Una decena de pa¨ªses intenta lograr una nueva tregua
"Digamos que detenemos unilateralmente la operaci¨®n y que en unos pocos d¨ªas una andanada de cohetes cae sobre Ashkel¨®n. ?Entienden las consecuencias para Israel, la regi¨®n y la capacidad de disuasi¨®n de Israel?". El primer ministro Ehud Olmert dej¨® patente la postura del Gobierno despu¨¦s de que el ministro de Defensa, el laborista Ehud Barak, planteara la posibilidad de una tregua de dos d¨ªas.
El Ej¨¦rcito israel¨ª pretende propinar un escarmiento a Ham¨¢s que le haga repensar futuras embestidas con cohetes. Y eso requiere alg¨²n tiempo. No obstante, ya aparecen las primeras propuestas que, tarde o temprano, desembocar¨¢n en el cese de hostilidades.
Fin del lanzamiento de cohetes y proyectiles de mortero, fin a los ataques en la frontera, y el cese del contrabando de armas a trav¨¦s de los t¨²neles lim¨ªtrofes con Egipto son las condiciones exigidas por Olmert. A las que a?ade una m¨¢s, que ser¨¢ un quebradero de cabeza para los mediadores: el establecimiento de una supervisi¨®n internacional que obligue a Ham¨¢s a respetar la eventual tregua. "La situaci¨®n en la que Ham¨¢s no tiene que rendir cuentas por aplicar el alto el fuego no ha sido viable", afirm¨® Olmert. Diplom¨¢ticos y dirigentes turcos, egipcios, estadounidenses, europeos, jordanos, saud¨ªes y catar¨ªes trabajan para forjar el alto el fuego.
Equipo de monitores
La formaci¨®n de ese equipo de monitores supone un galimat¨ªas. Lo que parece claro es que Israel rechaza, por el momento, el despliegue de tropas internacionales en Gaza, una posibilidad que tambi¨¦n descarta Ham¨¢s. A ello se une la dificultad de reclutar los soldados necesarios para la misi¨®n.
Ham¨¢s reduce las exigencias para un alto el fuego a dos: Israel debe detener los ataques militares y levantar el asedio econ¨®mico que se prolonga ya tres a?os, abriendo los cruces fronterizos. Aliviar la situaci¨®n econ¨®mica de Gaza es para el movimiento islamista indispensable para asentar su Gobierno en la franja.
Y, por si faltara algo, se a?ade otro obst¨¢culo que insinu¨® ayer la ministra de Exteriores, Tzipi Livni. Negociando una tregua con Ham¨¢s con la mediaci¨®n de otros Estados de la regi¨®n y EE UU, se le ofrece legitimidad internacional. Algo que sentar¨ªa a cuerno quemado en varias capitales ¨¢rabes, especialmente en El Cairo y Amm¨¢n. Y tambi¨¦n en Ramala, sede de la presidencia de Mahmud Abbas, el encarnizado rival palestino de Ham¨¢s.
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