Una vida sin burbujas
Haga lo que haga el nuevo Gobierno, nos esperan varios meses o incluso un a?o de desbarajuste econ¨®mico. Despu¨¦s las cosas deber¨ªan mejorar, a medida que empiece a coger impulso el plan de est¨ªmulo econ¨®mico del presidente Obama (vale, me indican que el t¨¦rmino pol¨ªticamente correcto que se utiliza ahora es "plan de recuperaci¨®n econ¨®mica"). A finales del a?o pr¨®ximo la econom¨ªa deber¨ªa empezar a estabilizarse y soy bastante optimista acerca de 2010.
?Pero qu¨¦ ocurrir¨¢ despu¨¦s? Ahora mismo todo el mundo habla de algo as¨ª como dos a?os de est¨ªmulos a la econom¨ªa, que tiene sentido como horizonte de previsi¨®n. No obstante, demasiados de los comentarios sobre econom¨ªa que he estado leyendo parecen dar por sentado que eso es en realidad todo lo que necesitamos, que una vez que el arrebato de gasto deficitario d¨¦ un vuelco a la econom¨ªa todo volver¨¢ a ser como de costumbre.
Sin embargo, las cosas no deben volver de hecho a ser como eran antes de la crisis actual, y espero que la gente de Obama se percate de ello. La prosperidad de hace unos a?os, tal y como estaban las cosas -los beneficios eran estupendos, los salarios no tanto-, depend¨ªa de una burbuja inmobiliaria de enormes dimensiones que a su vez sustitu¨ªa a una burbuja burs¨¢til anterior. Y puesto que la burbuja inmobiliaria no va a volver, el gasto que sosten¨ªa la econom¨ªa en los a?os anteriores a la crisis tampoco va a volver.
Para ser m¨¢s concretos: el dr¨¢stico desplome de la vivienda que estamos experimentando en la actualidad llegar¨¢ a su fin antes o despu¨¦s, pero el descomunal boom inmobiliario de la era de Bush no se repetir¨¢. Los consumidores recuperar¨¢n parte de la confianza tarde o temprano, pero no gastar¨¢n como hicieron entre 2005 y 2007, cuando mucha gente utilizaba su casa como cajero autom¨¢tico y la tasa de ahorro cay¨® pr¨¢cticamente a cero.
Por tanto, ?qu¨¦ sustentar¨¢ la econom¨ªa si ni los cautelosos consumidores ni los humillados promotores inmobiliarios ser¨¢n capaces de hacerlo?
Hace unos meses, un titular del peri¨®dico sat¨ªrico The Onion, agudo como siempre, ofrec¨ªa una posible respuesta: "Pa¨ªs asfixiado por la recesi¨®n busca nueva burbuja en la que invertir". Podr¨ªa surgir algo nuevo que animara el consumo privado, tal vez generando un boom en la inversi¨®n empresarial.
Pero para rellenar el hueco dejado por el retroceso del consumo y la vivienda, este boom tendr¨ªa que ser gigantesco y elevar la inversi¨®n empresarial hasta niveles del PIB sin precedentes en nuestra historia. Ahora bien, aunque esto es una posibilidad, no parece ser algo con lo que se pueda contar.
Un camino m¨¢s convincente hacia una recuperaci¨®n sostenida ser¨ªa un recorte dr¨¢stico del d¨¦ficit de la balanza comercial de Estados Unidos, que se dispar¨® al mismo tiempo que se hinchaba la burbuja inmobiliaria. Vendiendo m¨¢s a otros pa¨ªses y consumiendo m¨¢s productos nacionales, podr¨ªamos alcanzar el pleno empleo sin necesidad de un boom del consumo o del gasto en inversi¨®n.
Pero probablemente pasar¨¢ mucho tiempo antes de que el d¨¦ficit comercial descienda lo bastante como para compensar el estallido de la burbuja inmobiliaria. Para empezar, tras varios a?os de bonanza, el crecimiento de las exportaciones se ha estancado, en parte por culpa de los inversores extranjeros que, llevados por el nerviosismo, han acudido r¨¢pidamente a refugiarse en valores que a¨²n consideran seguros, elevando la cotizaci¨®n del d¨®lar frente a otras divisas y haciendo que la producci¨®n estadounidense sea mucho menos competitiva en relaci¨®n con los costes.
Adem¨¢s, aunque el d¨®lar cayera de nuevo, ?de d¨®nde surgir¨¢ la capacidad para aumentar repentinamente las exportaciones y la producci¨®n de art¨ªculos capaces de competir con las importaciones? A pesar del incremento en el comercio de servicios, la mayor¨ªa del comercio internacional sigue siendo de bienes, sobre todo bienes manufacturados; adem¨¢s, el sector manufacturero estadounidense, tras a?os de olvido en favor de los sectores inmobiliario y financiero, tiene mucho que hacer para ponerse al d¨ªa.
En cualquier caso, el resto del mundo puede que no est¨¦ listo para lidiar con un d¨¦ficit comercial estadounidense dr¨¢sticamente menor. Como se?alaba recientemente mi colega Tom Friedman, gran parte de la econom¨ªa china en concreto est¨¢ concebida en torno a las exportaciones a EE UU, y sufrir¨¢ mucho si tiene que amoldarse a otras ocupaciones.
En pocas palabras, alcanzar el punto en que nuestra econom¨ªa prospere sin ayudas fiscales puede ser un proceso largo y dif¨ªcil, y como he comentado anteriormente, espero que el equipo de Obama se percate de ello.
En estos momentos, con la econom¨ªa en ca¨ªda libre y con todo el mundo atemorizado ante la Gran Depresi¨®n versi¨®n 2.0, quienes se oponen a una intervenci¨®n federal de calado est¨¢n pasando apuros para recabar apoyos. John Boehner, el l¨ªder republicano en la C¨¢mara de Representantes, se ha visto obligado a utilizar su p¨¢gina web para buscar "economistas estadounidenses acreditados" dispuestos a a?adir su nombre a una lista de "esc¨¦pticos respecto a utilizar el gasto como est¨ªmulo".
Pero una vez que la econom¨ªa remonte sensiblemente, la nueva Administraci¨®n se ver¨¢ bastante presionada para echarse a un lado y quitarle las muletas a la econom¨ªa. Y si el Gobierno cede a esa presi¨®n demasiado pronto, la consecuencia podr¨ªa ser una repetici¨®n del error que Franklin Delano Roosevelt cometi¨® en 1937, el a?o en que rebaj¨® dr¨¢sticamente el gasto, subi¨® los impuestos y contribuy¨® a hundir a EE UU en una grave recesi¨®n.
La cuesti¨®n es que puede que lleve mucho m¨¢s tiempo del que la gente se piensa el que la econom¨ªa estadounidense est¨¦ lista para vivir sin burbujas. Y hasta entonces, la econom¨ªa va a necesitar mucha ayuda del Gobierno. -
(c) New York Times News Service, 2008.
Paul Krugman es columnista del diario The New York Times. Traducci¨®n de News Clips.
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