"El tenis devuelve lo que te quita"
Feliciano L¨®pez (Toledo, 1981), que celebr¨® la tercera Copa Davis de Espa?a vistiendo una camiseta blanca en la que dedicaba la victoria a un amigo fallecido en un accidente de moto mientras ¨¦l disputaba las semifinales contra Estados Unidos, habla como juega: r¨¢pido, preciso y sin pausa. Es un torrente de palabras. Su tel¨¦fono m¨®vil ha sido la principal conexi¨®n de Rafael Nadal, amigo suyo y n¨²mero uno del tenis mundial, con el equipo espa?ol en Mar del Plata. Su cara, el s¨ªmbolo de un triunfo magn¨ªfico, por dif¨ªcil, meritorio e inesperado. Y su juego, la confirmaci¨®n de lo que apuntaba. Feliciano, que atiende a EL PA?S sentado sobre un sof¨¢ de piel blanca, era hasta el jueves un tenista de talento disipado. Desde ayer, es un jugador con jet-lag (el conjunto espa?ol aterriz¨® a las 5.40 en el aeropuerto madrile?o de Barajas) y doblemente coronado: ya tiene dos Copas Davis (2004, aunque no jug¨® la final, y 2008).
"Ver a 10.000 personas cantando me motiv¨® y me ayud¨® a concentrarme"
"Puedo parecer indolente, pero hago todo lo que puedo para estar arriba"
Pregunta. Son ustedes campeones de la Copa Davis como visitantes de la dur¨ªsima Argentina y sin su amigo Nadal. ?Menuda sorpresa!
Respuesta. Incluso con Rafa habr¨ªa sido complicado. Desde el principio dijimos que la cosa no estaba clara, que ellos eran los favoritos. Despu¨¦s de que Rafa no pudiera venir, todo se complic¨® un poquito m¨¢s. Son cosas que pasan en el tenis. Cre¨ªamos en nuestras posibilidades, nos preparamos muy bien y luego, adem¨¢s, se nos dio bien. Supimos competir. Aparte de prepararte bien y de creer, las cosas tienen que salir el d¨ªa de la competici¨®n. A nosotros nos han salido muy bien.
P. Habla usted en plural. Pero en esta eliminatoria el h¨¦roe ha sido Feliciano L¨®pez.
R. Levant¨¦ un partido complicado, con mucho trabajo, despu¨¦s de que hubiera perdido David [Ferrer]. El dobles tambi¨¦n tuvo mucho trabajo. Supimos sobreponernos a situaciones dif¨ªciles. Eso, en el deporte, tiene premio.
P. Lo que cambia la vida en un a?o. En la primera eliminatoria, contra Per¨², usted entr¨® en el equipo por la baja de un compa?ero. Y fue el mejor en la final.
R. Eso forma parte de ser un equipo. En Espa?a somos muchos y de calidad. Dependiendo de en qu¨¦ circunstancias y en qu¨¦ superficies, el capi tiene tantas variantes que a veces nos toca quedarnos fuera. Me imagino que tambi¨¦n ha habido otros que han participado en otras eliminatorias que pod¨ªan haber estado en Mar del Plata y que estar¨¢n jodidos. Es normal. Como ha dicho Emilio [S¨¢nchez Vicario, el seleccionador], hay que dar las gracias a todos los que han participado desde Per¨² hasta aqu¨ª. Es lo que tiene el tenis. Nos lo dice ?ngel [Ruiz Cotorro, el m¨¦dico]: te quita mucho y luego te lo devuelve. No ir convocado con la selecci¨®n le jode a todo el mundo. Pero luego todo el a?o fue muy bien... Estuve en Alemania y Madrid. Y, por ¨²ltimo, en Argentina. Gan¨¦ dos partidos en la final... No puedo pedir m¨¢s.
P. ?C¨®mo es jugar ante un p¨²blico tan apasionado como el argentino?
R. Una experiencia inolvidable. Es una parte muy bonita: ver a 10.000 personas cantando las mismas canciones incluso me ayud¨® a motivarme y concentrarme porque el ambiente era tan bonito que yo estaba encantado de poder jugar. Ten¨ªa su parte mala, claro, porque en algunos momentos cruciales el p¨²blico influ¨ªa bastante, pero, en general, despu¨¦s de los tres d¨ªas, yo he estado encantado del ambiente.
P. ?C¨®mo se prepar¨® para eso?
R. Emilio insisti¨® sobre todo en que fu¨¦ramos conscientes de lo que nos ¨ªbamos a encontrar. Hay veces que luego, en la pista, uno no puede controlar los sentimientos y le afecta demasiado, como ha pasado en algunos casos y aqu¨ª en alg¨²n partido nuestro. Vimos un poco el v¨ªdeo de la semifinal de Argentina contra Rusia, pero tampoco se escuchaba muy bien porque era un DVD que pusimos en el ordenador. Hasta que llegas aqu¨ª y ves c¨®mo es realmente el tema, no te das cuenta. La verdad es que lo supe llevar bien y que incluso en algunos momentos me ayud¨® a estar concentrado y motivado.
P. Tiene usted fama de indolente, pero todos sus entrenadores alaban su predisposici¨®n al trabajo y se?alan su elevada autoexigencia como el m¨¢s grande de sus problemas.
R. Para opinar de alguien hay que conocerlo mucho y trabajar con ¨¦l d¨ªa a d¨ªa. Creo que eso es lo m¨¢s importante para opinar de m¨ª. Desde fuera, puedo dar esa sensaci¨®n, pero no es as¨ª. Sinceramente, hago todo lo que puedo para llegar arriba. Ha habido algunos momentos de mi carrera en los que he perdido partidos que no deb¨ªa perder porque, mentalmente, no estaba. Pero luego ha habido momentos duros, como el que he pasado aqu¨ª, en los que me he sabido sobreponer a situaciones dif¨ªciles. Creo que eso me puede ayudar mucho en el futuro.
P. ?C¨®mo empez¨® usted en esto y c¨®mo ha llegado hasta las manos de Jos¨¦ Perlas, su entrenador desde hace un mes?
R. Mi padre estaba en Melilla, donde yo empec¨¦ a jugar al tenis en un club militar. A los 10 a?os me fui a Madrid. Me form¨¦ como tenista entre Madrid y Barcelona... Cuando sal¨ª de la federaci¨®n, fui yo solito a buscarme la vida y mi entrenador. Ha sido una ¨¦poca importante. He trabajado con Francis Roig, Con Albert [Costa]... Cada entrenador me ha aportado su granito de arena. Por eso se lo agradezco.
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"?Vamos, vamos, Argentina!"
Cuando deje de jugar al tenis, Feliciano L¨®pez puede ser director de una barra brava argentina. "?Vamos, vamos, Argentina! / ?Vamos, vamos, a ganar! / ?Esta barra es quilombera / y no te deja, no te deja, de alentar!", se desga?itaba el toledano con sus compa?eros, con los brazos en alto y rodeados de amigos. Fue en el Avalon, un bar en la playa de Mar del Plata al que acudieron los tenistas espa?oles, el cuerpo t¨¦cnico con Emilio S¨¢nchez Vicario a la cabeza y Manolo Santana, un mito. No hubo rastro de Pedro Mu?oz, el presidente de la federaci¨®n.
La cena oficial, en el hotel Provincial, enfrent¨® al equipo espa?ol con un criticado men¨² de medall¨®n de lomo con panceta y papas regado con vino y endulzado con un hojaldre de dulce de leche. Desde all¨ª se desplazaron hasta el Hermitage, su hotel, en el que les esperaban algunos cazaaut¨®grafos y el transporte oficial. Salieron las furgonetas con la alegr¨ªa disparada por los gritos de "?d¨®nde est¨¢ la Copa, donde est¨¢?" de alg¨²n ex jugador espa?ol a los que la afici¨®n respondi¨® con un sonoro: "?Puto!".
Llegaron todos al Avalon, refulgieron las luces contra la l¨¢mpara de la discoteca, se llen¨® la pista de baile de gente con los colores de Espa?a y nadie se preocup¨® de la hora porque la selecci¨®n se reun¨ªa a las siete de la ma?ana para volar y mejor era ir de corrido que parar en el hotel y quedarse dormido. Hubo euforia. Tanta como para superar la m¨²sica que sonaba: adem¨¢s del inevitable We are the champions, de Queen, tronaron Az¨²car Moreno y el Para hacer bien el amor, de Raffaela Carr¨¢. Ni eso detuvo a los espa?oles. Disfrutaron. M¨¢s a¨²n cuando sonaron los himnos de las barras. Una cosa qued¨® clara: la campeona se va de Argentina con la garganta raspando de cantar hasta la ma?ana.
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