Un a?o p¨¦simo (y vamos a peor)
El mundo se prepara para una profunda recesi¨®n econ¨®mica en 2009
El 2008 econ¨®mico -un a?o atroz- tiene algo de la escena del asesinato en la ducha de Psicosis. Esa banda sonora de chirriantes violines acompa?a desde hace meses una secuencia vertiginosa de p¨¦simas noticias financieras, el final de una era que algunos han definido con un expresivo "capitalismo de casino". Los destinatarios de esas informaciones, del m¨¢s humilde trabajador a la aristocracia financiera de Londres y Nueva York, han visto peligrar sus ahorros o esfumarse sus inversiones en medio de un p¨¢nico sin precedentes y con esa m¨²sica de fondo. Wall Street ya nunca ser¨¢ lo mismo. Y el fr¨ªo se ha colado desde el subsuelo de las finanzas al conjunto de la econom¨ªa.
Con medio mundo asom¨¢ndose ya a la recesi¨®n -el medio mundo rico, para m¨¢s se?as-, lo peor est¨¢ por venir. En 2009 remitir¨¢n las turbulencias en la banca, pero a cambio llegar¨¢ la resaca de la peor crisis financiera desde los a?os treinta, con una recesi¨®n profunda en pleno coraz¨®n del sistema, desde EE UU hasta Europa y Jap¨®n. Palabras mayores: al hilo de la peligrosa subida del desempleo, los m¨¢s agoreros empiezan a hablar incluso de depresi¨®n, una situaci¨®n inimaginable hace s¨®lo unos meses y que obliga a pensar en los culpables de todo esto.
Es el fin de una era que algunos definen como "capitalismo de casino"
Las desgracias no vienen solas. Una mala noticia llama a la siguiente
Los bancos centrales han dejado de lado su obsesi¨®n por contener los precios
Los gobiernos han fracasado al permitir a?os de excesos
Reino Unido dio con la tecla al inyectar dinero p¨²blico en el capital de los bancos
La lista de villanos es inacabable. Los gobiernos han fracasado miserablemente al permitir a?os de excesos y no acaban de contener la sangr¨ªa a pesar de los esfuerzos, de la vuelta al intervencionismo del Estado en la econom¨ªa a base de dinero fresco. Los consumidores no dudaron en unirse a la fiesta de consumo que aliment¨® varias burbujas. Los bancos centrales, con Alan Greenspan a la cabeza, incentivaron el sobreendeudamiento con grandes y duraderas bajadas de tipos, e iniciaron una peligrosa carrera hacia la desregulaci¨®n en la que han campado a sus anchas los especuladores. Los mercados se instalaron en la exuberancia irracional.
Casi nadie -en ese magma de economistas, supervisores, analistas, periodistas, or¨¢culos y un doloroso etc¨¦tera- lo vio venir, por lo que no hab¨ªa diques para contener ese tsunami. Pero los banqueros se llevan la palma: "Primero cruzaron varios l¨ªmites que no deb¨ªan haber sobrepasado y cebaron todas las burbujas; ahora ahogan a la econom¨ªa productiva al cerrar el grifo del cr¨¦dito", asegura desde Washington Carmen S. Reinhart, economista de la Universidad de Maryland y una de las grandes expertas internacionales en crisis financieras.
"Demasiado riesgo ayer, demasiada prudencia hoy. En ambos casos, los bancos son culpables", sentenci¨® el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, en el peor momento de la crisis.
Y lo peor sucedi¨® el pasado 15 de septiembre. Para entonces ya era imponente la cascada de entidades que no superaron el virus t¨®xico de las subprime (las hipotecas concedidas a clientes con un mal historial de cr¨¦dito y que al dejar de pagar sus casas por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos activaron el detonador de la crisis), aunque en marzo la Administraci¨®n de Bush sali¨® al rescate de Bear Stearns y pareci¨® que con ese golpe de mano las turbulencias hab¨ªan tocado fondo.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. Tras intervenir varios gigantes financieros m¨¢s, ese fat¨ªdico 15 de septiembre Estados Unidos decidi¨® dejar caer Lehman Brothers, uno de los grandes bancos de inversi¨®n del mundo, para dar una lecci¨®n: algo as¨ª como que quien la hace la paga. Pero inmediatamente despu¨¦s salv¨® de la quema a la primera aseguradora del mundo, AIG, una de esas entidades que los Gobiernos consideran demasiado grandes para caer.
"Esa improvisaci¨®n fue desastrosa: en un mercado saturado de incertidumbre, el Gobierno de Bush a?adi¨® m¨¢s presi¨®n e hizo de un problema serio algo que en alg¨²n momento roz¨® el colapso total", explica Reinhart. "Porque con esos bandazos nadie sab¨ªa qu¨¦ pod¨ªa pasar, a qui¨¦n se salvar¨ªa en caso de quiebra y a qui¨¦n no. La bancarrota de Lehman Brothers provoc¨® una abrupta contracci¨®n del cr¨¦dito en todo el mundo. Un alud de desconfianza. Y en los mercados, la desconfianza suele derivar en p¨¢nico. Eso fue lo que sucedi¨®: lo de Lehman quedar¨¢ como uno de los grandes errores de gesti¨®n econ¨®mica de todos los tiempos. Convirti¨® un grave episodio de turbulencias financieras en una recesi¨®n profunda. Y veremos si en algo m¨¢s".
En esa tesitura llegaron los grandes remedios: la intensificaci¨®n de la crisis y el p¨¢nico desencadenado en algunos momentos sobrepasaron la capacidad de los bancos centrales para suavizar las restricciones de cr¨¦dito y abastecer de liquidez al sistema, y obligaron a los Gobiernos a actuar. Estados Unidos anunci¨® un plan de rescate multimillonario para comprar activos t¨®xicos, la mayor intervenci¨®n p¨²blica en la econom¨ªa en un pa¨ªs que hizo dogma del libre mercado, de la desregulaci¨®n, del laissez faire econ¨®mico y financiero. Europa ha acabado aprobando algo parecido tras la intervenci¨®n del Reino Unido, que dio con la tecla al inyectar el dinero p¨²blico directamente en el capital de los bancos.
Al final, ¨¦se es el denominador com¨²n de los salvavidas aprobados a ambos lados del Atl¨¢ntico, que han conseguido detener el reguero de cad¨¢veres en la banca, pero siguen generando dudas: los planes de rescate -en el fondo, un intento de salvar al capitalismo de los capitalistas- no han impedido que la met¨¢stasis atraviese las finanzas y se instale en la econom¨ªa y en la industria. El desempleo ha iniciado una escalada peligrosa. Eso supone menos consumo. Y claro, m¨¢s problemas.
En econom¨ªa, las desgracias nunca vienen solas. Una mala noticia llama a la siguiente. Y lo de 2008 es algo parecido a un c¨ªrculo vicioso. Con la Bolsa en liquidaci¨®n, la continua ca¨ªda de precios de los activos financieros acab¨® provocando un desaguisado en la banca y una intensa contracci¨®n del cr¨¦dito, que ha acabado contagiando a la econom¨ªa real. La recesi¨®n ha llegado para quedarse, y eso a su vez complica la crisis financiera.
Para los expertos consultados, ese panorama hace imprescindible la intervenci¨®n p¨²blica con objeto de evitar una deflaci¨®n (una ca¨ªda de precios en la econom¨ªa real) que puede derivar en una intensa depresi¨®n de la actividad. La deflaci¨®n es una enfermedad peligros¨ªsima: los precios empiezan a caer y, aun as¨ª, los consumidores no compran, no gastan, no entran en las tiendas y obligan a las empresas a producir menos, a despedir a m¨¢s gente. Tiene una cura dif¨ªcil. Ahora mismo es s¨®lo una posibilidad: el comercio mundial ya ha frenado en seco, aunque la temida depresi¨®n parece a¨²n poco probable. Pero no imposible. La prueba es que la Reserva Federal ha agotado pr¨¢cticamente todos sus cartuchos con el recorte de los tipos de inter¨¦s hasta un hist¨®rico 0%.
Preg¨²ntele cualquier cosa a un buen economista y obtendr¨¢ al menos dos respuestas. El chiste dice que si se trata de Keynes -que vuelve siempre a estar de moda cuando vienen curvas-, las respuestas ser¨¢n tres. En esa l¨ªnea, desde la Universidad de Lovaina, el profesor Paul de Grauwe analiza 2009 desde dos escenarios posibles. "El optimista consiste en que los paquetes de est¨ªmulo de los Gobiernos empezar¨¢n a funcionar en breve y permitir¨¢n salir de la recesi¨®n a final de a?o, lo que a su vez ayudar¨¢ a la recuperaci¨®n de la banca. Pero un escenario m¨¢s negativo supondr¨ªa que los planes de rescate tienen poco que hacer. De ser as¨ª, la econom¨ªa mundial entrar¨ªa en una espiral deflacionista, los pa¨ªses reaccionar¨ªan con medidas proteccionistas y los bancos recibir¨ªan una segunda tunda de golpes. Espero que esto no ocurra, pero ni mucho menos puede descartarse".
Definitivamente, 2009 no pinta bien. En especial, para un sector bancario que no deja de encajar golpes directos a la mand¨ªbula con episodios que rozan lo estrafalario, como la reciente estafa descubierta en EE UU. Una pir¨¢mide financiera, un timo en el que han picado grandes bancos y que socava m¨¢s y m¨¢s la ya muy minada confianza en los banqueros. La reputaci¨®n de la banca -que el lenguaje imposible de las finanzas maquilla con un ampuloso "riesgo reputacional"- est¨¢ en horas bajas. Los grandes pa¨ªses parecen decididos a reformar el sistema, para conjurar el riesgo de una Gran Depresi¨®n como la de los a?os treinta, a juzgar por la ¨²ltima reuni¨®n del G-20. Aunque puede que la pesadilla vaya remitiendo, al menos en las finanzas.
El economista franc¨¦s Charles Wyplosz afirma desde Suiza que la peor fase de la crisis financiera "ya ha pasado". Pero atenci¨®n, eso no significa que el sector bancario vaya a estar instant¨¢neamente sano. "La recuperaci¨®n va a ser lenta, con numerosos accidentes en el camino. Los bancos van a sufrir, e incluso puede que quiebren m¨¢s entidades". Y cierra: "Los planes de rescate son cruciales. Siguen sin salir todos los activos t¨®xicos, por lo que ser¨ªa necesaria una segunda oleada de intervenci¨®n. Adem¨¢s, la econom¨ªa va a peor y eso a?adir¨¢ m¨¢s p¨¦rdidas, dif¨ªciles de digerir tras un a?o plagado de dificultades. La cura definitiva a¨²n est¨¢ lejos".
Lo asombroso de la escena de Psicosis es que se ve la sangre, pero nunca c¨®mo se clava el cuchillo en el cuerpo de la pobre Janet Leigh. Hitchcock lo esconde en un montaje que es un alarde de malabarismo. Los bancos han hecho algo parecido con su contabilidad. No han podido ocultar la sangr¨ªa de p¨¦rdidas: a estas alturas van m¨¢s de 700.000 millones de euros y m¨¢s de 200.000 despidos en la industria financiera mundial. Pero nadie conoce la profundidad de la herida, hasta d¨®nde va a llegar la cuant¨ªa definitiva.
Y nadie lo sabe porque los bancos se encargaron de sacar la porquer¨ªa de sus balances, conscientes del alto riesgo de las hipotecas basura. Empaquetaban esos pr¨¦stamos junto a otros de distinta solvencia en veh¨ªculos financieros de nombres impronunciables -credit default swaps (CDS), conduits y otras lindezas por el estilo- y los vend¨ªan a otras entidades financieras en el mercado secundario pagando al comprador unos intereses por el riesgo. As¨ª cuantas veces fuera necesario. Joaqu¨ªn Estefan¨ªa firmaba hace unos d¨ªas un art¨ªculo en este peri¨®dico en el que no dudaba en calificar esta operativa como "estafa piramidal", al estilo de la protagonizada por Bernard Madoff.
En poco tiempo, el sistema ha cambiado de arriba abajo. El gobernador del Banco de Espa?a, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, lo describe as¨ª en un discurso reciente: "Si en un principio las dificultades parecieron circunscribirse a apenas unos pocos fondos de inversi¨®n y peque?as hipotecarias estadounidenses, el conjunto de entidades afectadas fue aumentando en un proceso en el que se han sucedido, sin soluci¨®n de continuidad, nacionalizaciones, quiebras, intervenciones de bancos, creaci¨®n de nuevos esquemas de garant¨ªas para inversores e importantes limitaciones en las pr¨¢cticas de mercado, como las que han afectado a las ventas en descubierto de acciones".
La cat¨¢strofe financiera no ha respetado siquiera a los supuestos intocables: los reyezuelos de los ¨²ltimos a?os, los bancos de inversi¨®n, ya no existen como tales; o bien han desaparecido o se han tenido que transformar en bancos comerciales. Brillantes, arrogantes y temerarios a partes iguales, inventaron una forma de hacer negocios basada en el endeudamiento que les hizo ganar dinero a espuertas y a su vez cav¨® su propia tumba.
Es interesante ver c¨®mo los expertos de esas entidades resumen la hecatombe de los ¨²ltimos meses. El antiguo equipo de estrategia de Lehman Brothers, engullido ahora por el de Barclays, disecciona en un informe de diciembre los hechos de los ¨²ltimos meses con la precisi¨®n del bistur¨ª de un m¨¦dico forense: "Estamos pagando los excesos de los ¨²ltimos 10 a?os, en los que la acumulaci¨®n de riqueza se construy¨® con una sola premisa: deuda. Nadie es inmune a la actual espiral de desapalancamiento, que durar¨¢ a?os". Eso s¨ª, hay cosas que no cambian. "Con los mercados dislocados, tras los cambios en el terreno de juego y el reajuste en el precio de los activos, las oportunidades est¨¢n ah¨ª", apunta el estudio sobre las oportunidades de 2009.
Los organismos internacionales -con la reputaci¨®n por los suelos tras los continuos errores de bulto en la prevenci¨®n y la detecci¨®n de los problemas- hablan de una crisis "sin precedentes". Reinhart y Kenneth Rogoff titulan uno de sus trabajos m¨¢s recientes, que analiza nada menos que 800 a?os de crisis financieras, con un ir¨®nico Esta vez es diferente. "Algo parecido a esto ya ha pasado. Y volver¨¢ a suceder. Las crisis financieras se producen tras liberalizaciones o innovaciones financieras que desencadenan periodos de euforia y alimentan burbujas de todo tipo. Y eso es lo que ha sucedido otra vez: que algunos creyeron que hab¨ªamos descubierto la penicilina y se embarcaron en excesos de todo tipo hasta que el globo pinch¨®", explica telef¨®nicamente la autora de este trabajo. "Eso s¨ª, se trata de un agujero que suele verse una vez en un siglo", concede. S¨ª hay algunos elementos novedosos: "La crisis se desencadena en el centro financiero y el contagio es huracanado. Y a partir de ah¨ª se produce una reacci¨®n de pol¨ªtica monetaria muy r¨¢pida y agresiva, que se estudiar¨¢ durante mucho tiempo. Y cuyos resultados est¨¢n en el alero".
Con todo, el papel activo de los bancos centrales no ha impedido una sobrerreacci¨®n: en los mercados financieros se ha pasado de una situaci¨®n generalizada de infravaloraci¨®n del riesgo a otra caracterizada por la extrema cautela. Las condiciones financieras se han endurecido notablemente. Y eso complica la recuperaci¨®n.
"Ser¨ªamos muy afortunados si la econom¨ªa tocara fondo en 2009", afirma el profesor de Harvard Martin Feldstein. Al pinchazo inmobiliario se le suman la restricci¨®n sobre el cr¨¦dito, el castigo de las Bolsas y el repunte del desempleo. El ciclo inmobiliario dura una media de unos seis a?os: la burbuja en EE UU pinch¨® en enero de 2006, por lo que la recuperaci¨®n en el mercado norteamericano deber¨ªa llegar en 2010, coinciden las fuentes consultadas. "Pero ¨¦sa no es una fecha uniforme para todo el mundo. En EE UU, la correcci¨®n del mercado inmobiliario ya es del 30%, pero en Espa?a esa cifra es muy inferior. A medida que vaya cayendo la vivienda, se ver¨¢ m¨¢s la debilidad del sector bancario espa?ol. Adem¨¢s, la exposici¨®n de la econom¨ªa espa?ola a Am¨¦rica Latina es elevada, y eso tampoco pinta bien", aventura Reinhart.
Los pol¨ªticos, los banqueros y hasta los rockeros repiten ¨²ltimamente el mantra m¨¢s manido del ¨²ltimo a?o: que toda crisis es tambi¨¦n una oportunidad. No faltan aspectos positivos del terremoto financiero: el petr¨®leo y las materias primas se han relajado tras unos meses al l¨ªmite, y con ellos, la inflaci¨®n; las econom¨ªas en desarrollo han demostrado cierta resistencia, pese a que empiezan a flaquear; los bancos centrales han dejado de lado el discurso ultraortodoxo de la contenci¨®n de precios y parecen m¨¢s centrados en el crecimiento, y el papel de los Gobiernos supone un contrapeso al predominio neoliberal de los a?os ochenta y noventa y apunta a una vuelta a la regulaci¨®n, e incluso a un mayor activismo de los organismos internacionales para ayudar a las econom¨ªas en dificultades. "Pero en 2009 veremos las peores cifras de crecimiento en muchos a?os. Si 2008 ha sido el annus horr¨ªbilis de las finanzas, 2009 ser¨¢ el annus horr¨ªbilis de la econom¨ªa", asegura Marco Annunziata, economista jefe de Unicr¨¦dito.
En fin, 2008 ser¨¢ recordado como un a?o desastroso en lo econ¨®mico, pero sobre todo en lo financiero. Los ¨²ltimos episodios dan idea del manojo de nervios en el que est¨¢ atrapada una econom¨ªa que no cesa de dar desagradables sorpresas, espasmos inesperados. El anuncio de que un estafador fue capaz de enga?ar a las ¨¦lites de las finanzas durante m¨¢s de 15 a?os. El recorte de tipos al 0%, que supone una cura y a la vez da cuenta de la gravedad del enfermo. La intuici¨®n de que en el fondo todo pod¨ªa haber ido incluso peor.
Las crisis suelen estar asociadas con la irrupci¨®n de nuevos nombres: adem¨¢s del marasmo financiero, 2008 ser¨¢ recordado por la victoria de Barack Obama en EE UU. En el sector financiero internacional tambi¨¦n se han producido numerosos relevos. De la c¨²pula de los gigantes financieros internacionales han desaparecido de un plumazo los ejecutivos de los ¨²ltimos a?os, algunos de los temerarios jugadores de ruleta que llevaron a los bancos al desastre. Han llegado otros que se enfrentan a un desaf¨ªo descomunal, plagado de perspectivas sombr¨ªas. Y que no cobrar¨¢n tanto, eso seguro, al menos hasta que demuestren que saben c¨®mo salir de ¨¦sta.
La revoluci¨®n es un simple cambio de personal: eso dej¨® escrito Josep Pla hace ochenta a?os. De momento, habr¨¢ que esperar que de esa revoluci¨®n en el elenco bancario no emerja algo parecido a la figura de Norman Bates, el asesino de Psicosis.
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