Llu¨ªs Bassets, cronista del "legado t¨®xico" dejado por George Bush
El periodista publica un ensayo sobre el fin de la era 'neocon'
Ha acabado la era neocon, la de los Rumsfeld, Cheney, Wolfowitz y Perle. Se ha cerrado el largo ciclo que arranc¨® en la d¨¦cada de 1980 con los reganomics y que se cierra con el desplome de la Bolsa, bajo la presidencia de George Bush. Pero su "legado t¨®xico", como el de los bonos basura, dista mucho de haber sido aislado y a¨²n infectar¨¢ la realidad, no sabemos por cu¨¢nto tiempo.
?sta es la conclusi¨®n a la que llega Llu¨ªs Bassets, director adjunto de este diario, en el libro La oca del se?or Bush. C¨®mo los 'neocons' han destruido el orden internacional desde la Casa Blanca (Pen¨ªnsula), t¨ªtulo declarativo donde los haya. Pero si Bassets cuenta ese c¨®mo en los art¨ªculos recogidos en la obra, aparecidos tanto en la versi¨®n impresa del diario como en su blog de la edici¨®n digital, se muestra algo m¨¢s esquivo a la hora de definir el d¨®nde. "No sabemos d¨®nde estamos", admiti¨®, y abog¨® por un periodismo que deber¨ªa hacer "un juramento hipocr¨¢tico de escepticismo", en lugar de despacharse por expendedor de certezas cuando nadie las tiene.
"El periodismo deber¨ªa hacer un juramento hipocr¨¢tico de escepticismo"
Puso el ejemplo de una Europa desorientada como nunca ante la crisis, c¨®mplice de no pocas tropel¨ªas neocons -ahora mismo, los vuelos con prisioneros islamistas con escala en Espa?a, camino de Guant¨¢namo y otros horrores- y que asisti¨® imp¨¢vida a la "cabalgata sobre el vac¨ªo para volver al punto de salida" del emperador, que una y otra vez ca¨ªa en las casillas de la prisi¨®n y la muerte antes de volver a encontrarse donde estaba.
"De ah¨ª la met¨¢fora del juego de la oca, que no es m¨ªo, sino del agente literario, Basilio Baltasar", dijo ayer Bassets en la presentaci¨®n de la obra en la Librer¨ªa Laie. Fue un acto period¨ªstico de mapa gen¨¦tico inconfundiblemente catal¨¢n. Acompa?aron al autor el director de La Vanguardia, Jos¨¦ Antich, el de El Peri¨®dico, Rafael Nadal, y el director adjunto de la edici¨®n barcelonesa de EL PA?S, Xavier Vidal-Folch. Todos coincidieron en que el libro era buen periodismo de tesis, que a¨²na g¨¦neros -la cr¨®nica, el reportaje, el an¨¢lisis, la opini¨®n- y que necesariamente debe continuar escribi¨¦ndose, pues no hay m¨¢s periodismo que el que se bate el cobre d¨ªa a d¨ªa. Vidal-Folch destac¨® que se trataba de la cr¨®nica de una "dilapidaci¨®n" de la credibilidad y el patrimonio democr¨¢tico de la ¨²ltima Administraci¨®n norteamericana, mientras que Nadal subray¨® la defensa del "imperio de la ley" realizado por un periodista del que hab¨ªan aprendido todos los all¨ª reunidos. Jos¨¦ Antich abund¨® en este punto: "Los tres [en referencia a Nadal, Bassets y Vidal] han sido jefes m¨ªos", dijo, y a?adi¨® que "la saga" Bassets era garant¨ªa de rigor y documentaci¨®n: el hijo de Llu¨ªs Bassets, Marc, es corresponsal en Washington del diario que dirige Antich.
Bassets se?al¨® que el periodismo se hallaba en una fase de transici¨®n con muchos interrogantes sobre sus soportes -el papel diario, el del libro, el soporte cibern¨¦tico-, pero con una certeza inmutable: "Sea como sea, es indispensable para una sociedad democr¨¢tica". "Los periodistas nacidos con el plomo", argument¨®, en po¨¦tica alusi¨®n a los que conocieron las planchas en este metal que alimentaban a las rotativas, "debemos adaptarnos a las nuevas tecnolog¨ªas. La campa?a de Obama ha sido mod¨¦lica en este sentido".
No lo dijo el veterano periodista, pero el asunto es seguir haciendo periodismo contrastado. Como el que ¨¦l practica: no hay papel importante generado por los neocons que no haya pasado por su cedazo cr¨ªtico. Del enemigo hay que conocer todos los movimientos, incluido el aparentemente menos relevante. Esa es la lecci¨®n que imparte desde hace a?os en la Redacci¨®n.
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