en ?frica, para construir caminos, centrales el¨¦ctricas, puertos y sistemas de telecomunicaciones.
Siempre que los pr¨¦stamos sean a largo plazo y conlleven una tasa de inter¨¦s modesta (digamos, pr¨¦stamos en d¨®lares a 25 a?os a un 5% anual), los pa¨ªses receptores podr¨ªan saldar los pr¨¦stamos gracias al importante est¨ªmulo en los ingresos que resultar¨ªa en el transcurso de una generaci¨®n. Los beneficios ser¨ªan extraordinarios, tanto para ?frica como para los pa¨ªses ricos, que volver¨ªan a poner a trabajar a sus empresas y trabajadores calificados. Este tipo de cr¨¦ditos, por supuesto, exigir¨ªa una iniciativa global importante, en un momento en que ni siquiera las empresas de primera l¨ªnea pueden pedir prestado por una noche, muchos menos por 25 a?os.
En los ciclos comerciales caracter¨ªsticos, por lo general se deja que los pa¨ªses gestionen la recuperaci¨®n, esencialmente, por cuenta propia. Esta vez necesitaremos de la cooperaci¨®n global. La recuperaci¨®n demandar¨¢ importantes cambios en los equilibrios comerciales, las tecnolog¨ªas y los presupuestos p¨²blicos.
Estos cambios a gran escala tendr¨¢n que ser coordinados, al menos de manera informal si no ajustadamente, entre las econom¨ªas principales. Cada una deber¨ªa entender las direcciones b¨¢sicas del cambio que ser¨¢n necesarias a nivel nacional y global, y todas las naciones deben intervenir en la utilizaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas sustentables y la cofinanciaci¨®n de responsabilidades globales, como mayores inversiones en infraestructura africana.
Hemos llegado a un momento en la historia en que el liderazgo pol¨ªtico global cooperativo es m¨¢s importante que nunca. Afortunadamente, Estados Unidos ha dado un paso gigantesco hacia adelante con la elecci¨®n de Obama. Ahora es momento de entrar en acci¨®n. -
Jeffrey D. Sachs es profesor de Econom¨ªa y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia. ?Project Syndicate, 2008. www.project-syndicate.org Traducci¨®n de Claudia Mart¨ªnez
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