Las 'fanfictions' y el Centro de Tiempos
Corren a la velocidad de Internet rumores de que en los terrenos de la literatura hispana hay un nuevo tipo de ficciones, las fanfictions, pr¨¢ctica literaria que en el ¨¢mbito anglosaj¨®n goza hace a?os de arraigo y en ocasiones hasta de prestigio. ?Qu¨¦ es una fanfiction? Como el asunto cae dentro de la esfera Internet, parece l¨®gico acudir a una base de datos de ese h¨¢bitat. De Wikipedia: "La/el fanfiction (literalmente, ficci¨®n de fans), a menudo abreviada fanfic o simplemente fic, son relatos de ficci¨®n escritos por fans de una pel¨ªcula, novela, programa de televisi¨®n o cualquier otro trabajo literario o dram¨¢tico. En estos relatos se utilizan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original y se desarrollan nuevos papeles para estos personajes". Esta modalidad apropiacionista, t¨ªpicamente posmoderna, es elaborada cada d¨ªa por una legi¨®n de escritores embebidos en la Red, que no se toman a s¨ª mismos por escritores, y posee una legi¨®n a¨²n mayor de seguidores cuyo grado cero o metaf¨ªsico vendr¨ªa representado por Enjuto Mojamuto, el abstracto y tecnorrom¨¢ntico personaje de Muchachada Nui.
Vamos a imaginar un sistema de tiempo relativo en el cual ni la obra original precede a la 'fanfiction' ni viceversa La posmodernidad ha existido siempre y es una mirada en la que la flecha del tiempo existe, pero se curva sobre s¨ª misma
Lo interesante es preguntarse, ?podr¨ªa esta modalidad literaria gozar de un m¨ªnimo prestigio? ?Por qu¨¦ ciertos autores "can¨®nicos" se molestan al ver a sus personajes cobrando vida en otras latitudes simb¨®licas, incluso cuando las fanfictions son extremadamente escrupulosas en lo referente a citar las fuentes? Dar¨¦ cuatro ejemplos que se me ocurren a vuela pluma, que creo deber¨ªan bastar para que se consideraran las fanfictions como una pr¨¢ctica literaria tan leg¨ªtima, grandiosa, aburrida o abyecta como otra cualquiera.
1. Coger al personaje Luke Skywalker, o a Harry Potter, o al kafkiano Joseph K, y meterlos en otra ficci¨®n, darles otra vida, ?no es acaso lo que lleva haciendo la literatura desde su inicio? Como ha se?alado Carmen Mor¨¢n Rodr¨ªguez, el primer posmoderno fue Homero, quien elabor¨® la primera fanfiction al meter al Aquiles de la Il¨ªada interpret¨¢ndose a s¨ª mismo en el canto XI de la Odisea (primer cameo teatral y literario de la Historia). Por no hablar del Quijote respecto a los personajes y libros de caballer¨ªas. De ah¨ª a fanfictions como Biograf¨ªa de Tadeo Isidoro Cruz, de Borges, o el detective Colombo introducido en la pel¨ªcula El cielo sobre Berl¨ªn, de Wenders, no hay m¨¢s que un salto de charco.
2. Habr¨ªa que recordar lo defendido por Barthes a colaci¨®n de la muerte del autor. El texto le pertenece al lector, lo elabora el lector en cada lectura, y como leg¨ªtimo propietario de su fantas¨ªa no deber¨ªa haber impedimento para que la gestionase como creyera conveniente. Se habla mucho de los derechos de autor, pero ?y los derechos del lector? Como escritor, entiendo que mis personajes no me pertenecen; de entrada, porque eso constituir¨ªa una modalidad como otra cualquiera de esclavismo contempor¨¢neo.
3. En estricto, hasta la com¨²n inclusi¨®n de cursivas en un texto como cita de textos predecesores constituye un tipo de fanfiction.
4. Hay fanfictions de alta y baja calidad literaria, de la misma manera que hay novelas mejores o peores. Una novela no deja de ser novela porque sea mala ni es m¨¢s novela porque sea buena.
El Centro de Tiempos. La falta de legitimaci¨®n que suscita esta pr¨¢ctica literaria tiene que ver con una mirada cl¨¢sica, ya no de la literatura, sino del propio concepto de Tiempo. En efecto, la presunci¨®n de existencia de un texto can¨®nico, el cual es copiado o violentado por la fanfiction, remite a una conciencia de tiempo no relativista y m¨¢s bien lineal: la fanfiction siempre viene despu¨¦s en el tiempo que su correspondiente novela matriz. Pero ese argumento se puede puentear y hasta invertir a trav¨¦s de un s¨ªmil. En la f¨ªsica b¨¢sica hay una manera bastante ingeniosa y ¨²til de visualizar el choque de dos part¨ªculas, que consistir¨ªa en ver ese choque no como un observador externo que est¨¢ plantado en el laboratorio viendo c¨®mo una part¨ªcula va a toda velocidad contra otra que est¨¢ quieta (por ejemplo, cuando jugamos al billar y queremos golpear con una bola otra que est¨¢ detenida), sino verlo como un observador que fuera montado en el Centro de Masas de las dos part¨ªculas, es decir, montado en un punto imaginario situado, por simplificar, en el punto medio entre ambas part¨ªculas en cada instante, y que, l¨®gicamente, se desplaza a medida que la part¨ªcula en movimiento se aproxima hacia la que est¨¢ quieta. Para este observador, montado cual jinete en ese Centro de Masas, ninguna de las dos part¨ªculas (o bolas de billar) est¨¢ detenida, sino que las dos viajan hacia ¨¦l, hacia su cara, lugar donde finalmente colisionar¨¢n. Es decir, que de la t¨ªpica visi¨®n de una part¨ªcula en movimiento aproxim¨¢ndose a otra que estaba quieta hemos pasado a la visi¨®n de dos part¨ªculas que se mueven la una hacia la otra con tal de hacer un cambio a un sistema de referencia llamado Sistema de Referencia Centro de Masas, que es relativo. Haciendo por fin el s¨ªmil literario que pretend¨ªamos, ese cambio a un sistema de referencia relativo es el que legitimar¨¢ las fanfictions, s¨®lo que ahora el cambio no es en el espacio, sino en el tiempo, es decir, no vamos a suponer que existe una obra literaria original y fija (la part¨ªcula detenida), de la que le son extra¨ªdos m¨¢s tarde personajes a fin de crear una fanfiction posterior en el tiempo a aquella obra original, sino que vamos a imaginar que cambiamos a un sistema de coordenadas de tiempo relativo, que flota entre las dos obras, en el cual ni la obra original precede a la fanfiction ni viceversa, sino que las dos se retroalimentan de personajes y decorados en un tiempo situado entre ambas, fuera del tiempo marcado por el reloj hist¨®rico. A ese punto temporal, que flota entre ambas obras, podr¨ªamos denominarlo un Centro de Tiempos bajo el cual las dos obras van la una hacia la otra (como antes, en el sistema Centro de Masas, las dos bolas de billar iban la una hacia la otra aunque una de ellas estuviera quieta). En ese Centro de Tiempos, ya no hay una direcci¨®n temporal privilegiada, no hay delante ni atr¨¢s, ni anterior ni posterior, sino un sistema de dos o m¨¢s obras literarias que intercambian flujos literarios mientras giran las unas en torno a las otras. Por definici¨®n, ese Centro de Tiempos es relativo ya que carece de movimiento absoluto, y es el que me parece adecuado para describir la literatura del apropiacionismo en general y las fanfictions en particular, desde Homero a Internet. Es m¨¢s, en ¨²ltimo extremo, creo que es este modelo de tiempo el que define la posmodernidad y que hace que desde el origen de la literatura esa posmodernidad haya existido; lo que ocurr¨ªa es que, como en la revoluci¨®n copernicana, s¨®lo hay que cambiar de sistema de referencia para verlo. No estar¨ªa mal ir pensando que esa revoluci¨®n copernicana, ese cambio a la visi¨®n de la literatura desde un Centro de Tiempos, existe y da interesantes frutos. Debe existir la libertad para elegirlo o no seg¨²n le convenga al autor.
El dilema Matrix. Abundando en esta idea de Centro de Tiempos, lugar de tiempo flotante y relativo, podemos recordar Matrix, cuando Morpheo dice: "Si tomas la p¨ªldora azul, la historia acaba, te despiertas y crees en todo lo que quieres creer. Si tomas la p¨ªldora roja te quedas en el mundo de las maravillas, y te ense?ar¨¦ cu¨¢n profundo es el hoyo". Recuerdo que cuando vi la pel¨ªcula pens¨¦ ?y qu¨¦ ocurrir¨ªa si tomase las dos p¨ªldoras simult¨¢neamente? ?En qu¨¦ mundo habitar¨ªa entonces? ?Ser¨ªa posible? ?Por qu¨¦ tener que elegir entre la can¨®nica vida real y la on¨ªrica extravagancia? ?Por qu¨¦ Matrix abunda esa escol¨¢stica dicotom¨ªa? Eso es. La observaci¨®n de la literatura universal desde el sistema de referencia Centro de Tiempos es como tomar las dos p¨ªldoras a la vez para salirse del tiempo que te hace elegir entre un pasado y un futuro e instalarse en un tiempo equidistante a todas las obras.
Como corolario, extendiendo el concepto, parece leg¨ªtimo afirmar que la posmodernidad no es una ¨¦poca hist¨®rica en s¨ª, como s¨ª lo son, por ejemplo, la Edad Media, el Barroco o la Modernidad, sujetas al tiempo de la direccionalidad o a una "flecha del tiempo" rectil¨ªneamente entr¨®pica, sino que la posmodernidad ha existido siempre y es otra manera de "mirar", una mirada en la que la flecha del tiempo existe pero se curva sobre s¨ª misma, una manera que se visualiza con tal de hacer un simple cambio de sistema de referencia (de absoluto a relativo), sistema de referencia centrado en otro concepto de tiempo: el Centro de Tiempos. Esta nueva ¨®ptica, a mi modo de ver, resuelve el archiconocido problema de la posmodernidad como "etapa hist¨®rica" (que es un problema porque ser una "etapa hist¨®rica" entra en contradicci¨®n insalvable con los propios presupuestos de la posmodernidad, que niega la Historia), para pasar a ser, simplemente, otra forma de mirar cualquiera de los periodos hist¨®ricos conocidos, incluido el propio presente.
Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo (A Coru?a, 1967) es autor, entre otros libros, de la novela Nocilla Experience (Alfaguara) y el poemario Carne de p¨ªxel (DVD). Recientemente se ha reeditado su primer libro, Creta Lateral Travelling (Sloper). Blog: El hombre que sali¨® de la tarta: www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre
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