Vivir en medio de la nada
"Vivimos en medio de la miseria, sin medios, llenos de humedades y con unas ratas enormes. ?No tenemos derecho a una casa como el resto de la gente?", protestaba Santiago. "?Qui¨¦n tiene valor para irse a dormir ahora a esas chabolas en las que han muerto dos ni?os tan peque?os?", se preguntaba Santiago Jim¨¦nez, el t¨ªo de los dos ni?os muertos, mientras se agarraba la cabeza con el brazo izquierdo y miraba al suelo a punto de echarse a llorar.
La entrada a las chabolas est¨¢ a unos 50 metros del camino de tierra que pasa por debajo de la M-45. Al fondo se ve una hilera de neum¨¢ticos que da la entrada a un peque?o recinto de ladrillos. Dentro, pl¨¢sticos, puertas que hacen de paredes y muchos pl¨¢sticos. Al fondo, muy al fondo, en el horizonte se ven las grandes torres de oficinas de la capital. El dinero y la miseria. Cara y cruz, a pocos kil¨®metros.
La zona tiene luz gracias a que han enganchado un cable por un tendido que pasa junto al camino. El cable discurre por debajo de la tierra hasta la zona enladrillada. "?Qu¨¦ Navidades vamos a pasar ahora con la muerte de estas dos criaturas? Para nosotros, los gitanos, es una ¨¦poca de mucha alegr¨ªa y de pasarlo muy bien. Pero ¨¦stas van a ser las m¨¢s tristes de toda mi vida. Jam¨¢s se me van a olvidar los gritos del peque?o pidiendo que fuera su madre", a?ad¨ªa Santiago.
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