Rebeli¨®n en el Barrio de Alicante
Los vecinos reclaman que se acabe el ruido provocado por los bares
"Para mear hasta el wc has de andar" o "basta de ruido, queremos dormir", se puede leer en trozos de s¨¢bana pintados a mano y colgados en varias calles del casco antiguo de Alicante, en el Barrio. La siempre complicada convivencia entre el ocio y el descanso ha dado un traspi¨¦s en esta zona. Un grupo de vecinos escenific¨® en la calle hace algunas semanas su malestar por el ruido y la falta de civismo que sufren. El debate est¨¢ servido.
Ubicado a espaldas del Ayuntamiento, el centro hist¨®rico es la principal zona de copas, punto de encuentro de un p¨²blico muy heterog¨¦neo que se mezcla sin prejuicios en este espacio mayoritariamente peatonal. No siempre ha sido as¨ª. Muy pr¨®ximo al puerto, era hasta hace varias d¨¦cadas el barrio chino de Alicante, punto de prostituci¨®n y trapicheo de drogas. Pero desde hace algunos a?os, su estrat¨¦gica ubicaci¨®n y la paulatina rehabilitaci¨®n de los edificios se ha acompa?ado de un florecimiento de los bares y restaurantes en unas calles en las que, por otro lado, existen contados comercios pese a su proximidad al centro neur¨¢lgico, financiero y comercial de la urbe. El Barrio es, en resumen, una zona de copas con entre 80 y 100 establecimientos. Y ello, pese a que, por ejemplo, hace tres a?os la actual alcaldesa, Sonia Castedo, y ya en aquel momento edil de Urbanismo, anunciara ayudas para fomentar la apertura de negocios alternativos a los bares.
"A m¨¢s presencia policial, m¨¢s tranquilidad para bares y vecinos"
Los vecinos se organizan en busca de una convivencia posible y agradecen que el Ayuntamiento haya tomado cartas en el asunto, y los empresarios de pubs y bares defienden que, con alguna excepci¨®n, el problema es principalmente de civismo de una peque?a parte del p¨²blico. El Consistorio, desde septiembre en manos de Sonia Castedo, reaccion¨® con dureza a las quejas vecinales y tras reforzar las inspecciones anunci¨® que cerrar¨¢ los locales que sumen tres infracciones. Esta decisi¨®n obligar¨ªa a los negocios a volver a solicitar la licencia de apertura, un tr¨¢mite imposible porque en el casco antiguo est¨¢ suspendida la concesi¨®n de permisos. El anuncio sent¨® muy mal a los empresarios, que insisten en que el problema est¨¢ en la calle, no dentro de los locales, y que en alg¨²n caso consideran incluso "acoso" el anuncio de Castedo.
"No me des problemas, dame soluciones", comenta Jos¨¦ Alberto, el propietario de uno de los bares. El empresario, que ha decidido cerrar su negocio en enero por la crisis, insiste en que habr¨ªa que analizar cu¨¢l es el problema "real, real", y definir "qu¨¦ se quiere hacer con El Barrio".
"Estamos hartos de la contaminaci¨®n ac¨²stica, de que El Barrio sea el meadero de la ciudad y de que los bares se crean que es suyo", explicaba hace unas semanas Javier Jim¨¦nez, uno de los vecinos que organiz¨® una teatral protesta en la calle para llamar la atenci¨®n p¨²blica sobre su situaci¨®n. "Queremos conseguir descansar los fines de semana", enfatiza. Jim¨¦nez habla de hast¨ªo por el mal comportamiento de los visitantes, de la "dejadez del Ayuntamiento", de que los bares hacen "lo que les da la gana". "No quiero cerrar ning¨²n local ni me alegro, pero deben controlar sus decibelios", a?ade. Los vecinos est¨¢n manteniendo diversos contactos con el mismo objetivo de reivindicar su derecho al descanso.
Los bares, mientras tambi¨¦n han mantenido varias reuniones para analizar la situaci¨®n. "Si un bar se pasa de decibelios, que lo multen, pero si el problema es la gente en la calle, que el Ayuntamiento lo resuelva de otra manera. Los bares, adem¨¢s, estaremos encantados de que lo hagan. A m¨¢s presencia policial, m¨¢s tranquilidad para bares y vecinos", explica el propietario de un negocio. La opini¨®n es compartida por otros. "El problema est¨¢ desde siempre. Que pongan control policial, lo que no puede ser es que la gente se pelee en la calle, mee o vomite en la puerta de tu casa", explican. "Si no fuera por los bares, esto ser¨ªa un infierno, para ir con pistolas", coinciden un empresario y un vecino.
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