Atenas, Par¨ªs, Madrid
Las recientes movilizaciones de la juventud griega han sido comparadas en este diario por dos veces con el mayo franc¨¦s de 1968. Una ha sido en el excelente reportaje de Abel Grau, con un rotundo titular pero luego con mucha cautela, y otra en el art¨ªculo de Gil Calvo. Lo cierto es que ambos movimientos sociales coinciden en el protagonismo de la juventud. Lo mismo que ocurriera en los no lejanos disturbios registrados en la banlieue de Par¨ªs, y que en todos ellos se daban una dimensi¨®n de protesta y parcialmente un repertorio compartido de formas de acci¨®n. Pero la comparaci¨®n acaba aqu¨ª.
A lo largo del siglo XX la rebeld¨ªa juvenil en Europa ha respondido en sucesivas oleadas a la acci¨®n convergente de dos variables, de un lado las expectativas de movilidad social ascendente, lo que algunos soci¨®logos llamaron motilidad, y de otro, el contexto econ¨®mico y pol¨ªtico. En los a?os 30, el marco de la crisis mundial impuls¨® una din¨¢mica de radicalizaci¨®n en tijera, donde un sector de la juventud pas¨® a los movimientos fascistas cuya meta era la formaci¨®n del "hombre nuevo" por v¨ªa totalitaria, mientras otro sector luch¨® por otro tipo de "hombre nuevo" que protagonizar¨ªa la emancipaci¨®n de la humanidad siguiendo el patr¨®n sovi¨¦tico. En estos momentos, la motilidad es cero, y eso es lo que confiere al estallido griego un sesgo nihilista, ya que la violencia y la destrucci¨®n pasan a ser fines en s¨ª mismos, por la sencilla raz¨®n de que los estudiantes griegos (como los de otros lugares de Europa) no tienen en estos momentos un futuro garantizado, ni siquiera de modo precario. Hacen el resto el impacto difundido por los medios de una cultura de la violencia, la sensaci¨®n de esclerosis transmitida por el Gobierno conservador de Karamanlis, otro Karamanlis (frente a ¨¦l, un Papandreu, hijo de Andreas, nieto de Giorgios: nada cambia en la pol¨ªtica griega) y la tradici¨®n de luchas universitarias desde tiempos de los coroneles como agente de legitimaci¨®n.
Falta ideolog¨ªa. En medio del vac¨ªo, lo observable aqu¨ª es el curioso brote de 'chavismo'
No faltaron corrientes nihilistas en mayo del 68, pero las l¨ªneas maestras del movimiento, con su dimensi¨®n ut¨®pica, hab¨ªan sido trazadas con anterioridad. El vac¨ªo de las protestas actuales, excepci¨®n hecha de las protestas antiglobalizaci¨®n, contrasta con la pluralidad de iniciativas ideol¨®gicas de aquel mayo, desde el mao¨ªsmo y el trotskismo al "situacionismo". La cr¨ªtica de la forma de integraci¨®n de la juventud, la denuncia de "la miseria en el medio estudiantil" en una sociedad opulenta, tras el crecimiento econ¨®mico de la posguerra, expresaban un sentimiento de privaci¨®n relativa, y tambi¨¦n la aspiraci¨®n, no ya a un hombre nuevo, sino a un mundo nuevo, sin imperialismo ni estalinismo. De ah¨ª la dimensi¨®n constructiva, la explosi¨®n de la palabra, la liberaci¨®n sexual, que singularizaron al 68 y que nada tienen que ver con la guerrilla urbana de hoy.
Por otra parte, los cambios tecnol¨®gicos en la comunicaci¨®n han incrementado en forma exponencial las posibilidades de movilizaciones sincr¨®nicas, con internet y los tel¨¦fonos port¨¢tiles sorteando las formas de control policial del pasado.
Conforme avanza la crisis, explosiones similares pueden producirse en otros pa¨ªses europeos. En Espa?a, no falta la coexistencia de grupos juveniles disponibles para la movilizaci¨®n en las universidades, y de minor¨ªas activas deseosas de impulsarla, con un c¨®ctel ideol¨®gico por lo que me toca de cerca bastante disparatado: grupos antisistema, alg¨²n que otro okupa o simpatizante de la izquierda abertzale, a la contra porque s¨ª (los que pintan aquello de "queremos chuches"). Las formas de acci¨®n, desde la ocupaci¨®n de la plaza del Carmen, a los boicots a la catalana de conferenciantes no gratos, resultan escasamente alentadoras. Claro que por lo que concierne a la Universidad, tampoco el ministerio, autoridades acad¨¦micas y profesorado hemos hecho nada para quitarles la raz¨®n (o para proporcion¨¢rsela) a quienes sostienen el no a Bolonia, el m¨¢s consistente vivero de movilizaci¨®n estudiantil en la actualidad.
De momento, falta ideolog¨ªa. En medio del vac¨ªo, lo ¨²nico observable aqu¨ª es el curioso brote de chavismo, producto de la sustituci¨®n en Venezuela del siniestro peronista Ceresole por intelectuales castizos en calidad de mentores del tr¨¢nsito hacia la dictadura vitalicia bajo un cesarismo populista, disfrazado de "socialismo del siglo XXI". Antiimperialismo, se?uelo de una "democracia participativa" bajo el imprescindible "hombre fuerte" para domesticar a la propiedad privada -otras veces para abolirla-, elogio de un supuesto "empoderamiento" popular asociable a las movilizaciones europeas antisistema, son ingredientes desde los cuales buscar la captaci¨®n. Sin olvidar la condena "izquierdista" de la transici¨®n democr¨¢tica, mientras la experiencia sovi¨¦tica, que mejor¨® la vida de los trabajadores y destruy¨® "el feudalismo" en Rusia, recibe una mirada distante pero favorable. De ah¨ª a un autoritarismo rojo s¨®lo hay un paso. Esperemos que no cuaje.
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