Un da?o puntiagudo
Si alguien inventa alg¨²n d¨ªa una m¨¢?quina del tiempo, quiero que me lleve justo al lado de Cole Porter. ?se ser¨ªa mi lugar y mi momento si me dejaran escoger una encantadora velada junto a un hombre interesante. Ahora que llegan las navidades no se me ocurre mejor regalo para m¨ª y el resto de las bestias tristes que una canci¨®n esquinada voluntariamente dentro de un mundo torcido. "Vamos a portarnos mal", era el suspiro de Porter en el fragor de la batalla, porque los hombres elegantes ni tienen ni necesitan gritos de guerra. No es muy solidario con nada en particular alegrarse uno solo o en compa?¨ªa la vida a oscuras, pero es dulce y ayuda a soportar. Tal vez Porter sea muy ligero y demasiado melanc¨®lico para el recio y esperanzador Obama, o tal vez le guste, me consta que los soldados de cualquier bandera y hasta los que no tienen bandera alguna lo necesitan urgentemente y que a los perros de todas las patrias les sonar¨¢ a chino. A los pol¨ªticos de esta zona del mundo ser¨ªa una pena quitarles la zambomba ahora que ya casi han aprendido a tocarla. El encanto no es encantador para seg¨²n qu¨¦ comensales ni encaja bien en todas las tabernas, pero en los d¨ªas m¨¢s oscuros no hay luz m¨¢s elegante.
Qu¨¦ importa en realidad que las canciones tambi¨¦n se acaben y los cari?os se abandonen, cualquier cosa que nos distraiga del rencor es suficiente. Las corazas se derrumban antes que la seda y el nailon. Los cigarrillos alineados y ofrecidos en una pitillera matan menos, o de otra forma.
Es lo que tiene el encanto, que parece intrascendente hasta que la gloria nos da la espalda y el encanto se convierte en casi todo. En contra de la creencia popular (me consta que tal cosa no existe, pero me gusta c¨®mo suena esa expresi¨®n), el encanto es una cosa muy seria. Las cr¨ªas de todas las especies lo utilizan, sin ir m¨¢s lejos, para protegerse de la muerte, y la vida, bien mirada, no es sino el triunfo del encanto entre las fieras. Del encanto inteligente de un se?or como Cole Porter aprender¨ªamos, por ejemplo, que la mitad de las barreras que saltamos, en realidad no existen y que una mente ¨¢gil es ya, en buena medida, la libertad. No se me escapa que no todo se soluciona con un dry martini, pero est¨¢ claro que un dry martini no empeora nunca nada. No es un asunto peque?o, teniendo en cuenta que la mayor¨ªa de las cosas que tenemos que arreglar las hemos roto nosotros.
Es una m¨¢xima muy vieja, pero un ministerio de defensa s¨®lo sirve para protegernos por el d¨ªa de las armas que inventa por la noche. La revoluci¨®n es insoportablemente molesta y lo deja todo hecho un asco y no se ha sabido de nadie en la historia, y eso que la historia es muy larga, que no haya asaltado un palacio sino para quedarse a vivir dentro.
Nadie odia realmente un sistema, sino su posici¨®n en ¨¦l. Las causas m¨¢s nobles siempre se sientan en la mesa con las manos sucias y despu¨¦s, y sin modales, se lo zampan todo.
De Cole Porter, sin embargo, no hay quien diga nada malo sin condenarse a un infierno aburrid¨ªsimo o a un cielo al que nadie en su sano juicio querr¨ªa ser invitado.
Si alg¨²n d¨ªa dejamos de deslumbrarnos como ni?os bobos por cada avance de la ciencia y la tecnolog¨ªa, nos daremos cuenta de que casi todo estaba ah¨ª antes de ser conquistado, descubierto o comentado.
No hemos inventado m¨¢s que la raya de los pantalones y todas las grandes palabras no valen lo que un cuchicheo cerca de la nuca adecuada.
Si hay que elegir un ruido, mejor vivir debajo de la sala de baile. ?Qui¨¦n no prefiere el da?o puntiagudo de unos tacones bien afilados al runr¨²n de las cadenas que arrastran los fantasmas? Si hay que morir, y me temo que no queda m¨¢s remedio, mejor morir de encanto y envuelto en mentiras, que de odio y embadurnado de certezas.
En esa cena con Cole Porter a la que pienso ir en cuanto arreglen el acelerador de part¨ªculas se hablar¨¢ de todo y nada y se olvidar¨¢ lo dicho y lo escuchado y se ofender¨¢ sin maldad a todo el mundo para perdonar a todo el mundo inmediatamente despu¨¦s, tambi¨¦n a nosotros mismos y con mucho encanto.
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