Del silencio al asombro
Camari?as pone a disposici¨®n del p¨²blico el legado personal de Manfred Gn?dinger
El cinco de abril del 2002 el escultor Manfred Gn?dinger escrib¨ªa su ¨²ltima carta familiar. La primera, en realidad, que enviaba a su hermano y a su cu?ada en d¨¦cadas. "Queridos Waldtraud y Roland: os escribo con gran preocupaci¨®n. Me siento mal por haber tardado m¨¢s de cuarenta calendarios en dar noticias m¨ªas (...) La verdad es que cada vez tengo menos ganas de escribir, el silencio se acerca (...) Los seres humanos precisamos toda una vida para ponernos de acuerdo con nosotros mismos, y la m¨ªa toca a su fin. La m¨ªa, que yo siento perdida, como si nunca, nunca hubiese sido escrita (...) Lo importante es que cada uno viva como desee: los tipos raros como tipos raros, y vosotros tal y como sois, para mi dicha (...) En realidad escribo m¨¢s de lo que parece por mis cartas, pero ello me lleva una eternidad, y adem¨¢s no es para vosotros sino para la posteridad". "Si realmente quer¨¦is entenderme", parece decirles, "mirad una foto vuestra, en familia, y comparadla con la de mi museo y yo juntos".
"Donde callan los corazones, gritan las piedras", reza un aforismo de Man
Algo se ha avanzado en este tiempo de incomprensi¨®n hacia un artista radical
Ocho meses despu¨¦s, al alba del D¨ªa de los Inocentes, Man Fred mor¨ªa en su islote de libertad asolado por el chapapote. Bajo su cad¨¢ver, entre los negros despojos de su museo, dej¨® una infinidad de obras y de documentos que, tabla tras tabla, escondrijo tras escondrijo, ha ido emergiendo. Gracias a la labor del cineasta Bernardo Cequera, autor del primer documental real sobre el alem¨¢n, y, sobre todo, de algunas trabajadoras del Ayuntamiento de Camari?as, como Mercedes Mart¨ªn y Ana Mart¨ªnez, se puede consultar ya este incre¨ªble material.
De todos esos misterios que, seg¨²n ¨¦l mismo augur¨®, empezar¨ªan a desvelarse el d¨ªa en que muriese, hay cuatro realmente pasmosos. Un aluvi¨®n de dibujos y de una suerte de grabados que... ?c¨®mo diablos har¨ªa el raposo? Un arrecife de medio millar de piezas que, para colmo, el propio Gn?dinger, armado con una camarucha de aficionado pero tambi¨¦n con el sentido de la luz, el encuadre y la composici¨®n de un envidiable profesional, fotografi¨®. Ese arenal de instant¨¢neas en s¨ª que Man, adelant¨¢ndose a todos nosotros y mejor que todos nosotros, realiz¨® y/o retoc¨® a modo de collages (algunos en alusi¨®n al desastre del Prestige de aquel a?o). Y, por ¨²ltimo, un almeiro de anotaciones y aforismos igual de asombrosos.
Sparen (t¨ªtulo de un folleto publicado recientemente por el Consistorio Municipal) es el verbo alem¨¢n que mejor explica la filosof¨ªa que encierran las bell¨ªsimas intuiciones de este "m¨ªstico del c¨ªrculo" anticapitalista: ahorrar s¨ª, mas no en el sentido de amasar fortuna, sino apenas en el de economizar. Guardar por y para el porvenir, pues "?qu¨¦ es digno de vivir para quien no es digno de conservar nada ni halla nada digno de conservar? ?Su infidelidad?".
El documentalista Bernardo Cequera ha sido el primero en internarse en ese laberinto de visiones fugaces, transcritas con una parquedad franciscana que, seg¨²n ¨¦l, "a veces le llevaba incluso a eludir nexos sint¨¢cticos; de ah¨ª su sencillez pero tambi¨¦n su hermetismo". Pensamientos de una lucidez tal que dif¨ªcilmente podr¨ªan ser fruto de una mente enferma. Rayos tan fulminantes como este: "Donde callan los corazones, gritan las piedras", que bien podr¨ªa ser la definici¨®n exacta de la Galicia aloulada. O como ¨¦ste: "La fantas¨ªa surge tras cada conmoci¨®n; en cada escombro vibra algo de fantas¨ªa", ligado sin duda a la propia ars po¨¦tica de su autor. O como ¨¦ste otro: "La paz es la nada; tan s¨®lo quien se iguala con ella consigue liberarse", en el que la nada es sin¨®nimo de lo absoluto.
Algo, pues, se ha ido avanzando en este tiempo de incomprensi¨®n hacia un artista literalmente radical que consagr¨® su vida a su obra y, m¨¢s importante a¨²n, transform¨® su vida en su mejor obra. Pero todav¨ªa queda casi todo por rehacer. La fundaci¨®n que en estos momentos est¨¢ a punto de crearse deber¨¢ afrontar, ante todo, la limpieza y la restauraci¨®n de un museo cada d¨ªa m¨¢s acechado por el silencio y, a la vez, terminar de catalogar y traducir todo este legado sin parang¨®n.
Dos labores muy arduas, ciertamente, y para las que deber¨ªa contar con los aut¨¦nticos especialistas en la materia: esa marea de amigos de Man que en su d¨ªa comprendi¨® lo que ¨¦ste y sus "hijos" simbolizaban.
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