Marcha atr¨¢s en la ortodoxia
Los Gobiernos y los bancos centrales sacan toda su artiller¨ªa contra la crisis
El gur¨² de la crisis, Nouriel Roubini, sostiene que "tiempos desesperados exigen medidas desesperadas y extremas". Y nada m¨¢s desesperado, en su opini¨®n, que la amenaza de deflaci¨®n, suspensiones de pagos y trampas de liquidez que atenazan a la econom¨ªa mundial.
En eso est¨¢n todos los gobiernos del mundo en este momento. Rebajas de impuestos a empresas y consumidores, compras de cr¨¦ditos dudosos, inversiones en obra p¨²blica... Todo es poco para evitar la fat¨ªdica combinaci¨®n que supone el desplome de la actividad, frenazo del consumo, restricci¨®n del cr¨¦dito y ca¨ªdas de precios a la que parece abocada sin remedio la econom¨ªa mundial.
A eso se compromet¨ªan, precisamente, los l¨ªderes del G-20 el pasado 15 de noviembre en Washington. "Usaremos medidas fiscales para estimular la demanda dom¨¦stica con efecto inmediato, seg¨²n sea necesario, mientras se mantiene un marco pol¨ªtico enfocado a la sostenibilidad presupuestaria", dec¨ªa el punto n¨²mero siete del comunicado. La ortodoxia parece haber quedado relegada ante el riesgo de que la recesi¨®n global deje paso a una depresi¨®n. Las autoridades est¨¢n llevando a cabo una movilizaci¨®n sin precedentes de todos los recursos disponibles, aunque eso se traduzca en la vuelta a los d¨¦ficit p¨²blicos, un incremento en las emisiones de deuda de los Estados desconocido en los ¨²ltimos a?os y la puesta en marcha de pol¨ªticas hasta ahora consideradas heterodoxas, como las aprobadas esta ¨²ltima semana en Estados Unidos.
Bernanke cambia de estrategia ante el riesgo de "quedarse sin munici¨®n"
Los pa¨ªses empiezan a aplicar los planes pactados en el G-20
Los tipos de inter¨¦s en el 3,25% a¨²n dejan mucho margen al BCE
La subida de impuestos a las rentas altas remite a los a?os 70
La Reserva Federal ha llevado a cabo una fuerte inyecci¨®n de liquidez en la econom¨ªa para animar el cr¨¦dito a las familias y a las peque?as y medianas empresas. Se trata de una medida excepcional, no s¨®lo por el elevado volumen de la medida (800.000 millones de d¨®lares, frente a los 700.000 millones del plan de rescate del Gobierno) sino por el cambio de estrategia que implica.
"Aunque a¨²n es demasiado pronto para saber si las ¨²ltimas medidas son suficientes para marcar un punto de inflexi¨®n en la crisis crediticia, cada una de ellas supone un cambio radical en la forma en la que los responsables pol¨ªticos y econ¨®micos de Washington est¨¢n respondiendo a la crisis", aseguraba Barclays Capital en un informe.
Mientras los planes del Gobierno se financian con dinero de los contribuyentes a trav¨¦s de la emisi¨®n de deuda p¨²blica, los del banco central implican, de hecho, darle a la m¨¢quina de hacer dinero. As¨ª, el balance del banco ha pasado en los ¨²ltimos meses de 800.000 millones a 2 billones de d¨®lares. Todo con un doble objetivo: aumentar la liquidez del mercado y evitar el riesgo de deflaci¨®n.
La Reserva ha tenido que adoptar estas medidas ante la amenaza de "quedarse sin munici¨®n", como lo defini¨® su ahora presidente Ben Bernanke en 2002. Entonces, como miembro del Consejo de Gobierno de la entidad, apostaba porque la Reserva comprara deuda p¨²blica e incluso privada si los tipos de inter¨¦s se aproximaban peligrosamente a cero.
Seis a?os despu¨¦s, ¨¦se es el escenario que baraja la entidad. Con el precio del dinero en el 1%, los analistas apuestan por una nueva rebaja en diciembre hasta el 0,5%. A partir de ese nivel, la rebaja de los tipos de inter¨¦s deja de ser un instrumento efectivo de pol¨ªtica monetaria y son necesarias otro tipo de medidas.
Ah¨ª es donde se enmarca el cambio de estrategia de la entidad dentro de las denominadas pol¨ªticas de expansi¨®n cuantitativa. Es lo que hizo Jap¨®n entre el a?o 2001 y 2006, un tiempo durante el que mantuvo los tipos de inter¨¦s en el 0,15%, pero proporcionando al mismo tiempo provisiones suficientes de reservas al sistema bancario para fomentar la ampliaci¨®n de los cr¨¦ditos. Y fue eso lo que permiti¨® a Jap¨®n salir de una d¨¦cada de crisis, seg¨²n asegura Mark Spiegel, analista de la Reserva Federal de San Francisco.
Europa en esta ocasi¨®n ha ido por delante de Estados Unidos. Aunque la pol¨ªtica monetaria europea a¨²n cuenta con mucho margen de actuaci¨®n, con el precio del dinero en el 3,25%, el BCE lleva desde hace aproximadamente un mes ofreciendo cantidades de dinero ilimitadas en las subastas semanales de liquidez a un tipo fijo, un claro giro hacia pol¨ªticas cuantitativas.
"Lo cierto es que el BCE tard¨® en actuar y ahora permite barra libre de liquidez" a los bancos, asegura Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney. Eso ha incrementado en un 50% el neto que presta al conjunto del sistema financiero respecto a los niveles de agosto de 2007.
UBS se?alaba en un reciente informe que tanto el euro como el sistema financiero articulado en torno a la moneda ¨²nica nacieron con defectos de origen que esta crisis ha sacado a la luz. Entre ellos, que la responsabilidad de la pol¨ªtica monetaria reside en el BCE mientras la responsabilidad sobre el sistema bancario reside en los bancos centrales. "Eso significa, in extremis, que Europa carece de un prestamista cre¨ªble de ¨²ltimo recurso", dicen los analistas de UBS. Como dijo en su puesta en marcha el entonces presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, "estoy seguro de que el euro nos obligar¨¢ a introducir un conjunto de nuevos instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica. Es pol¨ªticamente imposible proponerlos ahora. Pero alg¨²n d¨ªa habr¨¢ una crisis y esos instrumentos ser¨¢n creados". A estas alturas, el debate ni siquiera se ha planteado entre los miembros del consejo de la entidad.
Las autoridades europeas tambi¨¦n parecen haber hecho caso omiso de los buenos prop¨®sitos expresados en la cumbre de Washington y cada d¨ªa parece m¨¢s dif¨ªcil articular un plan de est¨ªmulo econ¨®mico coordinado a nivel comunitario.
La propuesta de la Comisi¨®n de poner en marcha rebajas fiscales y ayudas presupuestarias equivalentes al 1,5% del PIB se ha encontrado con el rechazo tajante de Francia y Alemania, especialmente lo que respecta a la rebaja del IVA. Se trata de un plan de 200.000 millones de d¨®lares -"aunque puede ser necesario m¨¢s para atajar la crisis", advert¨ªa el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso- al que Bruselas apenas aporta 30.000 millones. Algunos Estados miembros cuentan con escaso margen presupuestario, dado que su nivel de d¨¦ficit ya roza el 3% del PIB, pero Bruselas est¨¢ dispuesta a hacer la vista gorda. "En circunstancias excepcionales uno puede utilizar la m¨¢xima flexibilidad", admiti¨® Barroso.
Sin esperar a un acuerdo, Londres ya ha puesto en marcha su propio plan, con el objetivo principal de impulsar el consumo a trav¨¦s de una rebaja del IVA. En total, 20.000 millones de libras (24.000 millones de euros), el mayor plan de est¨ªmulo aprobado en el Reino Unido desde 1988, equivalente al 1,1% del PIB.
Para paliar, aunque sea parcialmente los costes del plan, el Gobierno laborista ha anunciado que, a partir de 2011, subir¨¢ el impuesto sobre la renta del 40% al 45% a quienes ganen m¨¢s de 150.000 libras anuales (180.000 euros). Y ah¨ª radica un cambio fundamental en la pol¨ªtica aplicada por Reino Unido y la mayor parte del mundo occidental en la ¨²ltima d¨¦cada. Desde la llegada de la conservadora Margaret Thatcher al poder en 1979 (a la que se sumar¨ªa con la misma filosof¨ªa liberal Ronald Reagan en Estados Unidos en 1981) el tipo m¨¢ximo del IRPF s¨®lo ha hecho que bajar, una tendencia a la baja que Tony Blair como primer ministro acentu¨®.
"Es la vuelta a los a?os setenta", aseguraba Bill Jones, profesor de pol¨ªticas de la Universidad de Manchester. "Es un retorno a las diferencias entre los dos partidos pol¨ªticos y el fin temporal de las pol¨ªticas de consenso. Es como si los laboristas, de pronto, hubieran roto su camisa de fuerza".
Es la l¨ªnea que tambi¨¦n anticipa el nuevo Gobierno dem¨®crata en Estados Unidos. Como candidato presidencial, Barack Obama critic¨® con dureza las rebajas fiscales para las rentas m¨¢s altas llevadas a cabo por el Gobierno de George Bush. Los nuevos asesores presidenciales descartan que el plan de est¨ªmulo que Obama aprobar¨¢ nada m¨¢s ser investido presidente vaya a incluir subidas de impuestos para estos colectivos. Pero el propio Obama reiteraba esta semana su intenci¨®n de que "los m¨¢s ricos paguen un poco m¨¢s para que podamos invertir en el crecimiento y recuperar la econom¨ªa". Toda una declaraci¨®n de intenciones.
Y un planteamiento muy diferente a algunas de las medidas -que no las declaraciones- del Gobierno espa?ol. El plan de est¨ªmulo aprobado por el Consejo de Ministros el pasado mes de abril inclu¨ªa la eliminaci¨®n del impuesto sobre el patrimonio, ahora en tramitaci¨®n en el Senado y por el que el Estado dejar¨¢ de ingresar unos 1.800 millones de euros anuales. La medida ha sido muy bien acogida por aquellos obligados a pagar este impuesto, entre otros, los que acumulan bienes por valor superior a los 600.000 euros. "No sab¨ªa que yo fuera socialdem¨®crata y que lo fuera tanto", se ha comentado con sorna en algunos reservados de los restaurantes m¨¢s caros de Madrid a la vista del ahorro que esa medida supondr¨¢ para sus comensales.
Vuelta a los d¨¦ficit
Los planes de rescate financiero y de est¨ªmulo econ¨®mico conllevan la vuelta a los d¨¦ficit p¨²blicos y las emisiones de deuda masivas. Los ¨²ltimos c¨¢lculos apuntan que el deterioro de las cuentas p¨²blicas de los pa¨ªses desarrollados se situar¨¢ de media en el 4,1% del PIB en 2010, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE).
Mayor ser¨¢ el impacto de los planes de est¨ªmulo para Estados Unidos, que ver¨¢ c¨®mo sus cuentas p¨²blicas registran un d¨¦ficit del 6,8% en dos a?os, el mayor d¨¦ficit entre los de la OCDE. Sin embargo, algunos analistas privados apuntan que el d¨¦ficit alcanzar¨¢ niveles pr¨®ximos al 8% del PIB en econom¨ªas como la del Reino Unido e incluso Espa?a.
A la hora de gastar ese dinero, la OCDE reconoce que la inversi¨®n en infraestructuras puede ser un buen instrumento, aunque tarda en instrumentarse y ponerse en marcha y, por tanto, en trasladarse al resto de la econom¨ªa. De ah¨ª que apunte alternativas como las rebajas de impuestos o las transferencias de renta a las familias m¨¢s endeudadas y con menos recursos. S¨ª subraya que "una vez que haya signos claros de recuperaci¨®n ser¨¢ necesario deshacer con rapidez los est¨ªmulos macroecon¨®micos para evitar que se asienten las presiones inflacionistas en la econom¨ªa".
Pero eso no resultar¨¢ nada f¨¢cil. La economista jefe de Schroders, Keith Wade, sostiene que "resulta dif¨ªcil para los gobiernos dar marcha atr¨¢s en los planes de est¨ªmulo, especialmente cuando est¨¢n asociados a objetivos pol¨ªticos prioritarios", como los trabajadores menos cualificados o los hogares de menor renta. Eso supone que una vez que comienza la recuperaci¨®n de la actividad en el sector privado "el mantenimiento de la expansi¨®n presupuestaria deriva en un sobrecalentamiento y en m¨¢s inflaci¨®n". Un pron¨®stico que resultar¨ªa amenazante en cualquier otro momento pero no tanto ahora, cuando el riesgo de una espiral deflacionista se ha hecho evidente.
En ese sentido, el elevado endeudamiento p¨²blico tampoco ser¨ªa ahora una amenaza para los precios "dada la debilidad de la demanda del sector privado", insiste Schroders en su an¨¢lisis. Todo ello dibuja un escenario similar al de los a?os sesenta, con el IPC por debajo del 2% pero sin entrar en deflaci¨®n. -
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