Zimbabue se desmorona por el c¨®lera
El r¨¦gimen de Mugabe ignora una epidemia que ya ha causado 1.000 muertos - Miles de enfermos huyen a Sur¨¢frica y Mozambique en busca de tratamiento
M¨¢s de 1.000 muertos y 18.000 infectados. El c¨®lera, que se ha extendido a todas las provincias de Zimbabue, es producto y muestra del desmoronamiento del pa¨ªs, uno de los m¨¢s pr¨®speros de ?frica hace apenas dos d¨¦cadas, bajo el pu?o f¨¦rreo del octogenario Robert Mugabe. El sistema de salud es inexistente, las aguas fecales discurren por las calles con alcantarillado obsoleto, el agua est¨¢ contaminada por falta de purificaci¨®n y la basura se acumula sin recoger. Con la estaci¨®n de lluvias empezada, ONG e instituciones temen que el segundo pico virulento del brote no se haga esperar, en una extensi¨®n de la epidemia que se puede alargar hasta marzo. Mugabe, en su paranoia, o lo niega o lo denuncia como un ataque terrorista de Reino Unido, la antigua metr¨®polis.
Mientras los muertos se acumulan en el interior del pa¨ªs y los enfermos llegan hasta Sur¨¢frica y Mozambique en busca de tratamiento, el dictador pretende agilizar el gobierno de unidad nacional pactado hace tres meses con la oposici¨®n y sin materializar porque Mugabe se reserva los ministerios de mayor poder. La presi¨®n internacional arrecia. La secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, discutir¨¢ la par¨¢lisis pol¨ªtica de Zimbabue hoy y ma?ana ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para obtener una respuesta m¨¢s dura.
"El r¨ªo me hizo enfermar"
Steve Funganai, con 21 a?os, es uno de los tres millones de zimbabuenses que se calcula han emigrado a Sur¨¢frica. Lleg¨® en octubre, y consigui¨® empleo de jornalero en la poblaci¨®n fronteriza de Musina. "Tengo madre y hermanas en Matabeleland, pero all¨ª hay sequ¨ªa y no hay trabajo", cuenta. Trabajando en el campo, "la ¨²nica fuente de agua es el r¨ªo, y eso me hizo enfermar", dice Funganai en el hospital de Musina, al que lleg¨® deshidratado. El r¨ªo Limpopo est¨¢ contaminado por c¨®lera y la regi¨®n ha sido declarada zona de desastre, para posibilitar el tratamiento a los cientos de personas que cruzan a diario la frontera, porque est¨¢n enfermos o porque el colapso econ¨®mico en Zimbabue, con m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n en el paro, les fuerza a ello.
"Mis hijos comen frutas salvajes", dice Belinda Muduve, de 25 a?os, reci¨¦n llegada a Musina. "Si consigo un trabajo, al menos podr¨¦ comprar alimentos aqu¨ª y enviarlos". Muduve explica las dificultades de vivir en una econom¨ªa con una inflaci¨®n calculada en el 231.000.000%: "Hay que comprar en moneda surafricana o en d¨®lares estadounidenses, en moneda nacional no se puede comprar y nosotros no tenemos divisas". La semana pasada la reserva central de Zimbabue inici¨® la emisi¨®n de billetes de 500 millones de d¨®lares zimbabuenses, que corresponden a unos ocho euros, en una impresi¨®n continua de moneda incapaz de seguir el ritmo al alza de los precios, que se doblan de d¨ªa en d¨ªa. El sistema sanitario est¨¢ en las ¨²ltimas, las escuelas y universidades (antes las m¨¢s avanzadas del continente) apenas operan, con un 20% de alumnado.
"El personal ha emigrado, y los que siguen aqu¨ª, con su salario, apenas pagan el transporte para acudir al trabajo", explica Manuel L¨®pez Iglesias, responsable de la misi¨®n de M¨¦dicos Sin Fronteras en Harare, que recuerda que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) prev¨¦ que en marzo ser¨¢n cinco millones de ciudadanos los que necesitar¨¢n ayuda alimentaria (casi la mitad de la poblaci¨®n).
Algunos hospitales del pa¨ªs se han quedado con el 30% del personal, y los que siguen en sus puestos de trabajo reciben incentivos de las ONG para compensar la inoperancia del Gobierno de Mugabe.
Al hambre o a la infecci¨®n de VIH que afecta a uno de cada cinco zimbabuenses, se suma, de acuerdo con la OMS, el c¨®lera, que podr¨ªa afectar a 60.000 personas. Nada perturba a Robert Mugabe, en el poder desde que su partido, Zanu-PF, se hiciera con el Gobierno en 1980. En unas declaraciones el pasado jueves asegur¨®: "Nuestros m¨¦dicos, con la ayuda de la OMS, han parado el c¨®lera". Sus palabras fueron atribuidas luego al "sarcasmo". Tal vez tambi¨¦n obedecen al sarcasmo las del ministro de Informaci¨®n, Sikhanyiso Ndlovu: "El c¨®lera es una agresi¨®n de guerra qu¨ªmica y biol¨®gica, un ataque genocida por parte de los brit¨¢nicos". Seg¨²n Ndlovu, Reino Unido pretende invadir el pa¨ªs africano.
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