Llega la jubilaci¨®n
Este a?o 2008 que acaba celebramos su mayor¨ªa de edad, el 18? aniversario del lanzamiento del telescopio espacial Hubble (HST, de sus siglas en ingl¨¦s) a bordo de la lanzadera Discovery, en una misi¨®n conjunta de las agencias espaciales estadounidense, NASA, y europea, ESA. Desde entonces y hasta hoy, el Hubble ha sido probablemente uno de los instrumentos astron¨®micos m¨¢s revolucionarios de todos los tiempos, y, sin duda, el m¨¢s popular para el gran p¨²blico. La experta labor de marketing de la NASA tambi¨¦n ha influido en ello, pero no hay que desmerecer en absoluto los importantes logros cient¨ªficos y medi¨¢ticos del que fue y sigue siendo el primer gran telescopio ¨®ptico en ¨®rbita terrestre.
El HST fue lanzado en abril de 1990 y desde entonces ha dado m¨¢s de 97.000 vueltas a la Tierra a una altura de unos 560 kil¨®metros. M¨¢s de 4.000 astr¨®nomos de todo el mundo han tenido acceso al telescopio, cuyas im¨¢genes del universo han revolucionado la astronom¨ªa e inspirado a la humanidad. Precisamente el a?o 2009 que comienza ha sido declarado por la Organizaci¨®n de Naciones Unidas A?o Internacional de la Astronom¨ªa (ver www.astronomia2009.es) para conmemorar el 400? aniversario del primer uso astron¨®mico del telescopio, y qu¨¦ mejor manera de comenzar esta celebraci¨®n que recordando la historia del Hubble. Y lo que ha visto.
Cuando se trata de evaluar de una manera objetiva las aportaciones de un telescopio como el Hubble no se debe tener en cuenta el costo que supuso desarrollarlo, construirlo y ponerlo en ¨®rbita, ya que, obviamente, todo lo relacionado con el espacio tiene una etiqueta de precio muy elevada comparada con algo similar en tierra. Poco tiempo despu¨¦s de su lanzamiento, cuando los cient¨ªficos e ingenieros se dieron cuenta de que la NASA hab¨ªa cometido un terrible fiasco al colocar en el espacio el HST con su espejo primario mal tallado y, por tanto, con una especie de miop¨ªa, se habl¨® mucho del extraordinario costo que hab¨ªa supuesto el Hubble: se dec¨ªa que por el mismo precio se podr¨ªan construir mil telescopios de tama?o similar (2,5 metros de di¨¢metro).
Pero una vez solventado el problema del espejo con un sistema ¨®ptico corrector que se instal¨® en 1993, el Hubble comenz¨® a demostrar la ventaja de estar situado fuera de la Tierra. Nuestra atm¨®sfera es un filtro eficaz: ¨²nicamente deja pasar la luz visible y parte de las ondas de radio. Tanto las radiaciones de onda muy corta (ultravioleta, rayos X y rayos gamma) como las de ondas muy largas (infrarrojo lejano y algunas de radio) son absorbidas por las capas atmosf¨¦ricas, impidiendo as¨ª su observaci¨®n y estudio. La ¨²nica manera posible de poder acceder a estas regiones del espectro electromagn¨¦tico es colocando los instrumentos de observaci¨®n por encima de la atm¨®sfera terrestre. De este modo, un telescopio como el Hubble, que observa en el ¨®ptico, el infrarrojo y el ultravioleta, no s¨®lo se beneficia del libre acceso a estas zonas del espectro, sino que sobre todo puede observar las 24 horas sin el ciclo d¨ªa-noche, sin problemas meteorol¨®gicos y sin ning¨²n tipo de turbulencia atmosf¨¦rica. De hecho, las observaciones del Hubble son de tanta calidad que ¨²nicamente los telescopios gigantes de 8 y 10 metros situados en observatorios de alta monta?a pueden rivalizar con ¨¦l en muchos aspectos.
A lo largo de su vida, el Hubble ha realizado incontables descubrimientos, algunos de los cuales han contribuido de una manera esencial al desarrollo de la astrof¨ªsica de nuestros d¨ªas, a caballo de los siglos XX y XXI. Una de las observaciones destacadas tuvo lugar, casualmente, despu¨¦s de que se le instalase el sistema ¨®ptico corrector en 1993, pues a los pocos meses ocurri¨® un suceso singular; el choque de los trozos de un n¨²cleo de un cometa -el Shoemaker-Levy 9- con el planeta J¨²piter. De este acontecimiento, que tuvo lugar a lo largo de varios d¨ªas en el mes de julio de 1994, el Hubble consigui¨® im¨¢genes de una extraordinaria resoluci¨®n, y que fueron cruciales para estudiar la din¨¢mica de la colisi¨®n, un evento que los astr¨®nomos creen que sucede s¨®lo cada varios siglos.
Otro de los descubrimientos relevantes del HST fue el de los discos protoplanetarios de polvo en torno a estrellas reci¨¦n formadas en la nebulosa de Ori¨®n, en la que se trat¨® de una de las primeras observaciones directas de las cunas de los planetas. Y en relaci¨®n con planetas extrasolares, el Hubble tambi¨¦n detect¨® evidencias de exoplanetas alrededor de estrellas cercanas de tipo solar, habiendo llegado incluso a tomar recientemente im¨¢genes directas de uno de estos cuerpos, gigantes gaseosos tipo J¨²piter, girando cerca de la estrella Fomalhaut, situada a s¨®lo 25 a?os luz de la Tierra.
Y de las cercan¨ªas de nuestro sistema solar a los l¨ªmites del cosmos: la gran capacidad de los instrumentos del Hubble para conseguir im¨¢genes extraordinariamente penetrantes del universo m¨¢s lejano en longitudes de onda de la luz visible ha permitido que el telescopio espacial haya realizado exposiciones de d¨ªas de duraci¨®n para captar los llamados campos profundos y ultraprofundos. En estas tomas se han observado galaxias situadas a la incre¨ªble distancia de 13.000 millones de a?os luz, cuando el universo s¨®lo ten¨ªa 800 millones de a?os de edad, aportando pistas acerca de la formaci¨®n de las primeras galaxias del universo temprano.
Precisamente en cosmolog¨ªa, el estudio a gran escala de la estructura del cosmos, es donde el HST ha hecho muchas aportaciones. Entre las m¨¢s notables, la de que el universo est¨¢ acelerando su expansi¨®n. Gracias a la observaci¨®n de supernovas muy lejanas en 1998, un equipo de astr¨®nomos hall¨® que, lejos de estar fren¨¢ndose por el efecto de la gravedad, existe una extra?a energ¨ªa oscura que hace que el universo acelere su ritmo de expansi¨®n. Esta aceleraci¨®n fue confirmada posteriormente por diferentes telescopios, y es en este momento uno de los temas candentes de la cosmolog¨ªa actual.
Pero un telescopio tan complejo como el Hubble y, adem¨¢s, expuesto a los rigores extremos del espacio exterior no podr¨ªa haber trabajado como hasta ahora si no fuera por las peri¨®dicas misiones de mantenimiento, reparaci¨®n y mejora que se le han realizado. El transbordador Atlantis, c¨®digo STS-125, ser¨¢ la quinta de estas misiones en volar al telescopio. Sus antecesoras en 1993, 1997, 1999 y 2002 reemplazaron y repararon componentes defectuosos o averiados, y sustituyeron equipo cient¨ªfico e instrumentos por otros nuevos m¨¢s modernos y mejores, y la STS-125 no ser¨¢ muy diferente en estos aspectos.
As¨ª, en los primeros meses de 2009 se prev¨¦ lanzar el Atlantis hacia el Hubble para llevar a cabo la ¨²ltima y m¨¢s compleja misi¨®n de mantenimiento del mismo hasta la fecha, que deber¨¢ dejarlo en ¨®ptimas condiciones hasta que despegue su sucesor, el telescopio espacial James Webb, a partir de 2013. Despu¨¦s de 11 d¨ªas de trabajo y cinco caminatas espaciales, la tripulaci¨®n del Atlantis habr¨¢ instalado dos nuevos instrumentos de ¨²ltima generaci¨®n, reparado dos existentes y puesto nuevos giroscopios, bater¨ªas y ordenadores, que convertir¨¢n el Hubble en un telescopio flamante a pesar de sus 18 a?os ya en ¨®rbita. Con capacidades muy mejoradas, el veterano HST continuar¨¢ en la frontera de la investigaci¨®n astron¨®mica hasta bien entrada la pr¨®xima d¨¦cada. Por primera vez en la vida del Hubble, cuatro instrumentos trabajar¨¢n al un¨ªsono para darnos a la vez tanto im¨¢genes de gran campo como de muy alta resoluci¨®n, o hacer espectroscopia desde el infrarrojo cercano hasta el ultravioleta lejano.
Mientras el transbordador emprenda su regreso a la Tierra, los controladores del HST empezar¨¢n a probar y ejercitar toda la renovada capacidad de este curtido telescopio, que afronta en su reci¨¦n inaugurada mayor¨ªa de edad toda una nueva etapa de descubrimientos y maravillas.
S¨®lo queda desvelar el porqu¨¦ del bautizo de este esp¨ªa prodigioso del universo. Qu¨¦ fue lo que llev¨® a sus creadores a llamarlo de esta forma y no de otra. Edwin Powell Hubble (1889-1953) fue uno de los m¨¢s reputados astr¨®nomos de Estados Unidos en el siglo pasado, y es famoso en especial por dos contribuciones fundamentales a la ciencia: por un lado, el haber demostrado la existencia de galaxias externas a nuestra V¨ªa L¨¢ctea, y por otro, por el descubrimiento de que el desplazamiento al rojo observado en el espectro de la luz proveniente de una galaxia aumenta en proporci¨®n a la distancia de la galaxia, lo que se vino a conocer como la ley de Hubble, y que, en ¨²ltima instancia, establec¨ªa que el universo se encuentra en expansi¨®n. Estos dos hitos cient¨ªficos hicieron merecer a los ojos de la NASA que su apellido bautizase al telescopio espacial, cuyas observaciones de galaxias distantes le hacen ser un digno sucesor del astr¨®nomo que le da nombre.
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