El ataque a Gaza divide al mundo isl¨¢mico

El tremendo ataque de Israel a los 367 kil¨®metros cuadrados del territorio mediterr¨¢neo de Gaza demuestra, una vez m¨¢s, el potencial del conflicto israelo-palestino para desatar maremotos pol¨ªticos de calado en Oriente Pr¨®ximo y para provocar disputas entre pa¨ªses, entre los territorios palestinos, y entre las sociedades ¨¢rabes y sus reg¨ªmenes. En los ¨²ltimos a?os, s¨®lo durante la guerra de L¨ªbano en 2006 se apreciaron las fisuras y los intereses radicalmente opuestos entre los pa¨ªses ¨¢rabes adscritos a Occidente -Egipto, Jordania y Arabia Saud¨ª- y los Estados u organizaciones -Ir¨¢n, Hezbol¨¢, la propia Ham¨¢s, y Siria- que cuentan con agenda propia. La fractura es abismal. No esconde Teher¨¢n sus intenciones de financiar a Ham¨¢s y de ganar peso pol¨ªtico en la regi¨®n. Pero de ning¨²n modo est¨¢ dispuesto El Cairo a que Ir¨¢n gane influencia en su patio trasero de Gaza.

Hezbol¨¢ ha pedido un "alzamiento contra el r¨¦gimen" de Mubarak

Ir¨¢n y Siria juegan hace d¨¦cadas un papel fundamental en L¨ªbano. El programa nuclear persa es otro gran quebradero de cabeza para los Estados ¨¢rabes aliados de Occidente. Un tercer cap¨ªtulo de la lucha por el liderazgo del orbe musulm¨¢n -acicate de la divisi¨®n entre sun¨ªes y chi¨ªes- se libra estos d¨ªas en Gaza.

Las relaciones entre el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y Ham¨¢s se deterioran sin freno desde que en enero de 2007 el movimiento islamista reventara la frontera para aliviar el bloqueo econ¨®mico con el que Israel castiga a Gaza. Mubarak rechaza ahora abrir el cruce de Rafah para aliviar la ca¨®tica situaci¨®n, atribuye la responsabilidad del desastre b¨¦lico a Ham¨¢s y respalda a su hom¨®logo palestino, Mahmud Abbas. Los efectos son flagrantes: las calles se revuelven en muchas ciudades egipcias, donde los Hermanos Musulmanes encauzan la furia de sus fieles. En Amm¨¢n se han celebrado esta semana protestas -alguna con 60.000 manifestantes- que terminaron con lanzamientos de gases lacrim¨®genos. Reclamaban, como m¨ªnimo, la ruptura de relaciones diplom¨¢ticas con Israel. Gran parte de egipcios y jordanos observan c¨®mo sus l¨ªderes marchan por un camino que les causa desaz¨®n. Son, a juicio de muchos ciudadanos ¨¢rabes, c¨®mplices de la carnicer¨ªa de Gaza.

Este sentimiento popular -se vieron banderas de Hezbol¨¢ en una reciente manifestaci¨®n en la capital palestina, Ramala- es aprovechado por actores conocedores del latido de las calles. Nunca hab¨ªa arremetido el jefe del partido-milicia chi¨ª liban¨¦s Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢, en los t¨¦rminos en que lo ha hecho esta semana contra Egipto. Lleg¨® incluso a pedir un "alzamiento contra el r¨¦gimen" de Mubarak. "Usted es un hombre que goza de respeto, pero ha insultado al pueblo egipcio", replic¨® el ministro de Exteriores egipcio, Ahmed Aboul Gheit.

Es, asimismo, inusualmente duro, y a?ade ciza?a, el lenguaje empleado por Ir¨¢n para criticar la pasividad de varios l¨ªderes ¨¢rabes. "Si la Liga ?rabe no hace nada ahora, ?cu¨¢ndo actuar¨¢?", se pregunt¨® el mandatario Mahmud Ahmadineyad. Respondi¨® sin miramientos Aboul Gheit: "Ir¨¢n intenta controlar intereses vitales ¨¢rabes para hacer uso de ellos en las negociaciones con la nueva Administraci¨®n estadounidense". "A alg¨²n pa¨ªs no ¨¢rabe", agreg¨®, "y a otros que lo son, no se les deber¨ªa permitir implicarse en el conflicto palestino". Naturalmente, alud¨ªa a Ir¨¢n y a Siria.

"S¨®lo contamos con nuestras fuerzas y los ciudadanos ¨¢rabes", repiten los dirigentes de Ham¨¢s. Desafiante, el movimiento fundamentalista ha jugado sus pocas cartas. Ha sorteado al eterno mediador Egipto a la espera de que la presi¨®n popular surta alg¨²n efecto. Y ha contado para ello con un aliado inestimable. La cadena de televisi¨®n Al Yazira, el ¨²nico medio de alcance con presencia permanente en Gaza, que difunde las atroces im¨¢genes de las matanzas. A Mubarak y al rey Abdal¨¢ de Jordania, la crisis les afectar¨¢ de manera pasajera. Son reg¨ªmenes f¨¦rreamente controlados por infinidad de servicios de seguridad. Para Abbas, el presidente palestino, el panorama es tenebroso. La ira de los palestinos por la desidia e incapacidad de la Autoridad Palestina para reaccionar a la masacre brota sin apenas rascar. Incluso dentro de su propio partido, Fatah, cunde el des¨¢nimo.

Por ello, la direcci¨®n de Fatah aprob¨® ayer un documento de hostilidad desconocida contra la agresi¨®n israel¨ª. El partido de Abbas exige a la comunidad internacional que juzgue a los responsables de la matanza como "criminales de guerra", acusa a Israel de practicar el "terrorismo de Estado", y concluye que el ataque contra la franja pretende "fomentar y agravar la divisi¨®n pol¨ªtica entre los palestinos" y "consagrar la divisi¨®n geogr¨¢fica de Cisjordania y Gaza para obstaculizar la creaci¨®n de un Estado palestino". Con casi 500 muertos en Gaza, la reacci¨®n se antoja tard¨ªa.