Rabat recupera la memoria de la era oscura de Hassan II
Comisar¨ªas y c¨¢rceles de la represi¨®n ser¨¢n convertidas en centros culturales
A Abdelaziz Mouride, un ex preso pol¨ªtico marroqu¨ª que ha publicado en un tebeo su experiencia carcelaria, le gustar¨ªa que algunos de sus dibujos se coloquen en las paredes de la antigua comisar¨ªa de Derb Moulay Cherif, en Casablanca, donde en los a?os setenta fue torturado durante varios d¨ªas.
Su deseo ya no es del todo un sue?o. Ahmed Herzenni, presidente del Consejo Consultivo de Derechos Humanos (CCDH), un organismo oficial, y Taoufiq Hejira, ministro de Vivienda, firmaron recientemente en Rabat un convenio en el que se comprometen a convertir los antiguos centros de detenci¨®n en lugares de la memoria hist¨®rica. "El objetivo es transformar esos edificios siniestros en centros socioculturales en los que haya siempre un espacio para la memoria hist¨®rica", asegura Herzenni, ¨¦l mismo un ex preso de conciencia. "Preservar la memoria del pasado con peque?os museos es una garant¨ªa de construir un futuro mejor".
El convenio prev¨¦ que Herzenni propondr¨¢ qu¨¦ centros de detenci¨®n deben ser restaurados y el ministerio se encargar¨¢ de hacerlo. Para el a?o pr¨®ximo ya tiene cuatro en mente: la comisar¨ªa de Derb Moulay Cherif y los antiguos penales secretos de Agdz, Msyed y Kalaat Mgouna, que ni siquiera pertenec¨ªan a la Administraci¨®n penitenciaria.
Kalaat Mgouna es una antigua fortaleza del ¨¢rido sur del pa¨ªs, convertida en c¨¢rcel, que puede tener incluso un atractivo tur¨ªstico. La reconversi¨®n de otros lugares plantea m¨¢s problemas. La tristemente c¨¦lebre comisar¨ªa de Casablanca es ahora un edificio desvencijado en desuso, pero en el recinto hay a¨²n algunas viviendas decr¨¦pitas habitadas por funcionarios a los que habr¨¢ que realojar.
Herzenni se reunir¨¢ tambi¨¦n en los pr¨®ximos d¨ªas con algunos de los 28 supervivientes del m¨¢s emblem¨¢tico de los penales marroqu¨ªes, el de Tazmamart, para estudiar con ellos qu¨¦ hacer con aquella construcci¨®n. All¨ª murieron, en condiciones espantosas, entre 1973 y 1991, 58 militares implicados en las intentonas golpistas de 1971 y 1972 contra el rey Hassan II.
Ahmed Marzouki, autor del best seller titulado Tazmamart, celda 10, es uno de los 28 reos que sali¨® con vida aunque padece graves secuelas. Se pregunta qu¨¦ podr¨¢ ser rescatado de aquellos barracones. "Los arrasaron en 2005; s¨®lo dejaron una peque?a pancarta y el cementerio con los presos muertos", se lamenta Marzouki.
"Ya iba siendo hora que el Consejo Consultivo de Derechos Humanos se moviera", comenta satisfecho Mohamed Sebbar, presidente del Foro Verdad y Justicia, una asociaci¨®n que reagrupa a buena parte de las v¨ªctimas de los llamados a?os de plomo del reinado de Hassan II (1963-1999). "Es una buena iniciativa", recalca.
No todos comparten sus elogios. Como en el caso del campo de concentraci¨®n de Auschwitz, preservado casi intacto, esos "peque?os rincones del infierno" en suelo marroqu¨ª "deben permanecer tal cual para recordar las d¨¦cadas negras de la historia del reino y la barbarie de la que fue capaz el poder" que ostentaba Hassan II, editorializa el semanario independiente Le Journal. "Hay que dejar las celdas intactas incluso con sus pintadas", insiste Khadija Ryadi, presidenta de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos. El ¨®rgano que encabeza Herzenni aplica por fin parte de las recomendaciones formuladas hace ya tres a?os por la Instancia Equidad y Recomendaci¨®n, una especie de Comisi¨®n de la Verdad creada por Mohamed VI para sacar a la luz gran parte de los abusos cometidos durante el reinado de su padre. La instancia fue disuelta tras concluir su labor.
Fouad Abdelmouni, un economista que estuvo tambi¨¦n preso, cree que queda a¨²n una gran tarea pendiente: "Designar expl¨ªcitamente a las personas que permitieron que se cometieran esos abusos", algunas de las cuales ocupan a¨²n altos cargos. "Esto es algo crucial para el pa¨ªs", recalca.
La tortura se sigue aplicando a¨²n en Marruecos, aunque no es sistem¨¢tica como antes y los que la padecen ya no desaparecen. Los j¨®venes detenidos en mayo en Marraquech, durante una revuelta estudiantil, fueron, por ejemplo, torturados en las dependencias policiales de la plaza de Jamaa el Fnaa, en pleno centro de la ciudad.
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