Juguetes hiperrealistas y adultos
La limitaci¨®n del concepto de infancia hasta los seis a?os cambia los h¨¢bitos
Los juguetes son cada vez m¨¢s sofisticados y se parecen a productos de la vida cotidiana de los adultos. Las estanter¨ªas rebosan de cocinitas con agua para hervir los alimentos, hospitales con quir¨®fano paritorio, mu?ecas karaoke con las que cantar como los artistas favoritos, perritos mec¨¢nicos que obedecen las ¨®rdenes del ni?o, beb¨¦s de pega que parecen de carne y hueso, motos de rockero para cr¨ªos de dos a?os. Hasta se venden mu?ecas personalizables, como una imagen cl¨®nica del ni?o.
En todas las culturas, el juego reproduce los modelos adultos y es una forma simb¨®lica de ir representando ese mundo. El mundo adulto es ahora muy tecnol¨®gico, algo que se ha trasladado a los juguetes. Por ello, se imita al detalle el electrodom¨¦stico m¨¢s avanzado.
Algunas ni?as de seis a?os no piden mu?ecas, sino bolsos de marca
Los ni?os est¨¢n seducidos por el consumo y temas del mundo adulto como la moda. Las ni?as de seis o siete a?os ya no piden mu?ecas a los Reyes Magos, sino bolsos de marca o mp3, y se comprueba que el gasto en juguetes se reduce dr¨¢sticamente a partir de esa edad, dice Fernando P¨¦rez, de la consulta NPD. Es un fen¨®meno que Petra Mar¨ªa P¨¦rez, directora del Instituto de Creatividad e Innovaci¨®n Educativa de Valencia (ICIE), bautiza como "la reducci¨®n de la infancia": los juguetes se apropian, a edades m¨¢s tempranas, de modelos mucho m¨¢s realistas, menos fant¨¢sticos, con mecanismos que tienen que ver m¨¢s con el acceso al mundo adulto. Lo corroboran resultados preliminares de una investigaci¨®n que realiza en padres con ni?os de siete a 14 a?os.
El juego se parece cada vez m¨¢s a la vida real en la que viven y se les introduce m¨¢s en el mundo adulto y en el mundo de las preocupaciones adultas. Algunos padres tambi¨¦n les compran ropas y accesorios no apropiados, todo de marca, a?ade Petra P¨¦rez.
?Limita la imaginaci¨®n y creatividad del ni?o que un mu?eco diga pap¨¢ o mam¨¢, haga pip¨ª o le salgan los dientes? "No, si luego puede abrazarlo, ba?arlo y vestirlo, aunque un juguete que reproduzca excesivamente el mundo de los adultos podr¨ªa no ser adecuado", afirma Imma Mar¨ªn, pedagoga y asesora de la Fundaci¨®n Crecer Jugando. No es ning¨²n problema, a?ade, si los ni?os tambi¨¦n juegan con juguetes que no hagan nada. "El mayor realismo no implica que los ni?os no puedan manipularlos a su manera", asegura Virginia Tr¨¨mols, psic¨®loga infantil de USP Instituto Universitario Dexeus.
En los juguetes realistas todo est¨¢ estructurado y organizado, con palancas y botones para que el juguete haga muchas cosas. "Antes, una caja de zapatos la convert¨ªan en un coche y una escoba en un caballo. Hoy los caballos de juguete se mueven solos", a?ade P¨¦rez.
El desarrollo de la imaginaci¨®n no s¨®lo introduce al ni?o en un mundo m¨¢gico, sino que le permite intuir por ejemplo si hace da?o a otro y desarrollar la empat¨ªa. "Hay productos en el mercado muy interesantes para los ni?os, y muchas veces estos juguetes tan realistas dan pocas posibilidades a la evocaci¨®n", dice P¨¦rez. No es problema del juguete, de los fabricantes o dise?adores, sino de la ¨¦poca en la que vivimos, con pocas posibilidades para compartir el juego y por eso a veces algunos juguetes acaban siendo abandonados".
"Muchas veces ni conocen a los ni?os de los vecinos, porque vivimos en un mundo muy individualista". Los padres no son los compa?eros id¨®neos de juego porque tienen finalidades distintas, y los ni?os no aprender¨ªan a dilatar la gratificaci¨®n o a superar la frustraci¨®n. Jugar, por ello, no dejan de hacerlo.
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