La canci¨®n de Feliciano
Preparado psicol¨®gicamente, el toledano interioriz¨® a su favor los c¨¢nticos argentinos
Arrecian los gritos en Mar del Plata. Truenan las canciones de la grada. Retumba el pabell¨®n entre palmas y Feliciano L¨®pez tararea las ofensas en su banquillo como si fuera uno m¨¢s de la banda. "Era aprovechar las sinergias del p¨²blico", explica Jos¨¦ Perlas, su entrenador, con reputaci¨®n de gran analista t¨¢ctico y mejor psic¨®logo. "?l se divierte cuando cantan, independientemente de que insulten o no. Era aprovechar sus ritmos y hacerlos suyos, que esa energ¨ªa le valiera a ¨¦l y no le atenazase. Lo trabajamos para que lo pudiera contrarrestar, minimizar y, en algunos casos, hacerlo valer en su favor".
Feliciano, el chico que creci¨® en Melilla siguiendo la carrera militar de su padre, deja Argentina convertido en el gran h¨¦roe de la tercera Ensaladera de Espa?a, la primera fuera de casa. El toledano, un tenista longil¨ªneo, como salido de un cuadro de El Greco, gan¨® su partido individual y el de dobles. Supo poner nervio competitivo a una situaci¨®n que invitaba a causar baja. Le persigue la leyenda de jugador indolente. Un hombre rodeado por el aura de la desconcentraci¨®n en los partidos importantes. Su c¨ªrculo de trabajo lo desmiente rotundamente.
"El problema de Feliciano es que, a veces, es demasiado autocr¨ªtico, muy exigente consigo mismo", suele explicar Albert Costa, ex campe¨®n de Roland Garros y su entrenador hasta hace unos meses. "Eso no le beneficia. Debe aceptarse un poco. Se decepciona mucho cuando falla y... fallar, falla todo el mundo. Todo el mundo tiene momentos en los que se arruga. Eso no le tiene que decepcionar. Tiene que convivir con ello", contin¨²a el t¨¦cnico que le ha pasado el testigo a Perlas; "a veces, la ansiedad no le deja sacar su m¨¢ximo rendimiento. En la pista le falta paz interior para afrontar los momentos con la cabeza m¨¢s fr¨ªa. Est¨¢ haciendo un trabajo mental importante".
Y eso prosigue con Perlas, que diseccion¨® junto a su jugador varios v¨ªdeos de Del Potro y trabaj¨® las reacciones a adoptar frente al p¨²blico. Ah¨ª naci¨® la canci¨®n de Feliciano, sus tarareos. En el futuro, la reforma del h¨¦roe de Mar del Plata, que a¨²na lo t¨¦cnico y lo psicol¨®gico. "Hay una contradicci¨®n entre su personalidad en la pista y sus cualidades t¨¦cnicas", reflexiona Perlas, doble campe¨®n como t¨¦cnico de la Davis (2000 y 2004); "sus cualidades son de un tenis m¨¢s agresivo, m¨¢s de ataque. En cambio, su personalidad hace que espere o madure el punto en exceso. Se trata de que se encuentren esos dos puntos dando prioridad a sus cualidades t¨¦cnicas, que son las que pueden marcar la diferencia".
Frente a la fama de su pupilo, Perlas da datos. Feliciano, que vive en Madrid, se desplazar¨¢ a Barcelona para trabajar con ¨¦l, por ejemplo. A favor del ¨¦xito, el abandono de todo. "Es que lo suyo es una confusi¨®n, una imagen", reflexiona el entrenador, disconforme con la foto fija que retrata a su tenista como un hombre de pasarela, fiesta y sauna. "La reacci¨®n de cada uno, su forma de mostrarse o tapar es la imagen que queda. Los que le conocemos sabemos que dedica todo el tiempo que se le pide a sus entrenamientos. Nunca tiene un no. En competici¨®n, ha estado sufriendo", a?ade; "siempre opin¨¦ que Feli, ante grandes eventos, da un plus porque le mantiene todav¨ªa m¨¢s metido en situaci¨®n y hace que concentre m¨¢s sus cualidades".
Y tanto. Feliciano se vuelve de Argentina como so?aba. Canturreando, a hombros y con tratamiento de h¨¦roe.
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