Vivir para enga?ar a la muerte
Fiat ha intentado arrancar la consolidaci¨®n en el sector automovil¨ªstico europeo anunciando que no puede afrontar el futuro sola. Puede que los malos augurios de su director general, Sergio Marchionne, enciendan por el momento suficiente fervor nacionalista como para provocar una inyecci¨®n de ayuda estatal. Pero est¨¢ claro que los d¨ªas de Fiat como industria italiana por excelencia est¨¢n contados. Hasta noviembre, el fabricante de coches parec¨ªa relativamente protegido de las crisis que arrasa el sector. Pero ese mes una ca¨ªda de las ventas del 25% en Brasil, su mercado de mayor crecimiento, le ha hecho vulnerable. Su deuda puede ser calificada en breve como bono basura.
En este contexto, la tesis de Marchionne es sensata. Pero su predicci¨®n de que se alcanzar¨¢ la consolidaci¨®n en dos a?os es dif¨ªcil de cumplir. El centrarse en las fusiones durante un cataclismo mundial necesita un acto de fe, o la amenaza de hundimiento.
Se espera que los vol¨²menes de Europa caigan un 14,5% en 2008. La suspensi¨®n de dividendos y las ampliaciones de capital podr¨ªan proporcionar un amortiguador. Adem¨¢s, los gobiernos no ver¨¢n con muy buenos ojos las enormes p¨¦rdidas de puestos de trabajo que producir¨ªan las fusiones internacionales de empresas como Peugeot, Renault o Volkswagen con Fiat. Aun as¨ª, Marchionne tiene raz¨®n al decir que la industria automovil¨ªstica europea no puede seguir como est¨¢. El hecho de que grupos familiares respalden las f¨¢bricas de coches europeas podr¨ªa, al final, allanar el camino hacia la consolidaci¨®n, pero s¨®lo despu¨¦s de que pase lo peor de la crisis.
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