18 de diciembre
La celebraci¨®n del d¨ªa internacional del inmigrante, el pasado 18 de diciembre, llega en momentos delicados para el mill¨®n de personas que han ido poblando nuestras ciudades y pueblos tras dif¨ªciles procesos de inmigraci¨®n. A los problemas de todos, derivados de la crisis terminal de una manera de entender la producci¨®n y la vida, hemos de a?adir las amenazas que se ciernen sobre nuestros nuevos vecinos en forma de legislaciones restrictivas. Recordemos la reciente aprobaci¨®n de la directiva europea que permite la detenci¨®n de los inmigrantes en situaci¨®n irregular, incluyendo familias enteras, por periodos que pueden llegar a los 18 meses. Y sin que esa detenci¨®n tenga que estar avalada por resoluci¨®n judicial alguna. No han cometido delito alguno que no sea el de querer buscar mejores formas de subsistencia, y pese a ello deben permanecer encerrados en centros de internamiento que no son mucho mejores que las c¨¢rceles. Evidentemente, esa normativa surge impulsada por fuerzas pol¨ªticas que combinan claros tintes xen¨®fobos y populistas (que consideran a los inmigrantes un peligro para las propias ra¨ªces y manera de ser), con sesgos de pretendida defensa de los ciudadanos de pleno derecho (con una mirada sobre los inmigrantes como competidores para ayudas y servicios con riesgo de saturaci¨®n). En Catalu?a vemos estos d¨ªas como la m¨¢xima dirigente del Partido Popular afirma sin ambages que en el pa¨ªs no caben m¨¢s inmigrantes, mientras que en CiU se postula la necesidad de que la plena incorporaci¨®n de los inmigrantes se produzca s¨®lo despu¨¦s de superar un "test de integraci¨®n", que condicione su acceso a la residencia permanente (tras cinco a?os) y al derecho al voto en las municipales. Al mismo tiempo, CiU se muestra reacia en los temas de centros de culto y quiere restringir el reagrupamiento familiar al n¨²cleo estricto de hijos y c¨®nyuges, en un momento en que precisamente la mayor¨ªa de nuevas llegadas al pa¨ªs son de este tipo. Y mientras Espa?a, como los dem¨¢s pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, sigue sin firmar ni ratificar la Convenci¨®n Internacional de las Naciones Unidas de 1990 sobre la protecci¨®n de los derechos de los trabajadores inmigrantes.
Necesitamos trasladar a las esferas institucional y p¨²blica la presencia de los nuevos residentes en Catalu?a
Desde el punto de vista econ¨®mico o informativo, contemplamos el mundo como una gran unidad de mercado y hemos ido construyendo una esfera comunicativa global con gran movilidad de productos, ideas y de aquellas personas que forman parte de las ¨¦lites globales. Pero, ahora, contradictoriamente, pretendemos evitar y limitar a toda costa la movilidad de aquellas personas con menos recursos y m¨¢s necesidades, y que tratan de hacer realidad una globalizaci¨®n que no cuenta con ellos. Nuestras propias insuficiencias e impotencias en el control de fronteras, mares y r¨ªos, conduce a que "compremos" voluntades y compromisos de los pa¨ªses del sur para que ejerzan ellos de polic¨ªas (Plan Frontex) y que guarden as¨ª nuestros reductos de bienestar, amenazados ahora por una crisis de la que desconocemos sus alcances y desarrollos futuros. Esta semana se firma el llamado Pacto Nacional por la Inmigraci¨®n. Se trata de un documento largamente consensuado, cuidadosamente redactado y que trata de establecer un consenso b¨¢sico sobre la inmigraci¨®n en Catalu?a. El documento busca que no se utilice pol¨ªticamente el tema de la inmigraci¨®n y apunta a estrategias concretas de acomodaci¨®n de los nuevos catalanes en un pr¨®ximo futuro. El Partido Popular ya ha anunciado su rechazo a firmar el documento. Las estrategias seguidas en las ¨²ltimas municipales en sitios como Badalona, pueden permitirle albergar esperanzas de r¨¦ditos electorales a partir de convertir la significativa presencia de inmigrantes en uno de los dilemas centrales de las pr¨®ximas contiendas electorales. De manera menos clara, CiU trata de evitar el quedar atrapado por compromisos que luego le resulten excesivamente r¨ªgidos, y se muestra receloso ante un tema en el que su electorado natural puede sentirse inc¨®modo.
El pacto apunta en la buena direcci¨®n, pero precisa de concreci¨®n institucional, justo cuando el Gobierno del Estado anuncia una nueva ley que aumentar¨¢ el periodo de retenci¨®n y restringir¨¢ la llegada de ascendientes, aunque permitir¨¢ el acceso laboral de los j¨®venes que convivan con sus padres. Necesitamos pensar en el futuro, y normalizar nuestra sociedad, crecientemente diversificada. Los inmigrantes son muy visibles en nuestras calles acompa?ando personas mayores, son visibles en bares y restaurantes, son visibles en supermercados y en empresas de servicios de todo tipo. No son visibles en nuestras instituciones representativas, en nuestras administraciones p¨²blicas, en nuestros servicios de seguridad, en nuestros medios de comunicaci¨®n.
Su papel subalterno en la esfera p¨²blica e institucional es cada vez m¨¢s llamativo. No debemos caer en la l¨®gica de cuotas, que acaba generando din¨¢micas de aislacionismo multicultural, sino buscar formas de incentivar y animar la presencia de personas inmigrantes en todas las esferas institucionales y representativas. En momentos como ¨¦stos, en los que soplan vientos de cerraz¨®n en toda Europa, es una buena noticia que en Catalu?a logremos aprobar un documento que, de no descafeinarse y de concretarse, puede servir de palanca para conseguir cambios que avancen en la acomodaci¨®n y acceso a la ciudadan¨ªa de personas que contribuyen con su esfuerzo a la indudable mejora del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.