La llamada de la sangre
Numerosas personas -en su mayor¨ªa mujeres- libran una batalla para descubrir a sus madres biol¨®gicas. Hace 25 o 30 a?os nacieron en la cl¨ªnica San Ram¨®n, de Madrid, y fueron dadas en adopci¨®n en un oscuro proceso. Han decidido unir sus fuerzas a trav¨¦s de Internet
Mar¨ªa, una morena de ojos azabache, guarda un tesoro en una ajada carpetilla azul. Dentro de ella conserva un mont¨®n de papeles a?ejos que cuida con mimo: son su partida de nacimiento, su proceso judicial de adopci¨®n, los recibos pagados por sus padres a abogados, notarios y gestores, la correspondencia que mantuvieron con la extinta Diputaci¨®n Provincial de Madrid... Son sus ra¨ªces. Lo ¨²nico que le une a sus inciertos or¨ªgenes de ni?a adoptada tras ser supuestamente abandonada por su madre.
Mar¨ªa, al igual que otras muchas mujeres, quiere seguir ese rastro, d¨¦bil y difuso, para intentar ahora -a sus 27 a?os- descubrir a su madre biol¨®gica, constatar si realmente le abandon¨® tras darle a luz en 1981, desentra?ar c¨®mo fue entregada a un matrimonio levantino casi cincuent¨®n. Todas estas mujeres -y alg¨²n hombre- tienen en com¨²n haber nacido en la cl¨ªnica San Ram¨®n, de Madrid, a finales de los a?os setenta y principios de los ochenta. Y muchos de ellos tienen dudas sobre la actuaci¨®n del doctor Eduardo Vela -el toc¨®logo que firmaba los papeles del parto- y de sor Mar¨ªa G¨®mez Valbuena, una monja que aparece relacionada con muchos casos, as¨ª como sobre cuantos funcionarios intervinieron en el proceso.
"Si les interesa, hay una ni?a para adoptar. Pueden venir a buscarla", le dijeron a un matrimonio cincuent¨®n
La polic¨ªa desarticul¨® en 1981 una red de traficantes de ni?os que estaba relacionada con la cl¨ªnica San Ram¨®n
La ley de 1987 reconoc¨ªa que hasta entonces hab¨ªa una falta casi absoluta de control de los actos previos a la adopci¨®n
"Cuando ten¨ªa 10 a?os me di cuenta de que no me parec¨ªa en nada a mis padres. Les pregunt¨¦ c¨®mo era posible eso y ellos me dijeron que me hab¨ªan adoptado porque mi madre verdadera hab¨ªa muerto. Me dio rabia enterarme as¨ª", recuerda hoy Mar¨ªa, que lo ¨²nico que conserva desde su nacimiento es su nombre de pila. El nombre de pila con el que fue inscrita en el Registro Civil de Chamart¨ªn como nacida en mayo de 1981, haciendo constar que "su madre no quiso identificarse para guardar el secreto de su maternidad, abandonando a la criatura y entreg¨¢ndola a la encargada" de la cl¨ªnica San Ram¨®n.
"Cuando ten¨ªa 15 a?os, mis padres me contaron la verdad y me ense?aron todos los papeles de la adopci¨®n. Hace unos meses se me ocurri¨® buscar en Internet y vi que hab¨ªa un par de foros en los que un mont¨®n de gente buscaba sus or¨ªgenes. Hay much¨ªsimos que tenemos en com¨²n el haber nacido en la cl¨ªnica San Ram¨®n y que presuntamente nos abandonaron nuestras madres biol¨®gicas", se?ala.
Los padres de Mar¨ªa, tras constatar que no pod¨ªan tener hijos, hab¨ªan empezado un largo peregrinaje en busca de un ni?o para adoptarlo. As¨ª pasaron cerca de 20 a?os. Prueba de ello es la carta que recibieron en marzo de 1983 procedente de la Diputaci¨®n Provincial de Madrid. Secci¨®n de Educaci¨®n. Departamento de Adopciones: "En relaci¨®n con la instancia que tiene usted presentada en esta Diputaci¨®n solicitando la adopci¨®n de un ni?o procedente de alguno de los centros dependientes de la misma, comunico a usted que, debido a que existen muy pocos menores en situaci¨®n legal de abandono, es criterio de esta corporaci¨®n se tramite la adopci¨®n en favor de matrimonios residentes en Madrid y su provincia. Por lo que adjunto le devuelvo la documentaci¨®n presentada en su d¨ªa acompa?ando dicha solicitud por si puede ser de su inter¨¦s. Atentamente, le saluda Teresa Raya, secretario delegado".
Los padres de Mar¨ªa, tras vender una casa para pagar los tr¨¢mites legales y "otros gastos", ten¨ªan en su poder a la ni?a desde un a?o y medio antes de recibir esa fr¨ªa carta de la Diputaci¨®n de Madrid. Una carta que extra?amente hac¨ªa referencia a que hab¨ªa "muy pocos menores en situaci¨®n legal de abandono", mientras que los hab¨ªa en abundancia en la cl¨ªnica San Ram¨®n.
Los padres adoptivos de esta joven llegaron al citado sanatorio a trav¨¦s de un abogado levantino que les puso en contacto con otro, y as¨ª hasta que, al final, recibieron una llamada: "Si les interesa, hay una ni?a disponible". Entre los papeles amarilleados por el tiempo, Mar¨ªa muestra una anotaci¨®n a mano en la que se lee: "Sor Mar¨ªa G¨®mez. Asistente social. Santa Cristina. Amadeo Vives, esquina a O'Donnell". Sin duda, un contacto que alguien facilit¨® a su familia durante la afanosa b¨²squeda de un hijo o una hija.
"Yo lo que busco son mis ra¨ªces. A veces he ido al m¨¦dico y no s¨¦ qu¨¦ contestar cuando me pregunta mis antecedentes familiares y las enfermedades que sufrieron mis padres o mis abuelos. Y tengo que responder que no lo s¨¦", explica esta muchacha.
En las p¨¢ginas web quiensabedonde.es y buscapersonas.org hay numerosos mensajes de personas que, como Mar¨ªa, intentan hallar una pista que les permita desentra?ar sus or¨ªgenes y el proceso por el que fueron a parar a manos de sus actuales familias.
La llamada de la sangre es muy fuerte en decenas de mujeres -y un n¨²mero m¨¢s reducido de hombres- que se resisten a admitir que sus madres biol¨®gicas se deshicieron de ellos con tanta frialdad. Les gustar¨ªa hablar con ellas y preguntarles: ?t¨² me abandonaste?, ?por qu¨¦ me abandonaste?, ?fuiste coaccionada o enga?ada?
"Tengo 33 a?os. Desde que tengo uso de raz¨®n he sabido que mis padres eran muy mayores para mi edad. Podr¨ªan ser mis abuelos. De peque?a recuerdo que por la calle preguntaban si era su nieta, y ellos, con la boca peque?a, dec¨ªan que eran mis padres...", explica Gina (nombre ficticio), que lleva la mitad de su vida buscando sus ra¨ªces en forma del nombre de una mujer de la que ignora todo.
"A los 15 a?os descubr¨ª la verdad mirando un ¨¢lbum de fotos de unas vacaciones de mis padres. Al pie de una foto pon¨ªa el lugar donde se hab¨ªa tomado y una fecha: ?el mismo d¨ªa de mi nacimiento! y mi madre, plana como una tabla de planchar, se paseaba por una playa del Caribe... Ni corta ni perezosa, cog¨ª la foto y le ped¨ª explicaciones a mi madre. La cara que puso no la olvidar¨¦ nunca. Se qued¨® blanca y empez¨® a tartamudear. Me explic¨® la verdad: que ella no pod¨ªa tener hijos porque le tuvieron que quitar la matriz al pensar que ten¨ªa c¨¢ncer", sigue detallando Gina.
"Al casarse con mi padre, ya mayores, con 40 a?os, decidieron tener hijos. Preguntando, llegaron hasta la cl¨ªnica San Ram¨®n. Seg¨²n me explic¨®, ella fue a la cl¨ªnica, respondi¨® un cuestionario y le dijeron que la llamar¨ªan cuando hubiera alg¨²n ni?o disponible. Pasaron seis meses, les llamaron y les dijeron que hab¨ªa nacido una ni?a que hab¨ªa sido dada en adopci¨®n, que eran la pareja que tocaba de la lista de espera y que si estaban interesados me fueran a buscar. A los tres d¨ªas de vida ya estaba con ellos".
"Al o¨ªr la historia me enfad¨¦ mucho. No por la adopci¨®n, ya que nunca he tenido nada importante que reprocharles (me han cuidado, me han querido y se han desvivido por m¨ª), pero s¨ª por el hecho de que no me lo hubieran explicado antes y que me hubieran escondido una cosa tan importante. Me lo tom¨¦ mal", se queja Gina.
"Las explicaciones que me dieron nunca fueron del todo coherentes. Siempre intentaban cambiar de tema, me dec¨ªan que no sab¨ªan nada, que no recordaban datos, etc¨¦tera. Yo investigu¨¦ un poco y me enter¨¦ de que ten¨ªa que pedir mi partida de nacimiento literal. Pero hasta los 18 a?os no pod¨ªa solicitarla por m¨ª misma...", prosigue.
"La historia qued¨® aparcada hasta los 18 a?os, cuando fui al registro civil a pedir mi partida de nacimiento, que me dieron y en la que explica que soy adoptada, que mis apellidos son puestos de oficio, d¨®nde nac¨ª y poco m¨¢s. En esa ¨¦poca no exist¨ªa Internet. Llam¨¦ por tel¨¦fono al servicio de informaci¨®n de Madrid y descubr¨ª que la cl¨ªnica San Ram¨®n hac¨ªa a?os que no exist¨ªa. Pasaron los a?os, pero la cosa estaba ah¨ª dentro. De vez en cuando preguntaba a mis padres, pero lo ¨²nico que me dijeron es que mi madre era una chica jovencita y menudita, que no sab¨ªan c¨®mo se llamaba, ni nada sobre su vida. Creo que era una historia inventada para que dejara de hacer preguntas, ya que no s¨¦ si ellos llegaron a verla", agrega Gina.
Esta mujer, hoy felizmente casada y que tuvo la fortuna de unos buenos padres adoptivos, confiesa: "Decid¨ª no tocar m¨¢s el tema. Hab¨ªa madurado y empezaba a entender su postura y su preocupaci¨®n. Hace un par de meses, despu¨¦s de ver un programa de televisi¨®n en el que personas adoptadas explicaban su historia, desenterr¨¦ mi partida de nacimiento y empec¨¦ a buscar por Internet. He descubierto lo que el doctor Vela y las monjas hac¨ªan en la cl¨ªnica San Ram¨®n. Me qued¨¦ de piedra, no ten¨ªa ni idea. Toda la vida he pensado que mi madre biol¨®gica me hab¨ªa dado en adopci¨®n por equis motivos, pero ahora me planteo que puede que mi madre fuera una madre enga?ada a la que dijeron que su hijo hab¨ªa muerto. Siempre he tenido curiosidad por saber qu¨¦ cara tiene mi madre biol¨®gica, y si tengo hermanos. Pero ahora esta curiosidad va m¨¢s all¨¢".
Gina est¨¢ embarcada ahora en una batalla en la que no est¨¢ sola: "A trav¨¦s de una web, me he puesto en contacto con tres chicas que est¨¢n en mi misma situaci¨®n". La cl¨ªnica cerr¨® hace ya bastantes a?os, y ninguna de las personas que llevan tiempo investigando sus propios casos ha logrado saber qu¨¦ se hizo con los archivos. Varios de los afectados coinciden en opinar que cuando se clausura un hospital, todos sus archivos son absorbidos por otra cl¨ªnica u otro organismo. Sin embargo, todo lo relativo a San Ram¨®n parece haberse esfumado.
Otra persona que se identifica en la Red como Marjumar opina: "La ¨²nica manera de conseguir algo es que las madres biol¨®gicas se enteren de que estamos vivos y busc¨¢ndoles. Es posible que a algunas madres les mintieran, que otras estuvieran bajo el dominio de sus familias y les obligaran a abandonarnos, y otras (espero que la mayor¨ªa, sinceramente) lo hicieran voluntariamente. Seguro que varias madres se pondr¨ªan en contacto con nosotros si supieran de qu¨¦ forma. Con la fecha de nacimiento y el lugar tiene que ser suficiente para encontrar a su hijo, porque dudo que San Ram¨®n fuera un sanatorio tan grande, y seguramente que este tipo de partos no se daban m¨¢s de una o dos veces al mes, como mucho".
Daniel es uno de los pocos varones que se ha atrevido a intentar hallar sus ra¨ªces: "Hace muy poco que he descubierto que yo tambi¨¦n nac¨ª en San Ram¨®n, en concreto, el 5 de octubre de 1976. Mis padres nunca me han hablado de mi adopci¨®n. Fue algo que descubr¨ª por mi cuenta. La ¨²nica informaci¨®n de la que dispongo es la que aparece en mi certificado literal de nacimiento, que he tenido que solicitar ahora para iniciar mi expediente matrimonial (me caso en marzo del a?o pr¨®ximo). Ah¨ª aparece que el m¨¦dico que me trajo al mundo fue el famoso doctor Vela, y poco m¨¢s. Los nombres de mis padres son ficticios y puestos por el juez. En el margen izquierdo aparece la informaci¨®n de mi adopci¨®n, con fecha de abril de 1978, es decir, un a?o y medio despu¨¦s de mi nacimiento. Esto no s¨¦ si es lo habitual, pero me sorprendi¨® un poco, porque he vivido con mis padres desde mi primer mes (tengo fotos que lo prueban)".
La llamada de la sangre que sienten estas personas es muy fuerte, pero tambi¨¦n admiten que su batalla tropieza con muchas dificultades y recelos: "El problema de hacerlo p¨²blico es lo que conllevar¨ªa para nosotros y nuestras familias. Claro que me encantar¨ªa que otros dieran la cara y lo hicieran p¨²blico. Pero no parece que tengamos muchas salidas... es muy f¨¢cil destruir documentos y as¨ª no hay pruebas", escribe Marjumar.
El abogado valenciano Enrique Vila Torres descubri¨® en 1988, a sus 23 a?os, que era un chico adoptado. "?Mis padres no me concibieron! ?De d¨®nde vengo?, ?cu¨¢l es mi sangre, cu¨¢les mis or¨ªgenes?, ?qu¨¦ circunstancias dram¨¢ticas hicieron que mi madre biol¨®gica me abandonase? El deseo de conocer nuestras ra¨ªces es muy fuerte, y quiz¨¢ no puede ser comprendido en su justa medida m¨¢s que por quien es adoptado", escribe Vila en su p¨¢gina de Internet. Tras ese descubrimiento decidi¨® especializarse en este tipo de casos: "El camino no es f¨¢cil y, aunque poco a poco las leyes y la jurisprudencia van dando la raz¨®n a los hijos exp¨®sitos que buscan a sus madres biol¨®gicas, a¨²n existen trabas administrativas, legales, e incluso de ¨ªndole moral y social", se?ala este letrado, quien ve imprescindible emprender acciones judiciales para tener acceso a los datos que constan en los archivos sobre la identidad de las madres que en su d¨ªa decidieron entregar a sus hijos en adopci¨®n.
La cl¨ªnica San Ram¨®n se vio salpicada en noviembre de 1981 por una operaci¨®n policial que culmin¨® con la detenci¨®n de cinco mujeres y un hombre por presunta venta de reci¨¦n nacidos. Las investigaciones del grupo II de la Brigada Judicial de Madrid se iniciaron al tener conocimiento de que una prostituta que ejerc¨ªa en la calle de la Montera hab¨ªa dado a luz a un ni?o y que ¨¦ste hab¨ªa sido entregado, previo pago de cierta cantidad de dinero, a un matrimonio residente en Levante, seg¨²n inform¨® en su d¨ªa la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid.
Esa mujer, Josefina T., hab¨ªa percibido 150.000 pesetas por la entrega de su hijo, y la promesa de otras 200.000 m¨¢s y el pago de una pr¨®xima intervenci¨®n quir¨²rgica. Ese dinero lo recibi¨® de manos de Mar¨ªa Jos¨¦ I., propietaria de una guarder¨ªa infantil en r¨¦gimen de internado situada en la calle de Lanuza, en la colonia de la Fuente del Berro de Madrid.
La parturienta y la propietaria de la guarder¨ªa entraron en contacto a trav¨¦s de dos hermanas, Irene y Eulalia L. C., encargadas de una casa de citas de la calle de los Jardines, que hicieron lo mismo con otras prostitutas embarazadas que quer¨ªan deshacerse de sus futuros hijos.
Consuelo C., tambi¨¦n detenida, fue quien supuestamente se encarg¨® del ni?o alumbrado por Josefina para entreg¨¢rselo al matrimonio adoptante. Reconoci¨® ante la polic¨ªa que actu¨® igual en otras tres ocasiones y que cada matrimonio abon¨® 200.000 pesetas a la due?a de la guarder¨ªa.
"El centro m¨¦dico en que fueron asistidas las parturientas fue la cl¨ªnica San Ram¨®n, situada en el paseo de La Habana n¨²mero 143, donde obten¨ªan toda clase de facilidades para ocultar su identidad. En las certificaciones presentadas ante el registro civil constaba que el reci¨¦n nacido era hijo de madre desconocida", seg¨²n inform¨® en su d¨ªa la Jefatura Superior de Polic¨ªa.
Los polic¨ªas interrogaron a 14 matrimonios de la Comunidad Valenciana que se hab¨ªan hecho cargo de otros tantos reci¨¦n nacidos. Todos coincidieron en que en Mar¨ªa Jos¨¦ I. era la persona que les acompa?aba a la cl¨ªnica San Ram¨®n y quien se quedaba con las 200.000 pesetas, y "s¨®lo daba una cantidad m¨ªnima a las madres biol¨®gicas y dem¨¢s intermediarios". La investigaci¨®n no lleg¨® m¨¢s all¨¢.
La noticia fue divulgada con amplitud en la prensa y caus¨® cierta conmoci¨®n social. Prueba de ello es la carta publicada poco despu¨¦s en EL PA?S por Jos¨¦ Mar¨ªa Cruz, secretario general de la Asociaci¨®n Espa?ola para la Protecci¨®n de la Adopci¨®n, en la que dec¨ªa: "En todos los pa¨ªses se dan casos de manipulaciones, de ventas de ni?os y negocios sucios en este campo, abusos que se tratan de evitar perfeccionando las leyes sobre la adopci¨®n y su procedimiento. En el caso de Espa?a se reconoce que existen lagunas en el procedimiento y control de la adopci¨®n y que ¨¦sta es una de las causas por las que se suceden frecuentemente casos lamentables".
La Ley de Adopci¨®n de 11 de noviembre de 1987 fue promulgada para poner orden en esta cuesti¨®n y se?alaba en su pre¨¢mbulo: "Se acusaba, sobre todo, en la legislaci¨®n anterior una falta casi absoluta de control de las actuaciones que preceden a la adopci¨®n". Esta ausencia de control "permit¨ªa en ocasiones el odioso tr¨¢fico de ni?os" y "daba lugar, otras veces, a una inadecuada selecci¨®n de los adoptantes". La nueva ley recort¨® el inmenso poder del m¨¦dico y le oblig¨® a comunicar a las autoridades cada caso de adopci¨®n.
Los casos denunciados en la prensa en su d¨ªa fueron muchos menos de las sospechas que ahora afloran entre los numerosos afectados, que temen que su madre biol¨®gica fuese enga?ada o manipulada. Las pesquisas policiales y judiciales fueron escasas y poco profundas. El doctor Vela lleg¨® a estar encausado, pero nunca condenado.
La existencia de Internet hace que hoy todas estas personas hayan decidido luchar. Hay adoptados que ahora, al buscar sus or¨ªgenes, no dudan en tildar al San Ram¨®n de "maldito sanatorio".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.