Alegor¨ªa del IV Reich
La reciente detenci¨®n en Israel de un grupo de neonazis de origen jud¨ªo podr¨ªa calificarse como pat¨¦tica, incluso como c¨®mica, si no fuera porque el hecho es simplemente tr¨¢gico. La confusi¨®n ideol¨®gica muchas veces est¨¢ relacionada con la simple extravagancia, con el ajuste de cuentas, con la rebeld¨ªa en contra de la anterior generaci¨®n, pero las consecuencias de tal desorden mental s¨®lo las podr¨¢ fijar la propia Historia. En Alemania ocurre lo que en Espa?a: que no dejan de hacerse pel¨ªculas sobre su m¨¢s reciente (y triste) pasado. En busca de la memoria, de explicaciones, de penitencia. Magn¨ªfico ejercicio (que luego sean buenas o malas ya es otra historia). Sin embargo, tambi¨¦n all¨ª, una corriente de opini¨®n clama por pasar p¨¢gina, por dejar de flagelarse. "Otra pel¨ªcula sobre el nazismo". "Otra pel¨ªcula sobre la Guerra Civil". Tambi¨¦n lo afirman los propios protagonistas de La ola, sorprendente debut del alem¨¢n Dennis Gansel: los alumnos de bachillerato de un instituto cualquiera de una ciudad cualquiera. "Ya no se dan las circunstancias para que haya la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de un IV Reich". ?No? La sola existencia de una pel¨ªcula como La ola y su ¨¦xito en Alemania dan fe de la peligrosidad de ciertas actitudes. La primera de ellas, el olvido. La segunda, la incapacidad para el an¨¢lisis de un contexto social. La tercera, la mala educaci¨®n.
LA OLA
Direcci¨®n: Dennis Gansel.
Int¨¦rpretes: J¨¹rgen Vogel, Frederick Lau, Max Riemelt, Jennifer Ulrich, Christiane Paul, Jacob Matschenz.
G¨¦nero: drama. Alemania, 2008.
Duraci¨®n: 101 minutos.
Basada en una novela de Todd Strasser, La ola es un juego de ni?os de consecuencias irreparables. Una escalera hacia el infierno de la degradaci¨®n inmerso en una clase de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Gansel narra su alegor¨ªa con convicci¨®n, ritmo y credibilidad. En una sola semana la vida de los j¨®venes de la clase da un vuelco hacia la uniformidad, hacia la fuerza del dise?o, de los s¨ªmbolos, de los discursos, de la violencia, de la exclusi¨®n, del exterminio. Es una pena que la puesta en escena no se aleje de un academicismo m¨¢s bien rampl¨®n, y que las transformaciones en la conducta del profesor no siempre tengan la altura deseada, pero La ola es un certero aguijonazo en el eje de nuestro modo de vida.
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