Crisis en la crisis
B¨¦lgica, de nuevo sin Gobierno, tras la tercera dimisi¨®n del democristiano flamenco Leterme
Ya a nadie le puede extra?ar que por muy grave que sea la situaci¨®n econ¨®mica mundial, la clase pol¨ªtica belga, contumaz en trabajarse su propio descr¨¦dito, sea capaz de automutilarse en su Ejecutivo, cuando se supone que m¨¢s falta le hace alguien al tim¨®n del Estado.
El cristiano-dem¨®crata flamenco Yves Leterme, que gan¨® las elecciones en junio de 2007, en un pa¨ªs cada d¨ªa m¨¢s dividido entre franc¨®fonos -valones- y neerland¨®fonos -flamencos-, presentaba el lunes a Alberto II su tercera dimisi¨®n en ese tiempo, y el monarca encargaba a otro cristiano-dem¨®crata flamenco, Wilfred Martens, que ya fue jefe de Gobierno nueve veces entre 1979 y 1992, la misi¨®n de explorar qui¨¦n puede coger los puntos de la interminable carrera en la media belga.
Entre los probables sucesores est¨¢n el cristiano dem¨®crata flamenco Jean-Luc Dehaene, llamado el fontanero por su habilidad en recomponer mayor¨ªas ignotas, y el presidente de la C¨¢mara baja, Herman van Rompuy. Martens, que con gran ¨¢nimo considera su tarea dif¨ªcil pero no imposible, pretende que haya jefe de Gobierno para fin de a?o, con una reedici¨®n de la coalici¨®n gobernante de cinco partidos.
Incluso para B¨¦lgica, tan hecha a estar desecha, la situaci¨®n es grav¨ªsima, porque Leterme ha ca¨ªdo acusado por el Supremo de presionar a la judicatura para que amparara -algo que no ha encontrado eco- la venta del m¨¢s importante banco del pa¨ªs, Fortis, en bancarrota, al franc¨¦s BNP. Y urge tanto el rescate de la entidad como la aprobaci¨®n del presupuesto de 2009, con un plan de inyecci¨®n de 2.000 millones de euros a una econom¨ªa muy pr¨®xima a caer en recesi¨®n.
Los problemas de fondo son, sin embargo, lo que en Espa?a se llamar¨ªa de encaje entre ambas comunidades. Leterme, que hab¨ªa prometido ampliar la pr¨¢ctica federalista dando m¨¢s poderes al 60% de la poblaci¨®n flamenca -hay quien dice que la independencia sin salir de B¨¦lgica-, no ha logrado un punto de equilibrio entre francofon¨ªa y neerlandofon¨ªa, comunidad cuya lengua es la de Holanda. Y aunque es terrible decirlo, hay que reconocer que no hay soluci¨®n a una disputa que las partes no quieren resolver; y muchos flamencos tampoco, salvo con una independencia tambi¨¦n imposible de alcanzar porque la rechazar¨ªa la Uni¨®n Europea, cuya capital, Bruselas, tambi¨¦n es la de B¨¦lgica. Por eso toca conllevarse.
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