Una estaci¨®n en palacio
Patrimonio Nacional recobra en el Real Sitio de Aranjuez la decoraci¨®n ferroviaria de la escalera principal
Pocas personas saben que un ramal ferroviario especial permiti¨® a los monarcas espa?oles, durante d¨¦cadas, acceder directamente hasta la misma escalera principal del palacio Real de Aranjuez, situado a medio centenar de kil¨®metros de Madrid. Hasta all¨ª llegaba el segundo ferrocarril de Espa?a, y el palacio decor¨® su mejor acceso para acogerlo. La ornamentaci¨®n, que databa de 1851, ha podido ser recobrada ahora, tras una actuaci¨®n del Patrimonio Nacional que ha durado 20 meses con un presupuesto de 482.000 euros.
El palacio se halla enclavado en un oasis de vegetaci¨®n surcado por el r¨ªo Tajo y salpicado de m¨¢rmoles. Ofrece desde ayer, a ribere?os y forasteros, su singular regalo de Navidad: la barroca escalera principal, que acaba de ser restaurada y que devuelve ahora a esta grandiosa pieza el esplendor que adquiri¨® durante el siglo XIX. Oculta bajo un cremoso enfoscado neutro que desde 1958 mantuvo opaca su b¨®veda, los restauradores han hallado una singular¨ªsima decoraci¨®n industrial. Fue decidida en 1851 por Isabel II, acorde con la moda de progreso de entonces y que quiso convertir el solemne zagu¨¢n de palacio en una suerte de regia estaci¨®n f¨¦rrea.
La ornamentaci¨®n fue sellada en 1958 para ocultar las humedades
El palacio tiene cinco siglos de vida y fue proyectado por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, arquitectos de San Lorenzo de El Escorial por encargo de Felipe II. La rampa maestra de esta residencia real luce desde ayer, flamante, su imponente porte, concebido por el artista y escen¨®grafo italiano Santiago Bonav¨ªa en 1744 como un crescendo de estilos.
Varios tiros de pelda?os bajo arcadas, que van a dar a descansillos consecutivos, convergen en una magna escalera central formada por pelda?os de cinco metros de anchura por unos 15 cent¨ªmetros de altura, en piedra de Colmenar. El paso se ve ritmado por un comp¨¢s majestuoso hasta un rellano donde el visitante es recibido por tres bustos cincelados por Antoine Coysevox en 1804, que representan a Luis XIV; su esposa, la espa?ola Mar¨ªa Teresa de Austria y Luis, Gran Delf¨ªn de Francia, con sus efigies de rizadas pelambreras y semblantes de perplejidad serena, muy al gusto neocl¨¢sico. En esta meseta, tambi¨¦n en piedra de Colmenar, la escalera se bifurca en clave imperial con dos rampas a ambos lados del cuerpo central, techado por tres tapices, flanqueadas por barandillas con pomos de bronce que ensortijan su bastidor met¨¢lico en tonos verde y turquesa, colores originales estampados por Bonav¨ªa reci¨¦n recuperados.
Al culminar la grandiosa escalera -"posiblemente la m¨¢s bella de cuantas Patrimonio Nacional atesora", explica Javier Trueba, delegado de la instituci¨®n estatal en Aranjuez- la vista se alza sobre una b¨®veda esquifada cuya curvatura se confunde con un artesonado en estuco. Imita maderas cruzadas, a la manera de las decimon¨®nicas estaciones ferroviarias. La primera l¨¢mpara de gas de toda Espa?a ilumina la sorprendente c¨²pula, destello de modernidad en un palacio cargado de historia.
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