La aviaci¨®n israel¨ª mata a uno de los principales dirigentes de Ham¨¢s
El jeque Nizar Rayyan, partidario de la l¨ªnea dura, muere junto a su familia
La aviaci¨®n israel¨ª asest¨® ayer, sexto d¨ªa de la operaci¨®n militar de castigo a Gaza, el primer zarpazo a la direcci¨®n de Ham¨¢s. Nizar Rayyan, un jeque de enorme tama?o, pereci¨® en el bombardeo de su casa en Yabalia, al norte del territorio. Junto a ¨¦l, su esposa, tres hijos y cinco allegados al cl¨¦rigo. Rayyan, partidario de la l¨ªnea dura y que ya perdiera un hijo en un atentado suicida contra una colonia jud¨ªa desmantelada en 2005, era el enlace entre la rama pol¨ªtica y militar de Ham¨¢s. Al menos otras diez personas murieron en los veinte ataques desde mar y aire sobre una Gaza abatida.
La p¨¦rdida de Rayyan es un golpe a una organizaci¨®n que muestra gran capacidad para el relevo de dirigentes y milicianos fallecidos. Gente dispuesta abunda y el caldo de cultivo es propicio en Gaza. En la familia de Rayyan, por ejemplo. Tres sobrinos suyos cayeron muertos en el ataque terrestre israel¨ª en febrero y marzo pasados. Ahora, los l¨ªderes de Ham¨¢s han pasado a la clandestinidad m¨¢s absoluta. No utilizan tel¨¦fonos m¨®viles, no circulan en coche, se comunican a menudo mediante correos humanos. Se saben diana, y tampoco ignoran que los servicios secretos israel¨ªes cuentan con infiltrados. Por ello, no se entiende muy bien por qu¨¦ una figura tan prominente y conocida del movimiento islamista como Rayyan permanec¨ªa en su domicilio. "Era muy testarudo", asegura un vecino que le trataba. El viceprimer ministro israel¨ª, Haim Ramon, amenaz¨® anoche: "Vamos a por todos los l¨ªderes de Ham¨¢s".
Los jefes islamistas han pasado a la clandestinidad m¨¢s absoluta
Aunque muy graves por su cuant¨ªa, las muertes de polic¨ªas, funcionarios y milicianos se repondr¨¢n. Pero la apabullante destrucci¨®n de las infraestructuras civiles, mezquitas y bases militares tardar¨¢n mucho tiempo en resta?arse. Veinte edificios s¨®lo ayer, entre ellos el Ministerio de Justicia y el Parlamento, fueron da?ados irreparablemente. El criterio del Gobierno israel¨ª es que los organismos dirigidos por el movimiento islamista son blanco de las bombas. Y claro, en Gaza todo lo comanda Ham¨¢s, entre otros motivos porque fue elegido en las elecciones de 2006. Concurri¨® a los comicios con la indispensable aprobaci¨®n de Israel, que ahora derriba la sede del Legislativo.
Suman ya 420 muertos palestinos, una cuarta parte de ellos civiles, seg¨²n la ONU. Casi 2.000 heridos. Y decenas de cohetes que castigan diariamente el sur de Israel (tres civiles y un soldado han fallecido) y que, por primera vez, forzaban a las autoridades de Tel Aviv a preparar los refugios. Los escarceos diplom¨¢ticos no han hecho sino empezar. Hasta la fecha prevalece el lenguaje guerrero.
"Est¨¢n bombardeando por segunda vez algunos ministerios. Ya no les queda qu¨¦ destruir", comentaba ayer un vecino de la ciudad de Gaza por tel¨¦fono. "Estamos todo el d¨ªa metidos en casa. Es peligroso salir". Una situaci¨®n desesperante porque al permanente temor a los ataques se suma la carencia de casi todo. Mucha gente vive sin cristales en las ventanas en pleno invierno; miles, sin apenas alimentos; decenas de miles, con un suministro de luz y agua de alguna hora al d¨ªa; los hospitales est¨¢n saturados y faltos de medicamentos; hay miles de desplazados en la frontera sur por los bombardeos de los t¨²neles del contrabando; otros cientos que desalojan sus casas tras recibir el aviso telef¨®nico del Ej¨¦rcito israel¨ª de que su vivienda va a ser arrasada. No habr¨¢, de momento, alto el fuego. La ministra de Exteriores israel¨ª, Tzipi Livni, asegur¨® ayer en Par¨ªs: "No hay crisis humanitaria y, por tanto, no es necesaria una tregua humanitaria".
Al contrario, el Gobierno de Ehud Olmert pisa el acelerador. El mi¨¦rcoles aprob¨® la movilizaci¨®n de 2.500 reservistas, que se suman a otros 6.500 de jornadas anteriores. "Con pu?o de hierro", dice el primer ministro que se est¨¢ tratando a Ham¨¢s, antes de a?adir que nada tienen contra la poblaci¨®n civil, aunque sus pol¨ªticas le desmientan. El bloqueo econ¨®mico impuesto desde hace a?o y medio a la franja -un crimen contra la humanidad, a juicio de numerosos organismos internacionales y doctores en la materia- afecta hasta extremos dram¨¢ticos al mill¨®n y medio de vecinos de Gaza. Cientos de carros de combate israel¨ªes aguardan en el linde con el territorio para lanzar una operaci¨®n terrestre que el Ej¨¦rcito prefiere intensa pero breve.
Los ataques contra Gaza siguen el patr¨®n de la guerra de L¨ªbano contra Hezbol¨¢, en julio y agosto de 2006. Con el empleo masivo de la aviaci¨®n, que ya ha efectuado m¨¢s de 500 despegues de sus cazabombarderos. Y es probable que el Ejecutivo israel¨ª apruebe una operaci¨®n terrestre final, pero ni el Ej¨¦rcito ni el Gobierno quieren alargar la probable invasi¨®n m¨¢s all¨¢ de lo que consideran estrictamente necesario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.