Una cena con premio
Ruta por Estocolmo, degustando los men¨²s escandinavos que se sirven a los Nobel y durmiendo en el hotel que estos d¨ªas los acoge
Pues no, yo no obtuve el Nobel de Literatura del a?o pasado. No tengo el m¨¢s m¨ªnimo m¨¦rito para ello. Pero aqu¨ª estoy, en el Ayuntamiento de Estocolmo, regal¨¢ndome con la misma cena que los laureados de 2006 tomaron en el banquete de gala, aquel 10 de diciembre -se repite en la misma fecha, que es cuando muri¨® Alfred Nobel, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles-, un par de horas despu¨¦s de recibir sus medallas de oro de manos del rey de Suecia en el Auditorio Nacional. Bien es verdad que no estoy en el Blue Hall, ni en compa?¨ªa de los 1.300 invitados a la fiesta, pero s¨ª en el m¨¢s ¨ªntimo Stadshus Kallaren -el restaurante situado en la antigua bodega del Ayuntamiento-, con la misma vajilla, cristaler¨ªa y cuberter¨ªa doradas del banquete, y en compa?¨ªa solamente de mi mujer y nuestros anfitriones suecos. El men¨² consiste en "mosaico de salm¨®n marinado con vieiras, caviar y ensalada de manzana", "lomo de cordero asado con hierbas, verduras y jugo de aceitunas con oporto" y "parfait de pi?a, almendras y biscuit de canela y menta". M¨¢s un champ¨¢n Montaudon Brut, un Pumhouse Shiraz 2004 de Sur¨¢frica y un Chateau Haut Bergeron 2003 de Sauternes.
Cada a?o, el chef Gunnar Eriksson y otros reputados cocineros de Suecia preparan tres men¨²s t¨ªpicamente escandinavos que son degustados por los miembros de la Academia. Estos finalmente eligen uno de ellos, y su contenido se mantiene en secreto hasta el d¨ªa de la entrega de los diplomas. Nuestros amigos hab¨ªan elegido para obsequiarnos este men¨² de 2006, pero cuando lo encargaron pod¨ªan haber optado por cualquiera de los que se han servido en el banquete desde que los Nobel fueron instaurados, en 1901.
Antes de la cena y para ponernos en situaci¨®n hab¨ªamos hecho la visita del propio Ayuntamiento, una fantas¨ªa rom¨¢ntica de estilo neog¨®tico con toques bizantinos. En su Blue Hall, que no tiene nada de azul -suelo de m¨¢rmol blanco y muros de ladrillo rojo-, hay que imaginarse las largas mesas vestidas de porcelana, cristal y flores, y a los 1.300 invitados para vencer la sensaci¨®n de soledad que destila debido a sus enormes dimensiones. M¨¢s acogedor es el Golden Hall, donde se celebra el baile, gracias a la brillantez dorada de sus 18 millones de piezas de mosaico cubiertas de pan de oro.
Luc¨ªa y el s¨¦quito
Hab¨ªamos llegado dos d¨ªas antes a Estocolmo y nos aloj¨¢bamos, al igual que hacen los Nobel, en el Grand Hotel. La ma?ana de entrega de los diplomas, los laureados se despiertan a los acordes de las canciones que entona una tradicional Luc¨ªa -una joven rubia vestida de blanco y tocada con una corona de velas encendidas- acompa?ada por su s¨¦quito de j¨®venes ataviadas como ella. M¨¢s de uno de ellos se restriega los ojos creyendo que ha llegado al cielo. Adem¨¢s de canciones, estos ¨¢ngeles les obsequian con caf¨¦ y lussekatter, unos ricos bollos perfumados con azafr¨¢n.
No hab¨ªamos gozado de este celestial despertar -disponible para cualquier hu¨¦sped mediante un sustancioso suplemento-, pero s¨ª de las vistas desde nuestra habitaci¨®n, una de las m¨¢s hermosas panor¨¢micas urbanas del mundo: el animado muelle de Blasieholmshamnen, donde atracan los barcos: V?rdd?, Vax?, Viber?... que van a algunas de las 13 islas que componen la ciudad. M¨¢s all¨¢, al otro lado de las aguas, surge la augusta estampa neocl¨¢sica del Palacio Real, el Parlamento y los pintorescos edificios y torres de la peque?a isla de Gamla Stan, el casco viejo de la ciudad, compuesto de plazas medievales y calles adoquinadas.
En una de estas ¨²ltimas encontramos Den Gyldene Freden (La Paz Dorada), el restaurante m¨¢s antiguo de Estocolmo, de 1722. M¨¢s antiguo incluso que la Academia sueca, cuyos 18 miembros -uno de sus cometidos es elegir el Nobel de Literatura- se re¨²nen a cenar cada jueves en los salones privados del primer piso. Cada uno tiene su copita para los schnaps grabada con su nombre y no falta en su men¨² la t¨ªpicamente n¨®rdica sopa de guisantes con tortitas y los arenques escabechados. Platos que tambi¨¦n degustamos nosotros en las antiguas bodegas tras echar una mirada a los coquetos salones antes citados.
A la ma?ana siguiente hab¨ªamos visitado el Palacio Real y asistido a la pomposa ceremonia del cambio de la guardia: caballos, trompetas y cascos refulgentes con plumas. En el interior, decoraciones rococ¨®, tapices de Bruselas, grandes cuadros, esculturas cl¨¢sicas, joyas, armaduras y el trono de plata donde se sienta el rey y recibe a los Nobel. Desgraciadamente para nosotros, aquel d¨ªa el monarca no estaba disponible.
La tarde la empleamos en el Museo Nobel (www.nobelmuseum.se), situado en la antigua Bolsa y cuya fachada preside la plaza principal de Gamla Stan. El museo recoge en sus vitrinas objetos personales de varios de los laureados, as¨ª como muestras de sus logros e inventos. Tambi¨¦n se proyectan cortos sobre estos grandes personajes. ?Curioso!; si¨¦ntese a tomar algo en el caf¨¦ del museo, mire bajo las sillas y encontrar¨¢ los aut¨®grafos de varios de los laureados que tambi¨¦n se sentaron aqu¨ª. ?Y es que los Nobel dejan huella all¨ª por donde pasan!
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Gu¨ªa
Dormir
? Grand Hotel (00 46 86 79 35 00; www.grandhotel.se). S?dra Blasieholmshamnen, 8. Habitaciones desde 280 euros.
Comer
? Stadshus Kallaren 00 46 850 63 22 00; www.profilrestauranger.se). Men¨² Nobel, 144 euros, vinos incluidos.
? Den Gyldene Freden (00 46 824 97 60; www.gyldenefreden.se). ?sterl?nggatan, 51. Tiene men¨²s para el almuerzo (desde 30 euros) y la cena (desde 60).
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