Estrellas de la galaxia navarra
Desde Ochagav¨ªa, en el norte, hasta el monasterio de Fitero, en la Ribera, una ruta por monumentos y paisajes ¨²nicos
Cada regi¨®n se puede contar mediante hitos, a trav¨¦s de los tesoros monumentales o naturales que la conforman. Un concurso popular organizado por el Gobierno de Navarra y el Diario de Navarra ha servido para que los votantes elijan las diez maravillas de esta comunidad. Paisajes como el Barranco de Pe?al¨¦n o las foces de Arbay¨²n y Lumbier; pueblos pintorescos como Olite, Ochagav¨ªa o Uju¨¦, legados arquitect¨®nicos como el rom¨¢nico de la Valdorba o el Cerco de Artajona; templos como el Monasterio de Fitero, la bas¨ªlica de San Gregorio o la iglesia de Santa Mar¨ªa de Sang¨¹esa.
Una ruta peculiar hecha de herencias de piedra, hayas y r¨ªos. En total, diez tesoros entre monumentos, localidades y paisajes naturales. Desde el pueblo de Ochagav¨ªa en el norte, hasta el Monasterio de Fitero en la Ribera.
1. Cerco de Artajona
Se considera una de las mejores villas amuralladas de Navarra y, sin embargo, sus or¨ªgenes tienen m¨¢s que ver con la iglesia que con la milicia. El conocido como Cerco de Artajona, un lienzo casi continuo de muralla que rodea la parte vieja de esta villa de la Zona Media (denominaci¨®n digna del Se?or de los Anillos), con un per¨ªmetro arri?onado forzado por los caprichos del terreno, empez¨® a levantarse hacia el siglo XI, cuando en plena pelea entre agramonteses y beaumonteses del viejo Reyno de Navarra la villa y la iglesia fueron donadas a los can¨®nigos de Saint Sernin de Toulouse.
Fue el abad Hugo de Conqu¨¦s quien acometi¨® la construcci¨®n de la muralla y la repoblaci¨®n de la comarca. Visto a lo lejos, el cerco aparece como una l¨ªnea esquem¨¢tica de ¨¢ngulos rectos, erizada de almenas y torreones prism¨¢ticos sobre los que destaca uno, la torre-campanario de la iglesia de San Saturnino, que m¨¢s que templo destinado al culto parece una continuaci¨®n del baluarte defensivo.
A pesar de grandes reformas en siglos posteriores, el cerco de Artajona ha llegado hasta nuestros d¨ªas como una reliquia de la construcci¨®n militar de la baja Edad Media, una l¨ªnea de siller¨ªa que envuelve a uno de los cascos urbanos m¨¢s monumentales de Navarra, repleto de casonas e iglesias. De entre estas ¨²ltimas, una destaca muy por encima, la iglesia de San Saturnino, la que empez¨® a levantar el can¨®nigo Conqu¨¦s, desde cuyo campanario, conocido como la torre del Cerco, se bandean en fechas se?aladas las cuatro campanas que a¨²n conserva. Se bandean de forma asincr¨®nica y al rev¨¦s que en el resto del mundo; es decir, impuls¨¢ndolas hacia arriba, mediante el esfuerzo de tres hombres que se van relevando en cada una de ellas. Ser bandeador en Artajona es como tener un t¨ªtulo nobiliario. Y verlos actuar, todo un espect¨¢culo.
2. La Valdorba
La Valdorba, una de las comarcas m¨¢s desconocidas de Navarra, queda a mitad de camino del Pirineo y del valle del Ebro. La transici¨®n entre la Navarra euskaldun y la Navarra de llanura, por tanto. Una tierra ondulada, de contrastes, donde abundan los bosques, las setas oto?ales, los puentes medievales y los pueblos encantadores con nombres acabados en ain ?Catalain, Orisoain, Eristain, Barasoain...? uno de los sufijos de la toponimia vasca que m¨¢s ha dado que hablar y que puede significar alto o cumbre.
No obstante, la Valdorba es m¨¢s conocida por poseer uno de los mejores muestrarios del rom¨¢nico navarro. Templos peque?os, delicados, aut¨¦nticas sorpresas en piedra tallada oculta en aldeas min¨²sculas o despoblados an¨®nimos. Es el caso de la ermita del santo Cristo de Catalain, con un gran ¨¢bside y estilizados ventanales. Aunque hoy veamos s¨®lo la iglesia, ¨¦sta fue parte de un conjunto mon¨¢stico que tuvo gran influencia econ¨®mica y repobladora en la zona y funcion¨® como claver¨ªa de Roncesvalles. La iglesia est¨¢ orientada de este a oeste, y el sol incide directamente por los ventanales frontales y traseros seg¨²n la hora del d¨ªa.
M¨¢s famosa todav¨ªa, San Pedro de Echano, en Ol¨®riz, presenta unos capiteles historiados como remate de las columnas que sujetan las arquivoltas, que son un maravilloso muestrario de escultura profana.
La iglesia parroquial de Orisoain, en la plaza del pueblo, forma junto con el vecino palacio de Orisoain uno de los entornos urbanos m¨¢s fotog¨¦nicos de la Valdorba.
La Asociaci¨®n para el Desarrollo de la Valdorba organiza casi todos los fines de semana rutas guiadas por el rom¨¢nico de la comarca navarra; para obtener m¨¢s informaci¨®n de fechas y disponibilidad, consulte en la web: www.valdorba.org.
ALFREDO PIEDRAFITA
3. Arbay¨²n y Lumbier
Alfredo Piedrafita (Pamplona, 1960), guitarrista del grupo Barricada, adora las foces de Arbay¨²n y Lumbier. Declaradas Reserva Natural, las foces conforman un paisaje escarpado, rocoso y alejado de la civilizaci¨®n. "Sol¨ªa ir mucho de joven. Acampaba con amigos de forma salvaje: sin zona de c¨¢mping, ni farolas, ni bares o quioscos al lado. Hac¨ªamos una hoguera y nos prepar¨¢bamos unas buenas chuletas para comer". Piedrafita dej¨® de ir durante una temporada, pero cuando su hijo naci¨®, retom¨® la afici¨®n: "Es una zona estupenda para salir con los cr¨ªos. No pasan coches y el recorrido se puede hacer en bicicleta".
La de Arbay¨²n es la garganta m¨¢s extensa de Navarra, un desfiladero espectacular formado por el r¨ªo Salazar. Pero a pesar de los 400 metros de altura que pueden alcanzar sus impresionantes paredes verticales, el paseo no es complicado. "No hay pendientes, es una ruta estupenda", apunta el pamplonica. La de Lumbier es m¨¢s estrecha, pero el paisaje labrado por el r¨ªo Irati es igual de asombroso. Adem¨¢s depara otras sorpresas. "En Lumbier hay una colonia de buitres leonados que suele volar sobre el acantilado. Es un espect¨¢culo impresionante". Muy cerca queda el Centro de Interpretaci¨®n de las foces de Arbay¨²n y Lumbier (plaza Mayor de Lumbier. 948 88 08 74. Abre de martes a jueves, de 10.00 a 14.00. Fines de semana, tambi¨¦n de 16.30 a 19.30), que ayuda a conocer mejor estas impresionantes gargantas excavadas en la roca por efecto del agua. "En Lumbier y en Sang¨¹esa se come muy bien. Se puede probar el ajoarriero, un plato muy navarro. Lo recomiendo a los amantes del bacalao. A m¨ª en temporada me encanta tomarme un buen plato de alubias pochas de Sang¨¹esa. Enganchan si tienes un est¨®mago fuerte. Despu¨¦s del fest¨ªn, lo suyo es darse un paseo de una hora por la foz de Lumbier, que ah¨ª est¨¢ todo muy aireado...".
El guitarrista tiene muy claro la banda sonora que escoger¨ªa para visitar de nuevo este paraje agreste: "Welcome to the Jungle, de Guns & Roses, o cualquiera de su disco Appetite for Destruction. Me imagino escuchando ese tema a muy buen volumen con el eco que hay all¨ª... Creo que me voy a ir a escucharla all¨ª en breve".
4. Monasterio de Fitero
Un soberbio edificio monacal se levanta sobre un peque?o pueblo de la llanura navarra. La localidad se llama Fitero. Y el vasto conjunto de iglesia, claustro, palacio abacial, hospeder¨ªa, sacrist¨ªa, biblioteca y refectorio: Santa Mar¨ªa la Real de Fitero, la primera construcci¨®n del C¨ªster en Navarra y una de las primeras de Espa?a. Si a¨²n hoy impresiona el tama?o y la riqueza arquitect¨®nica del conjunto hay que imaginarlo en 1247, cuando se cree que ya estaba terminada la primitiva iglesia rom¨¢nica y sus edificios anexos. La regla de los monjes blancos del C¨ªster, ora et labora, obligaba a buscar lugares apartados y solitarios para establecer sus fundaciones, lo que a la larga gener¨® una importante repoblaci¨®n del territorio. Estamos por tanto ante el embri¨®n sobre el que se desarroll¨® buena parte de la historia de Navarra.
No obstante, al visitante actual sorprender¨¢ m¨¢s la altura de la nave principal y de la torre prism¨¢tica que domina el conjunto. Ambas sobresalen de forma exagerada sobre los tejados de la aldea. Quedan elementos del monasterio medieval, como la bella sala capitular y parte del dormitorio de los monjes. Tambi¨¦n hay a?adidos renacentistas, como el claustro, y grandes ejecuciones barrocas, como la fachada de la Plaza de la Orden, y otras manieristas, como el palacio Abacial. La historia del arte y de Navarra est¨¢n escritas en las piedras del C¨ªster.
PATXI MANGADO
5. Uju¨¦
"Desde el punto de vista arquitect¨®nico, Uju¨¦ es una joya". Lo dice Patxi Mangado (Estella, 1957), prestigioso arquitecto que ha firmado el Pabell¨®n de Espa?a en la Expo de Zaragoza 2008, lo que le ha valido la candidatura a los premios europeos Mies van der Rohe por esa obra. El arquitecto navarro conoce desde ni?o este pueblo monumental situado a 53 kil¨®metros al sur de Pamplona. "Es impresionante. Se encuentra en un mont¨ªculo, a 815 metros de altura, dominando los Pirineos y las tierras de la Ribera", describe. Una localidad que impresiona de lejos y de cerca. "Uju¨¦ se levant¨® como ciudadela en la Edad Media. Entonces, se construyeron su santuario- fortaleza, sus casas y su muralla g¨®tica". Esta identidad defensiva que menciona a¨²n se conserva en su laberinto interior. "Su tesoro est¨¢ en el coraz¨®n: la iglesia de Santa Mar¨ªa, un templo fortaleza que mand¨® acorazar el rey". El monarca era Carlos II el Malo, quien, a mediados del siglo XIV, protegi¨® el santuario con torres, pasos de ronda, contrafuertes y repechos. Un remolino que asombra a Mangado: "Sus casas arracimadas son de las m¨¢s bonitas que yo he visto".
Tierra y piedra
Pero no es s¨®lo su estructura fortificada la que convence al arquitecto. "Uju¨¦ pertenece a esa clase de sitios donde lo natural y lo artificial van de la mano, donde la tierra se funde con lo construido. Al estar en medio de la nada, se lee muy bien el paisaje. Cuando se sube a su colina y se mira a lo lejos parece un todo. El pueblo est¨¢ en continuidad con el campo". Un cuadro armonioso que funciona gracias a la paleta de colores. "Las tonalidades de las construcciones son muy parecidas a las del entorno. Todos los edificios emplean el mismo material [piedra de mamposter¨ªa] y se funden en una unidad densa y atractiva. Uju¨¦ es de una intensidad paisaj¨ªstica y arquitect¨®nica impresionante".
Mangado recomienda visitar este enclave hist¨®rico en verano o en primavera. "Las puestas de sol son extraordinarias. En los atardeceres, justo cuando la luz incide por la tarde y ba?a el templo rom¨¢nico y las casas en tonos rojizos". Antes de marchar, el arquitecto sugiere llenar bien la panza: "En esta zona preparan las mejores costillas de Navarra y unas migas excelentes. Una cocina sencilla, simple y austera. Como las casas de Uju¨¦". E insiste: "No hay que esperar grandes sofisticaciones culinarias, pero los platos son extraordinarios. Es todo muy elemental, primitivo pero muy sabroso. Como el propio pueblo".
6. Ochagav¨ªa
Las casonas navarras con siglos de historia sobre sus dinteles blasonados serv¨ªan de escenario a los veraneos adolescentes. Y el denso mundo de una sociedad rural hecha a golpe de vacas, prados, misas dominicales y tradiciones escond¨ªa un drama familiar.
Secretos del coraz¨®n, la pel¨ªcula de Montxo Armend¨¢riz rodada en Ochagav¨ªa, se convirti¨® en un homenaje a ese mundo rural ya casi desaparecido y a la vida sosegada y apacible de los pueblos de la monta?a navarra. El d¨ªa a d¨ªa del valle de Salazar se parece ya muy poco al de aquel de los a?os sesenta que reflejaba el filme, pero la estampa de Ochagav¨ªa, la localidad m¨¢s pintoresca del valle, sigue igual de buc¨®lica y sugerente. Un entramado de recios casones de sillar de piedra, aut¨¦nticas fortalezas de la tradici¨®n familiar, con sus ventanales rojos, sus macetones de flores y sus escudos nobiliarios tallados en piedra.
Ochagav¨ªa se encuentra en el Pirineo navarro, en la confluencia de los r¨ªos Andu?a y Zatoya, muy cerca de la selva de Irati, una misteriosa e impenetrable jungla de bosque aut¨®ctono (haya, roble, abeto blanco) que baja desde el pico Orhi y se desparrama por ambas orillas del cauce del Irati, uno de los hayedos m¨¢s extensos y mejor conservados de Europa. Se trata de una de esas sorpresas que el viajero supon¨ªa extinguidas en el tiempo. S¨®lo su condici¨®n fronteriza y poco accesible y la tala selectiva que se ha llevado a cabo explican la sorprendente espesura del bosque de Irati, un lugar privilegiado para los paseos a pie o en bicicleta por una de las manchas forestales menos tocadas del Pirineo.
7. San Gregorio Ostiense
El Camino de Navarra encierra m¨²ltiples sorpresas. Tantas que incluso a veinte kil¨®metros de la traza compostelana, en la etapa que va de Estella a Los Arcos, aparecen maravillas de la arquitectura religiosa vinculadas al mito jacobeo como esta bas¨ªlica dedicada a San Gregorio, el santo local que lleg¨® a ser obispo de la di¨®cesis de Ostia (el puerto de Roma). San Gregorio fue otro de los grandes benefactores del Camino, aunque qued¨® olvidado en las gu¨ªas y libros en beneficio de otros santos constructores m¨¢s medi¨¢ticos, como santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. De hecho, fue San Gregorio quien orden¨® sacerdote a Santo Domingo.
Lo que hoy vemos a las afueras de la peque?a localidad de Sorlada es la iglesia barroca que se construy¨® en el siglo XVIII para arropar el sepulcro del santo, o al menos su cr¨¢neo, que es lo ¨²nico que se conserva del piadoso esqueleto. Es una obra altiva, soberbia, como todas las del barroco, proyectada para abrumar. Tanto m¨¢s cuando se eleva solitaria en lo alto de un otero, lo que magnifica sus proporciones. En este sentido, recuerda a la iglesia g¨®tica isabelina levantada en honor de su compa?ero de fatigas jacobeas, San Juan de Ortega, que tambi¨¦n se levanta magn¨ªfica y solitaria en mitad de la nada.
La fachada de la bas¨ªlica de San Gregorio tiene algo de catedralicia y est¨¢ rematada por una b¨®veda en cuarto de esfera.
Por dentro nos esperan los excesos decorativos del neoclasicismo del siglo XIX, cuando se decor¨® la nave principal con pinturas murales y panes de oro.
HELENA RESANO
8. Sang¨¹esa
"De las diez maravillas que han salido elegidas en el concurso, la iglesia de Santa Mar¨ªa la Real, en Sang¨¹esa, es quiz¨¢s la menos conocida y la m¨¢s escondida. Pero esconde varias sorpresas". Tesoros ocultos que la presentadora de informativos de La Sexta Helena Resano (Pamplona, 1974) nos ayuda a descubrir de primera mano.
"Junto a Roncesvalles, es uno de los mejores legados rom¨¢nicos que nos ha dejado el Camino de Santiago", afirma. A Resano le encanta dejar volar su imaginaci¨®n delante de su portada, levantada entre los siglos XII y XIII: "Las figuras son muy expresivas. Me gusta imaginar lo que pensaban los peregrinos de la Edad Media al admirar el p¨®rtico. Santiago de Compostela les quedaba a¨²n muy lejos, ten¨ªan varios d¨ªas de marcha por delante. Delante de esa portada, los veo reflexionando sobre el porqu¨¦ de su largo viaje".
La presentadora ha pisado varias veces esta iglesia, situada junto al puente sobre el r¨ªo Arag¨®n. "Para m¨ª es una parada en el camino, un sitio de paso. Adem¨¢s los navarros asociamos Santa Mar¨ªa la Real con la Javierada [peregrinaci¨®n que se hace los dos primeros s¨¢bados de marzo desde Pamplona ?principalmente? hasta el castillo donde naci¨® san Francisco Javier, patrono de Navarra], con el cansancio de un d¨ªa caminando".
Los recuerdos que Resano tiene de este templo, declarado monumento nacional en 1889, vienen de lejos: "Mis padres nos llevaban a visitar un lugar distinto cada fin de semana. A veces ¨ªbamos a Sang¨¹esa, esa ciudad en la que siempre te tapabas la nariz al entrar con el coche [a causa del olor producido por la planta de Papelera Navarra] y de la que te marchabas pensando en caballeros y peregrinos". A continuaci¨®n relata el siguiente episodio de sus primeros a?os de profesi¨®n: "La SER de Pamplona me env¨ªo a cubrir un pleno del Ayuntamiento de Sang¨¹esa. No recuerdo el motivo pero s¨ª que un pol¨ªtico se retras¨® y ten¨ªamos que esperar. Me puse a andar por la calle Mayor, termin¨¦ justo frente a la Iglesia. Hac¨ªa calor, as¨ª que entr¨¦ a reflexionar. Y record¨¦ todas aquellas veces en las que llegaba exhausta a Sang¨¹esa despu¨¦s de la Javierada. Me acord¨¦ de ver el puente que cruzaba hacia la ciudad y de pensar: 'bueno, ya s¨®lo queda dormir". Por ¨²ltimo, la periodista a?ade m¨¢s paradas para disfrutar de una ruta completa: antes de llegar a Sang¨¹esa compensa parar en la foz de Lumbier. "Da paz ver esa maravilla, ese monte cortado en dos y abajo, muy lejos, muy lejos, el causante de esa dentellada: un min¨²sculo r¨ªo que siglo tras siglo ha conseguido cortar el monte en dos". "Luego me desviar¨ªa a Leyre", a?ade, "al monasterio. Entrar¨ªa en la iglesia y me sentar¨ªa a escuchar... la nada. Tras disfrutar de Sang¨¹esa coger¨ªa el camino hacia Javier y comer¨ªa en el hotel Xavier, justo en el castillo".
9. Barranco de Pe?al¨¦n
Desde la lejan¨ªa, observado por ejemplo desde la carretera NA-115, el barranco de Pe?al¨¦n parece la piel reseca de un brontosaurio o el lienzo apergaminado de un pintor medieval. Desde arriba, en cambio, desde el mirador de Pe?al¨¦n, el paisaje se ensancha y lo que se ve es una llanura interminable, verde y f¨¦rtil, donde se unen el Arga y el Arag¨®n y donde despuntan sotos, choperas y pinares. Un horizonte que s¨®lo muere en las Bardenas, por un lado, y en las alturas del Moncayo, por otro, por la vertiente meridional.
Aunque la asepsia cient¨ªfica nos diga que el barranco de Pe?al¨¦n es un acantilado de margas, un tipo de roca sedimentaria compuesta por caliza y arcilla, impermeable, de textura grumosa y fractura concoidea que los r¨ªos que bajaban del Pirineo se encargaron de erosionar, el imaginario popular prefiere conjeturar toda suerte de leyendas y fantas¨ªas en este pared¨®n erosionado. De excepcional belleza y altura (392 metros en su cota m¨¢s alta), se ubica en las cercan¨ªas de la localidad de Funes. Cambia de tonalidades seg¨²n la hora del d¨ªa y la ¨¦poca del a?o, del amarillo desva¨ªdo en el c¨¦nit del est¨ªo al rojo fuego atardeceres oto?ales contrasta con el verde de las vegas de regad¨ªo que le rodean gracias a los aportes de esos dos afluentes del Ebro que unen sus aguas y sus destinos justo a los pies del acantilado.
En algunos escritos aparece como el barranco del Rey, porque seg¨²n la historia (que aqu¨ª se mezcla con la leyenda), el rey Sancho Garc¨¦s IV muri¨® despe?ado por este barranco en 1076; si se cay¨® accidentalmente o lo despe?aron sus enemigos es algo que quedar¨¢ oculto entre las margas erosionadas de esta pared camale¨®nica.
MIKEL URMENETA
10. Olite
Olite suena a cuento, a reyes y palacios. Esta localidad situada a 42 kil¨®metros al sur de Pamplona es c¨¦lebre por su restaurado castillo, declarado monumento nacional en 1925. Una fortificaci¨®n que hace las delicias de Mikel Urmeneta (Pamplona, 1963), fundador de la marca Kukuxumuxu (en vasco, "beso de pulga"). "Es un escenario perfecto para imaginar lo caprichosa que era la realeza de la ¨¦poca". La biograf¨ªa de Urmeneta est¨¢ ligada ?"la primera vez fui con mis padres, cuando era muy peque?o"? a este icono construido a partir del siglo XV obedeciendo los deseos del rey Carlos III El Noble, y su esposa, Leonor de Trast¨¢mara. Para el responsable de esta firma textil con ra¨ªces sanfermineras, Olite ha sido tambi¨¦n buena alcahueta: "Hace muchos a?os, en fiestas de Olite, me fui a hacer manitas con una chica de un pueblo cercano. No s¨¦ qu¨¦ pas¨® pero me despert¨¦ de d¨ªa, en un banco, con mucho calor y mucha resaca. Mis amigos se hab¨ªan vuelto a Pamplona. Volv¨ª a dedo". Y sentencia: "Para m¨ª un d¨ªa ideal en Olite ser¨ªa: otro d¨ªa de fiesta, pero con m¨¢s memoria y menos resaca".
El alma m¨¢ter de Kukuxumusudescribe el entorno monumental de esta ciudad como un decorado de ensue?o. "Es un paisaje para imaginar. Elegante y rural. En cierto modo es un lugar imposible. De fantas¨ªa". Pero Olite, reflejo del esplendor de la realeza es mucho m¨¢s que su castillo, compensa recorrer las calles con sus nobles caserones de piedra y sus galer¨ªas medievales.
Vino y pinchos
La guinda la pone la gastronom¨ªa m¨ªa: "En Olite recomiendo ir de pinchos y probar los vinos de la zona, de los mejores de Navarra". De hecho, una visita a su Museo del Vino (plaza de Teobaldos, 4. 948 74 12 73. De lunes a viernes, de 10.00 a 17.00. Fines de de semana, hasta las 14.00. Entrada, 3,50 euros) es otra buena manera de acercarse a la denominaci¨®n de la tierra. "Luego sugiero una siesta una siesta en la Laguna de Pitillas con el ruido de los patos".
?Has estado en Navarra? Comparte tus fotos y ayuda a otros viajeros con tus recomendaciones
![Observadores de aves en la Foz de Arbay¨²n, en la sierra de Leire](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MSFPSDGG6T2IXJPRWHFMK4AF7A.jpg?auth=701c69035d5da85f5df6ff79e21579b859fa02129db5e817cfc22df474b172b5&width=414)
![Vista del santuario de Uju¨¦ en Navarra](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RE2TB6MAEEA4B5OYKQFVGH3U2Q.jpg?auth=ce50ec4d6d13693c1f30bef71375d0e2776b206b7e0e155bb9f213f35e73aae5&width=414)
GU?A
Informaci¨®n
? Turismo de Navarra (848 420 420; www.turismo.navarra.es).
? www.rutasnavarra.com
? www.navarragastronomia.com
? Oficina de Turismo de Navarra en Madrid (914 26 47 72).
? Ayuntamiento de Sorlada (www.ayuntaweb.info/sorlada).
? Pe?al¨¦n: Funes (www.txarangapenalen.com).
? Oficina de Turismo de Olite (948 74 17 03; www.olite.es). Plaza de los Teobaldos, 10.
? Oficina de Turismo de Sang¨¹esa (948 87 14 11; www.sanguesa.org). Mayor, 2.
? Turismo de Fitero (www.fitero.org; 948 77 66 00).
? Artajona (www.artajona.net).
? Turismo de Ochagav¨ªa: Centro de Interpretaci¨®n de la Naturaleza (948 89 06 41).
? Turismo de Lumbier: Centro de Interpretaci¨®n de la Naturaleza (948 88 08 74). Plaza Mayor, s/n.
? Asociaci¨®n para el Desarrollo de la Valdorba (www.valdorba.org).
? www.navarramedia.org.
Visitas
? Iglesia de Santa Mar¨ªa la Real (948 87 01 32). Mayor, 1; Sang¨¹esa. Entrada: 1,95 euros. Grupos, 1,65 euros.
? Cerco de Artajona. San Saturnino, Artajona. Visitas guiadas, con cita previa en el 636 09 88 20.
? Monasterio de Fitero (948 77 66 00; www.fiteroellegadodeunmonasterio.com). Plaza de la Iglesia, 12. Entrada: 3 euros.
? Bas¨ªlica de San Gregorio Ostiense (948 53 40 15). Sorlada. Abierto de 12:00 a 13:30 y de 16:45 a 18:30. Domingos, de 16:45 a 18:30. Visitas guiadas en el 948 53 40 15 (hermano Rufino) o en el 948 54 50 06.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.