Sin Garz¨®n, pero sigue

Si el asunto de las fosas comunes con restos todav¨ªa sin identificar de miles de v¨ªctimas de la Guerra Civil y del franquismo se ha enredado jur¨ªdicamente y convertido en apasionado debate actual se debe a la pasividad del Estado en resolverlo. De haberse producido a tiempo la respuesta adecuada en un Estado de derecho, poniendo en marcha los procedimientos administrativos y judiciales ordinarios, el asunto no habr¨ªa llegado a la Audiencia Nacional ni a las manos del juez Garz¨®n, que es lo que m¨¢s parece haber preocupado a algunos.

Ayer, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional neg¨® casi por unanimidad que el tema fuera de su jurisdicci¨®n y rechaz¨®, por tanto, la competencia de Garz¨®n para abrir ning¨²n proceso penal al franquismo en relaci¨®n con las fosas comunes donde yacen restos de v¨ªctimas sin identificar esparcidas por toda Espa?a. La decisi¨®n tiene escasos efectos pr¨¢cticos. Garz¨®n ya se desentendi¨® del caso al inhibirse a favor de los respectivos juzgados donde se encuentran las fosas, una vez certificada judicialmente la muerte de los presuntos culpables. Pero tiene un incontestable valor jur¨ªdico: niega que la rebeli¨®n militar contra la Rep¨²blica constituyera un delito contra la forma de Gobierno, inexistente en el actual C¨®digo Penal, lo que priva al juez del argumento principal para hacerse con el caso e investigar el delito de detenci¨®n ilegal con desaparici¨®n forzosa que, a su juicio, constituy¨® la ejecuci¨®n de las miles de v¨ªctimas que yacen en las fosas.

El caso queda fuera de la Audiencia Nacional pero sigue vivo. M¨¢s all¨¢ de su endeblez jur¨ªdica, la iniciativa de Garz¨®n ha tenido el m¨¦rito de atender a los deudos de las v¨ªctimas y de situar en primera l¨ªnea el problema moral que le plantea a la actual sociedad espa?ola tener todav¨ªa restos de miles de compatriotas asesinados en la Guerra Civil y en la dictadura enterrados sin identificar en los campos de Espa?a. La decisi¨®n judicial no paraliza las tareas de identificaci¨®n y exhumaci¨®n que puedan corresponder a los juzgados territoriales y que es de esperar que la fiscal¨ªa apoye con igual empe?o que el desplegado contra la iniciativa de Garz¨®n. Abrir esas fosas, identificar sus restos y entregarlos a sus familias para ser enterrados en lugar civil o sagrado, no es, como dicen algunos con una incre¨ªble falta de piedad, reabrir viejas heridas, sino cumplir un deber pendiente.