Magos
La Carta a los Reyes Magos es un cl¨¢sico navide?o que ni siquiera en los a?os de recesi¨®n debe quedar sin escribir. Es verdad que, por culpa de la crisis, este a?o los Reyes tendr¨ªan que resultar menos Magos que nunca, dada la ca¨ªda en picado del consumo familiar. Pero esto s¨®lo parece cierto por lo que respecta a los Reyes reales o civiles (si se me permite llamarlos as¨ª), pues efectivamente, los padres y madres de carne y hueso se creen obligados a ahorrar por lo que pueda pasar, lo que les convierte en unos Reyes m¨¢s mezquinos o prosaicos que m¨¢gicos o magn¨¢nimos. Pero no sucede lo mismo con los Reyes virtuales o pol¨ªticos, que son figuradamente las autoridades p¨²blicas. Pues lejos de ahorrar, nuestros gobernantes est¨¢n echando estas navidades la casa por la ventana, para regalar a la ciudadan¨ªa jugosos juguetes en forma tanto de planes de rescate anticrisis como de nuevos modelos de financiaci¨®n territorial. Y as¨ª demuestran ser unos Reyes Magos aut¨¦nticos, pues en efecto, hacen falta reservas inagotables de arte de magia para poder conjurar una crisis de endeudamiento privado con nuevas dosis masivas de endeudamiento p¨²blico. Con lo cual se invierte el sentido de la met¨¢fora, pues en esta ocasi¨®n los Reyes no ser¨¢n los padres, sino los hijos, dado que la carga de la nueva deuda p¨²blica habr¨¢n de pagarla las generaciones futuras.
Los Reyes no ser¨¢n los padres, sino los hijos, dado que la nueva deuda p¨²blica tendr¨¢n que pagarla generaciones futuras
Pero vamos con la Carta a los Reyes propiamente dicha, comenzando con los planes de rescate anticrisis. ?De verdad la lista de juguetes anunciada servir¨¢ para devolvernos a la senda del crecimiento econ¨®mico? ?O se trata m¨¢s bien de mero gasto suntuario y ostentoso, destinado a salvar las apariencias alardeando de solvencia crediticia? El verdadero keynesianismo implica que los poderes p¨²blicos tomen la iniciativa del liderazgo inversor, actuando como locomotoras del crecimiento con efecto multiplicador. Lo cual no exige intervenciones directas, pues basta con incentivos selectivos que sirvan de est¨ªmulo indirecto para lograr la reestructuraci¨®n deseada. Pero con lo hecho hasta ahora, no parece que se puedan variar las condiciones del mercado. As¨ª por ejemplo, la liquidez facilitada a la banca no se ha traducido en desbloqueo del cr¨¦dito a familias ni empresas. Y por lo que respecta al programa de VPO y gasto municipal en construcci¨®n, no parece que las obras subvencionadas sirvan para enjugar la ingente bolsa de paro creada por el estallido de la burbuja inmobiliaria.
?Qu¨¦ habr¨ªa que hacer? Lo mismo que demandan instituciones tan distantes como el FMI y CC OO: renunciar a la vivienda en propiedad, aunque sea VPO, y apostar por la vivienda en alquiler, comprando para ello a precio de saldo todo el suelo disponible y todas las viviendas vac¨ªas a fin de reestructurar el mercado inmobiliario. Y adem¨¢s habr¨ªa que iniciar con prioridad un ambicioso programa geri¨¢trico centrado en la construcci¨®n de residencias y en la creaci¨®n de una red de servicios asistenciales (prevista en la Ley de Dependencia, pero todav¨ªa incumplida) para cubrir el doble objetivo de prevenir el envejecimiento demogr¨¢fico y crear un mill¨®n de puestos de trabajo.
En cuanto al nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica (el ya c¨¦lebre sudoku), parece obra de un aut¨¦ntico Rey Mago, como los que dibuja Peridis en su caricatura de Solbes. Ah¨ª es nada, contentar a propios (Montilla y Chaves) y extra?os (Aguirre y Camps) cuadrando las cuentas territoriales con cargo al contribuyente. Se desmiente as¨ª el dictum del ex presidente Gonz¨¢lez, que augur¨® la imposibilidad de lograrlo en tiempo de crisis. Pero es que la crisis ha creado una doble oportunidad para cuadrar el sudoku: ha hecho saltar el techo del d¨¦ficit cero dando licencia para endeudarse (lo que permite transformar el debate auton¨®mico en un juego de suma positiva en el que todos ganan), y ha asfixiado los presupuestos de las autonom¨ªas (por la ca¨ªda de sus ingresos propios derivados de las plusval¨ªas inmobiliarias) oblig¨¢ndoles a aceptar la oferta que les haga el Rey Mago del Estado central (oferta que, como las de don Corleone, hoy no pueden rechazar).
Un sudoku muy razonable, basado en la nivelaci¨®n del gasto p¨²blico por habitante, ponderado por par¨¢metros demogr¨¢ficos (estructura de edades, inmigraci¨®n, despoblamiento, urbanizaci¨®n). Pero un sudoku necesariamente multilateral, en contra del bilateralismo sacralizado por el nuevo Estatuto catal¨¢n. De ah¨ª la duda sobre si el Rey Mago polaco aceptar¨¢ la Carta de los Reyes Magos madrile?o, andaluz y valenciano. Pero al fin y al cabo, ?acaso no es ya multilateral el principio de ordinalidad que reclama el frente catal¨¢n?
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