El Kun acaba con el sufrimiento
Ag¨¹ero levanta al Atl¨¦tico en el tramo final, cuando el Betis acariciaba el empate
Definitivamente, todo se reduce a un problema de p¨¢nico. El p¨¢nico que provocan su imaginaci¨®n, su potencia, su colocaci¨®n, sus regates, su fe, su ambici¨®n, sus goles, su f¨²tbol, la sola visi¨®n del bal¨®n cerca de su inmensa sombra. Todo es un problema de angustia, la angustia que transmite al rival, que no sabe por d¨®nde va a llegar, por d¨®nde se va a ir, qu¨¦ va a intentar, qu¨¦ va a inventar. ?Y si no se acerca?, implorar¨¢ alguno. Pero Ag¨¹ero siempre se acerca, siempre est¨¢, presto a convertir cada una de sus apariciones en un acontecimiento. Ah¨ª va un ejemplo: recibi¨® el chico en la derecha y regate¨® hacia dentro, hacia fuera, de nuevo hacia dentro, con Juanito balance¨¢ndose, intentando tapar su salida, intentando una quimera. Acab¨® el Kun cediendo a Maxi, que chut¨® para que Casto se luciera. Ah¨ª va otro ejemplo: recibi¨® el chico en la izquierda, con Arzu de nueva v¨ªctima, y en el pico del ¨¢rea amag¨®, una, dos veces, hasta dejarle sentado para levantar la cabeza y enviarla a Forl¨¢n, que chut¨® alto. El tercer ejemplo llegar¨ªa una hora despu¨¦s. Y acab¨® en gol.
ATL?TICO 2 - BETIS 0
Atl¨¦tico: Leo Franco; Perea, Heitinga, Ujfalusi, Pern¨ªa; Maxi (Luis Garc¨ªa, m. 84), Assun??o (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 74), Maniche, Sim?o; Ag¨¹ero (Banega, m. 82) y Forl¨¢n. No utilizados: Coupet; Antonio L¨®pez, Pablo y Sinama.
Betis: Casto; Nelson (Xisco, m. 66), Arzu (Melli, m. 81), Juanito, Fernando Vega; Mehmet Aurelio, Capi; Dami¨¢, Eman¨¢, Juanma (Diego Segura, m. 76); y Sergio Garc¨ªa. No utilizados: Ricardo; Rivas, Juande, Monz¨®n y Rivera.
Goles: 1-0. M. 19. Maniche lanza largo hacia Maxi, que fusila por bajo. 2-0. M. 80. Ag¨¹ero resuelve delante de Casto.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Amonest¨® a Assun??o, Nelson, Emana y Mehmet Aurelio.
Unos 50.000 espectadores en el estadio Vicente Calder¨®n.
Ag¨¹ero fue un gigante, que no el Atl¨¦tico. Porque cada asonada del Kun no descompuso al Betis, un equipo que tiene una magn¨ªfica relaci¨®n con la pelota. Y que tras un inicio titubeante se hizo amo del juego. Lo logr¨® a partir de la buena disposici¨®n de su centro del campo. Junt¨® all¨ª Chaparro hasta a cinco futbolistas y el Atl¨¦tico se vio en una inferioridad manifiesta. Porque en esa franja s¨®lo remaban Assun??o y Maniche, con Maxi y Sim?o, como de costumbre, descolgados en las bandas. Y siendo la capacidad creativa de Assun??o la que es (ninguna), todo qued¨® en manos de Maniche. No se achant¨® el portugu¨¦s, un trilero a la hora de manejarse entre un ej¨¦rcito de rivales. Reba?¨® Maniche un bal¨®n que no ten¨ªa due?o y adivin¨® la carrera de Maxi. Al pecho se la mand¨® para que el capit¨¢n la bajara y fusilara junto al palo. Se quejaron los b¨¦ticos de un posible fuera de juego, pero Maxi arranc¨® en l¨ªnea mientras Forl¨¢n, que no intervino en la acci¨®n, estuvo h¨¢bil a la hora de largarse del lugar de los hechos.
La pegada, su descomunal pegada, hab¨ªa dado premio a un Atl¨¦tico que hab¨ªa convertido su centro del campo en una zona prohibida, evitando que el bal¨®n circulara por un territorio dominado por el Betis. Vio el Atl¨¦tico que buscar la espalda de Nelson en el lateral derecho era un chollo y a la tarea se puso, venga a llover pases largos. S¨®lo por ah¨ª logr¨® crear peligro, con Sim?o o el omnipresente Ag¨¹ero de protagonistas. Pero el Betis comenz¨® a empujar. Y lo hizo casi en manada. Adelantando l¨ªneas, desactivando la conexi¨®n entre los defensas del Atl¨¦tico, cada vez m¨¢s retrasados, y su frente de ataque.
Lleg¨® entonces el turno de Leo Franco, que les sac¨® sendos zapatazos a Juanma y Sergio Garc¨ªa. El Betis sent¨ªa la tentaci¨®n de lanzarse con todo el ataque, pero le aterrorizaba quedarse en cueros atr¨¢s ante el Kun y compa?¨ªa. El partido se convirti¨® en un intercambio de golpes. El Betis no aprovech¨® los que tuvo; el Atl¨¦tico, mejor dicho, Forl¨¢n y Ag¨¹ero, s¨ª. Estaba el Betis convencido de que llegar¨ªa el empate, de que aquella resistencia no pod¨ªa ser eterna, cuando el Atl¨¦tico enhebr¨® un contragolpe. Mal asunto. Lleg¨® el bal¨®n a Forl¨¢n, que vio al Kun a su derecha, lanzado hacia la espalda del defensa. Inspirado como vive, el uruguayo la toc¨® de primeras, dejando solo a Ag¨¹ero ante Casto, que debi¨® vivir el colmo del p¨¢nico, de la angustia, del terror, qu¨¦ hacer ante aquello, aguantar en pie, vencerse a un lado, no perder de vista la pelota, y c¨®mo lograrlo si ¨¦sta, venciendo cualquier ley f¨ªsica, se va empeque?eciendo a medida que se acerca atada a la bota del rival, del enemigo mayor del reino, del Kun en estado de gracia, que chut¨® f¨¢cil, alto, colocado, a gol, punto final a un partido en el que el Atl¨¦tico aprendi¨® a sufrir y s¨®lo respir¨® cuando Forl¨¢n y Ag¨¹ero se leyeron el pensamiento.
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